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En Santa Fe confían en recuperar lotes de soja y maíz gracias a las lluvias

El informe semanal que elaboran el Ministerio de la Producción de la provincia y la Bolsa de Comercio de Santa Fe reiteró que el impacto del factor climático "es muy heterogéneo" y el presente sigue siendo "muy complicado", pero "con cierto margen de reacción en algunos lotes aislados"
Los productores del centro y norte de Santa Fe, cuyas plantaciones de soja y maíz vienen siendo muy afectadas por la sequía, ven «cierto margen de reacción en algunos lotes aislados» debido a las lluvias de los últimos días, informaron voceros del sector. El informe semanal que elaboran el Ministerio de la Producción de la provincia y la Bolsa de Comercio de Santa Fe reiteró que el impacto del factor climático «es muy heterogéneo» y el presente sigue siendo «muy complicado», pero «con cierto margen de reacción en algunos lotes aislados».
Las lluvias llegaron el sábado pasado con intensidades variadas, con montos que fueron desde mínimos de 10 milímetros a máximos de entre 35 a 80 milímetros, lo que repercutió también en el movimiento de equipos para la siembra. «Las precipitaciones provocaron la reacción del sector agrícola, se observó un intenso movimiento de equipos, por lo que se reanudó así el proceso de siembra, en particular soja tardía y maíz tardío, aunque cerró el período de las fechas o ventanas óptimas para su implantación», añade el informe.
En ese sentido, se implantó «una importante superficie de maíz tardío, particularmente en las áreas de influencia de las cuencas lecheras», es decir en la región central de la provincia. En cuanto a la soja tardía, «se avanzó en la siembra en casi la totalidad de los departamentos» y hasta ahora se cubrió un 82% de lo estimado a inicio de la campaña, lo que representa unas 475.600 hectáreas.
Sobre los procesos de cosecha, el trabajo informa que a mediados de semana se reanudaron las actividades con «rendimientos promedio sin variaciones de importancia».
«Continuaron siendo irregulares y en gran parte bajos, por las características ambientales de estrés hídrico y térmico que atravesaron el ciclo. Los mínimos oscilaron entre 4 a 8 quintales por hectárea y máximos de 18 a 20 quintales», agrega el texto.
En general, el estado de la oleaginosa prosiguió siendo de malo a regular en algunos sectores y de bueno a muy bueno en otros, «dependiendo de las precipitaciones de cada zona y la etapa fenológica en que se encontraba cada parcela».
Por esa razón, «se observó el movimiento de máquinas picando/embolsando el cereal», aunque «algunos productores, dado los elevados costos y la baja calidad del material, continuaron confeccionando rollos de plantas enteras» para destinar al ganado.
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