Ciencia

Sin precedentes

Descubren por primera vez huellas de “patinadas” de dinosaurios de 130 millones de años en Neuquén

En un hallazgo sin precedentes, investigadores del Conicet encontraron al noroeste de la provincia de Neuquén veintitrés huellas fosilizadas de dinosaurios saurópodos, convertidas en marcas en las rocas, que se distinguen por su extraña forma y son interpretadas como deslizamiento de esos animales


Investigadores del Conicet encontraron al noroeste de la provincia de Neuquén veintitrés huellas fosilizadas de 130 millones de años de antigüedad de dinosaurios saurópodos que se distinguen por su extraña forma y son interpretadas como “patinadas” de los animales, un hallazgo sin precedentes que constituye el primer registro de su tipo en el mundo, dijeron los autores del estudio.

Las huellas, hoy convertidas en marcas en la superficie de roca, fueron descubiertas en el Cerro Rayoso, ubicado al este de la Ruta 40 entre las ciudades de Chos Malal y Las Lajas.

Las inusuales pisadas que datan de unos 130 millones de años atrás corresponden a saurópodos, un grupo muy diverso de dinosaurios herbívoros que llegaron a ser de los vertebrados terrestres más grandes que hayan existido y dominaron los ecosistemas terrestres durante un lapso mayor a 140 millones de años.

“Son huellas de patinadas que están deformadas, son anómalas y eso es precisamente lo que hace importante la publicación del estudio. Es el primer registro de patinadas de dinosaurios a nivel mundial”, indicó Pablo Pazos, autor del trabajo e investigador del Conicet en el Instituto de Estudios Andinos “Don Pablo Groeber” (Idean).

En total se identificaron veintitrés pisadas que se distinguen por ser “redondeadas y muy alargadas, con una relación ancho-largo que no es la que se espera para una huella de dinosaurio”, indicó Pazos y agregó que las de mayor tamaño tienen unos 42 centímetros de longitud y 18 centímetros de ancho.

Los saurópodos presentaban un característico cuello largo con una cabeza pequeña, cola larga y patas columnares como las de un elefante, mientras que se estima que los representantes más grandes de este grupo podrían haber alcanzado los 40 metros de longitud y un peso de unas 70 toneladas.

Sin embargo, las dimensiones de las huellas descubiertas en Neuquén se corresponden con las de saurópodos de pequeño tamaño.

Hace 130 millones de años la Cuenca Neuquina era completamente diferente y en el análisis de los sedimentos se interpreta que hubo una planicie y un canal de marea 

 

El hallazgo fue publicado en la prestigiosa revista Geological Society of London Special Publication bajo las firmas de Arturo Heredia (primer autor del trabajo y becario posdoctoral del Conicet), Pablo Pazos y Diana Elizabeth Fernández (coautora e investigadora del Conicet en el Idean).

El equipo de especialistas concluyó que los saurópodos pisotearon una superficie resbaladiza cubierta por una mata microbiana (una lámina de microorganismos) mientras se desplazaban en paralelo al margen de un canal, dejando rebordes de sedimentos similares a los que se forman cuando caminamos sobre el barro.

Es que, si bien hoy el paisaje de la Cuenca Neuquina está conformado por montañas y rocas, hace 130 millones de años era completamente diferente y, a partir del análisis de sedimentos, se puede interpretar que hubo en el lugar una planicie y un canal de marea.

Pazos, quien es doctor en Geología, indicó que, con la integración de la información del ambiente, se obtiene “una foto que debe ser el equivalente de entre 15 y 30 días en el período Cretácico. Es un pequeño tiempo condensado, o sea que estás teniendo una instantánea de algo de hace 130 millones de años, no es habitual encontrar esto así”.

Además, las huellas se encuentran “muy bien preservadas” gracias a la presencia de las matas microbianas, un conjunto de microorganismos que adquieren un aspecto similar al verdín de carácter resbaladizo que se acumula alrededor de las piletas, ejemplificó el investigador principal del Conicet.

Sobre este punto, explicó que la mata microbiana influyó en la preservación de dos maneras: por un lado, tiene una estabilidad “muy grande” que impidió que los dinosaurios se hundieran cuando caminaron sobre ella y, por el otro, la misma estabilidad evitó que la mata se destruyera rápidamente, permitiendo la conservación de las huellas.

Sobre cómo fue recibido el descubrimiento en la comunidad científica, Pazos señaló que los revisores del estudio destacaron la novedad del descubrimiento y marcaron que da el puntapié para estudiar la relación entre las matas microbianas y la preservación de las huellas de otros animales.

En ese sentido, el investigador agregó que este primer registro de huellas patinadas “abre la posibilidad de que uno encuentre morfologías que no son las que se esperan encontrar”.

Unas pisadas descubiertas de manera “absolutamente casual”

A su vez, relató que descubrió las pisadas de manera “absolutamente casual” cuando estaba realizando un trabajo de campo para otra investigación y detectó una superficie tapada con “algo tan raro” que al principio ni siquiera se atrevió a pensar en estudiarlas porque no se correspondían con ningún ejemplo conocido.

“Si las huellas están en estos lugares y en estas condiciones, hace pensar que podés encontrarlas en otros lugares y en otras condiciones donde a priori, si vos seguís lo normal de la literatura, no las buscarías”, aseguró.

Para Pazos, lo interesante del estudio es la integración de información de campo, de microscopía electrónica y otros análisis como fotogrametría que brindan una idea de cómo era la costa de la Cuenca Neuquina en ese lugar y en ese tiempo.

“Las huellas fósiles de saurópodos encontradas, no solo refuerzan el valor de las mismas para reconocer la fauna existente, sino que, además, sirven para preservar un comportamiento inusual como es una patinada, que está condicionada a las modificaciones producidas en el sustrato producto de las matas microbianas, algo absolutamente novedoso en el registro de huellas de dinosaurios”, subrayó.

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