La cuarta estrella del Mensana ya forma parte del historial, los festejos hacen un alto para las fotos con la Copa, amigos, familia y para los jugadores de Gimnasia es momento de la reflexión. Todos acumulan una carga emotiva muy fuerte, de agradecimiento para con Mariano Saenz (dirigente saliente), de frustración por las vivencias extradeportivas de los últimos meses, y de incertidumbre por lo que vendrá en el futuro inmediato, ya que la gran mayoría cambiará de aires. Pero por sobre todas las cosas el sentimiento es de alegría por coronarse junto al grupo.
“Todos los títulos son lindos. Este es diferente porque desde las elecciones sabíamos que el proyecto tenía un punto final y nos planteamos ganar el torneo e irnos del club con una alegría”, explicó Maximiliano Yanson, recontra campeón en los últimos diez años del básquet rosarino y MVP permanente, salvo cuando en la campaña pasada jugó la Primera A y fue campeón allí también, concretando los dos títulos (ascenso y elite) en temporadas consecutivas, como ya había logrado Caova en 2013 y 2014.
“Caova fue un rival muy duro, no era una serie para que terminara tres a cero, porque no es la diferencia entre los dos equipos”, reconoció al subcampeón.
Para Mariano Junco la decepción es más profunda. Como entrenador, la carga organizativa y de responsabilidades es mayor y por eso vivió la temporada con un plus de tensión: “Esto es todo de los chicos, de Mariano (Saenz), del cuerpo técnico. Nos bancamos en momentos duros, porque todos tuvimos un momento de bajón. Arrancamos en enero y el año para nosotros fue eterno. Nos fortalecimos cuando entendimos que estábamos solos. Veníamos y no había cancha para entrenar. Es una lástima que este club con toda la trayectoria que tiene en el deporte no pueda ver todo lo que este grupo hizo”.
“Hoy nos vamos de este club con una alegría. Lo vamos a extrañar porque lo disfrutamos mucho. Mañana será otro día, cada uno tomará su camino y es una lástima que a Gimnasia le quede sólo el recuerdo de este equipo que hizo tanto por el club”, cerró el entrenador, quien junto a Suárez, Ettorre, Yanson y la profe Antonella Quattroqui fueron partícipes clave del Atalaya multicampeón.
Tato Chiana siempre lo pone una cuota de simpatía al momento aunque sea emotivo. Una vez más el interno se “obsequió” la pelota del partido para recordar el éxito y dejó sus impresiones: “Fueron dos años durísimos de partidos. La idea era ser competitivos y lo logramos, porque fueron muy buenas temporadas en el Federal y en ambos casos el año se cerró con título local. Ahora cada uno ‘disparará’ para donde lo llamen, pero para mí que ya gasto los últimos cartuchos en el básquet fue muy lindo salir campeón. Tenía muchas ganas de salir campeón con este equipo”.
Y la extrañísima obligación de consultar por el futuro inmediato a cada uno arroja dudas y confirmaciones, como Ramiro Iglesias que analizar el punto final, o Andrés Meinero quien no seguirá en Rosario e incluso puede dejar el básquet en un segundo plano.
El interno se perdía el año por lesión, pero tuvo una increíble recuperación para llegar a las finales: “Estoy muy contento de haber podido ayudar al equipo. Apenas me lesioné no había perspectiva de poder jugar este año, agradezco a los médicos, kinesiólogos y a la profe, que me ayudaron a llegar”.
“Creo que este fue mi último partido en Rosario. Estoy muy feliz de haber cerrado con el título. Voy a hacer un cambio en mi vida, vuelvo a Carlos Pellegrini, pero esté o no jugando, el básquet forma parte de mi vida y siemore voy a seguir en una cancha entrenando”, contó.
Ettorre fue otro jugador importante para la final pero elige elogiar a sus compañeros: “Tenerlo a Andrés fue fundamental con todas sus virtudes y Juampi (Evangelis) demostró que no es más un juvenil”.
“Son cuatro títulos ya, es algo hermoso. Fuimos los mejores y la clave fue el grupo, somos todos amigos y vamos a seguir siéndolo. Cuando pasó lo de las elecciones decidimos seguir jugado por nosotros, por Mariano por el Nono, la Nona y toda la gente que quería ver el club bien. Queríamos ganarlos por ellos”, cerró el ex Regatas, Náutico y Atalaya.
Mientras el U15 Carasatorre se sube al aro para cortar la red, el experimentado Ramiro Iglesias disfruta su primer éxito local y se toma el tiempo de analizar los eternos claroscuros del básquet local: “Me puso muy contento por el grupo, por volver a Rosario, salir campeón por primera vez. En momentos fue tedioso, pero tuvimos muchos líderes de equipo que nos ayudaron a sacar todo adelante”.
“No sé si es mi último año y seguramente lo que voy a decir poder ser porque estoy más viejo y renegado, pero espero que se puedan hacer las cosas mejor. Hay mucho para corregir en el básquet de Rosario, desde el respeto por los horarios o las canchas en las que se jugaron las finales. Yo me fui a los 16 años y seguimos teniendo los mismos errores. Seguimos teniendo suerte porque salen un Dalpino, un Herrera”, cerró Rama.
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