Por Gastón Marote – Noticias Argentinas
Agustín Ramón Martínez Martínez, conocido como «el soldado israelí», fue un asesino serial paraguayo que cometió sus crímenes en la Argentina con un modus operandi tremendo, ya que luego de dispararles y matar a su víctimas las desmembraba o las prendía fuego.
Nacido el 28 de agosto de 1961 en el distrito paraguayo de San Patricio, Martínez Martínez es responsable de al menos seis homicidio.
Este sujeto aseguraba que su nombre real era Yahel Yamil Oskiski y dijo que fue un mercenario israelí que luchó durante la Guerra del Golfo, además de presentarse también como un ex comando Mossad (servicio de inteligencia de Israel).
Sin embargo, no existen pruebas de que esto sea verdad, por lo que fue catalogado como un impostor.
Este asesino serial se formó en el seno de una familia judía y siendo joven se mudó con ellos a Israel, donde se casó, pero tuvo que volver a Paraguay tras la muerte de su esposa en situaciones no esclarecidas. Según el fiscal Darío Villagra, la Interpol llegó a investigarlo por posible homicidio, pero no se hallaron pruebas en su contra.
En Paraguay se dedicó a ser ladrón y sicario, por lo que fue detenido varias veces tanto en su país natal como en la Argentina.
El 31 de mayo de 1993, en Santa Fe, cometió su primer asesinato, cuando le disparó y asesinó al capataz de estancia Pascual Pedro Bianco y dejó herida a la esposa Nélida Elena Borsatto, en un presunto ajuste de cuentas. Allí, Martínez Martínez desmembró el cuerpo y lo prendió fuego.
Por este homicidio fue condenado a ocho años de prisión, pero se fugó un año más tarde y se fue a Paraguay.
Durante su fuga, ocurrida el 25 de agosto de 1994 en Caapucú, se estima que mató y posteriormente quemó a un camionero identificado como Miguel Ángel Flores García, quien al momento del hecho manejaba por el kilómetro 137 de la ruta 1. El hombre recibió tres disparos, y más tarde su cuerpo fue quemado junto a su camión.
Las sospechas cayeron sobre Martínez Martínez, quien había matado con el mismo modus operandi anteriormente, pero nunca se le pudo adjudicar este asesinato.
El 11 de abril de 1995 asesinó a balazos y posteriormente quemó el cuerpo del ganadero Ignacio Antonio Vargas, conocido como «Nene», dueño de la estancia «Ypoa» en Quiindy, departamento de Paraguarí. El asesino serial había trabajado como secretario y guardaespaldas de Vargas hasta que lo mató, aunque se desconocen sus razones.
A raíz de su fuga en Argentina y los subsiguientes asesinatos en Caapucú y Quiindy, la Interpol lanzó un pedido de captura contra él. El 7 de noviembre de 1998 finalmente fue capturado tras enfrentarse a balazos con los policías que lo ubicaron en Asunción.
A este sujeto solo se lo pudo vincular con el crimen de Vargas, por el que fue condenado a seis años de prisión.
Ya en la cárcel empezó a decir que tenía información relacionada con el Atentado a la AMIA, por lo que fue extraditado a Argentina en 2001 para prestar declaración y cumplir su condena por el asesinato perpetrado en 1993.
Una vez en libertad volvió a Paraguay, pero volvió a hacer de las suyas: el 23 de mayo de 2009, el ex concejal y ganadero Ricardo Cecilio Cabello Cazal y sus peones Hilario Marecos y Alberto Medina Blanco fueron asesinados, desmembrados y posteriormente quemados en un horno en Tacumbú.
Martínez Martínez trabajaba como secretario-guardaespaldas de Cabello Cazal al momento de los asesinatos, por lo que fue detenido a los pocos días como principal sospechoso.
Estuvo en prisión durante seis años por este crimen, hasta que en 2015 fue liberado gracias a un hábeas corpus otorgado por la mora judicial, debido a que no se le había dado una condena firme durante ese tiempo.
El 22 de mayo de 2018, el abogado Lucilo Nicolás Cardozo Salina recibió una llamada de Martínez Martínez, conocido de él, diciéndole que lo necesitaba para una causa judicial. El letrado salió en su camioneta y recogió al múltiple homicida a la altura del kilómetro 53 de la ruta 1 en Yaguarón.
El «soldado israelí» finalmente mató a Cardozo Salina con un fusil calibre 7.62 antes de desmembrarlo y quemar su cuerpo, el cual enterró a poco metros antes de llevarse su camioneta.
La esposa del abogado, tras percatarse de la ausencia de su marido, siguió su camioneta con un GPS, encontrándola en la casa del asesino serial, quien fue arrestado al día siguiente como sospechoso de la desaparición de la víctima.
«El soldado israelí» confesó tener relación con la desaparición de Cardozo Salina, pero negó haberlo matado. Según su versión, un narco le prometió 10.000 dólares si entregaba al letrado y él dijo que aceptó el trato.
Una vez que el abogado lo subió en su camioneta, se encargó en llevarlo a una zona donde dos narcos lo asesinaron y más tarde le dieron la tarea de deshacerse del cuerpo y de la camioneta. Como prueba de ello le señaló a la Policía la zona en la que enterró el cuerpo, el cual fue encontrado en ese mismo lugar días después.
Sin embargo, y a pesar de que se llegaron a arrestar a más sospechosos, la investigación terminó descartando la participación de terceros en el asesinato de Cardozo Salina, apuntando a Martínez Martínez como el único responsable.
Al instante se empezó a especular que este homicida había matado al abogado con el único fin de robarle la camioneta. Martínez Martínez aseguró que era inocente y que él solo había enterrado el cuerpo, pero que no lo había matado.
Mientras tanto el juicio fue suspendido hasta 11 veces debido a distintos problemas.
El 6 de julio de 2022 finalmente fue condenado a 40 años de prisión por el asesinato de Cardozo Salina. Durante el dictamen de la condena, agredió a los policías, con quienes tuvo un forcejeo hasta que finalmente fue sometido y esposado.