El hueso más duro de roer para el film de Santiago Mitre que narra el proceso judicial que hizo posible el enjuiciamiento de los máximos responsables de la dictadura cívico-militar argentina que gobernó entre 1976 y 1983 y fue responsable de la desaparición de 30 mil personas, robos de bebés, torturas y secuestros ilegales, es Sin novedad en el frente, film alemán de Edward Berger, que también cuenta en esta edición de los Oscar con candidaturas en las categorías de mejor película, guion adaptado, banda sonora, sonido, diseño de producción, fotografía, maquillaje y efectos visuales.
La producción, que lleva el sello de la plataforma de streaming Netflix, sedienta hace años por hacerse con el máximo galardón de los Oscar, es la segunda adaptación para la pantalla grande de la novela homónima escrita por Erich Maria Remarque, luego de la realizada en 1930 por Lewis Milestone, que obtuvo las estatuillas a mejor dirección y a lo que entonces era la categoría de mejor película.
En Sin novedad en el frente, Paul Bäumer (Felix Kammerer) es un chico de 17 años que, a pesar de la negativa de sus padres, decide alistarse en las filas del ejército alemán en 1917, a tres años de iniciada la Primera Guerra Mundial y cuando ya el conflicto, que marcó un antes y un después por el carácter industrializado de la muerte y sus combates, se encontraba en un punto de gran tensión y de necesidad de avance tras años de estancamiento en la dinámica de trincheras.
Pero el inocente envalentonamiento patriótico de Paul y su grupo de amigos pronto queda destrozado mediante el primer contacto real con la guerra: la desesperación, el caos, las sangrientas pérdidas de compañeros y la presión muchas veces injustificada de sus superiores componen un violento combo capaz de transformar en niveles insospechados el espíritu de un soldado voluntario lleno de falsas esperanzas.
Además de ubicarse en segundo lugar en cuanto a cantidad de nominaciones recibidas (puesto que comparte con Los espíritus de la isla, por debajo de Todo en todas partes al mismo tiempo), Sin novedad en el frente llegará a la gala después de conocerse los resultados de los premios Bafta del cine británico, que tendrán lugar el 19 de febrero en Londres. Si bien la propuesta de Mitre también consiguió hacerse un lugar en el rubro mejor película de habla no inglesa de ese certamen, la cinta de mensaje antibélico fue la más candidateada de toda la edición, con 14 nominaciones.
Otro de los títulos fuertes que deberá enfrentar el film de Mitre es Cerca, producción belga que llega con el antecedente de haber obtenido el Prermio Especial del Jurado en el último Festival de Cannes y que trata sobre prejuicios, bullying, el poder disciplinador del grupo y cómo el temor a ser señalado como diferente puede generar acciones que, sin quererlo, desencadenen tragedias irreparables.
Bellísima historia sobre la amistad de dos jóvenes entre 12 y 13 años filmada en locaciones rurales, la segunda película de la carrera de Lukas Dhont, un realizador de particular sensibilidad narrativa, es también una advertencia sobre cómo pequeños acontecimientos pueden volverse aterradores cuando la adolescencia apenas asoma en la vida de las personas y todo puede tomar un signo oscuro.
EO, también con premiere mundial en Cannes donde ganó el Premio del Jurado, es un exquisito ejercicio fílmico del veterano realizador polaco Jerzy Skolimowsky que elige, no sin humor ni impertinencia, a un burro como personaje central para narrar algunos de los conflictos que atraviesan a la Europa actual, puestos de manifiesto a través del azaroso viaje que el animal realiza desde que es confiscado a un circo por autoridades sanitarias en virtud de una ordenanza de protección de animales, pequeñas huidas de lugares de encierro, un encarcelamiento para ser vendido a un matarife y un humanitario rescate final, del cual el burro también huye, con sus ojos tristes y añorando un pasado sin retorno.
Con sus enormes y expresivos ojos, el viaje sin destino de EO, el nombre que una bailarina del circo da al burro, podría ser también leído como una metáfora de los refugiados y desplazados que llegan al Viejo Continente y no terminan de encontrar un lugar donde establecerse y rearmar sus destinos.
Quinto contendiente, pero no por eso menos atractivo, es el film irlandés The Quiet Girl, de Colm Bairead, hablado en gaélico, situado en la zona rural irlandesa y que narra la situación de una niña enviada a un hogar sustituto durante el verano y donde lentamente va descubriendo nuevas formas amorosas en relación con el cerrado universo conocido de su hogar, que naufraga entre al alcoholismo y la compulsión al juego del padre y el descuido de la madre, apabullada por sus propios desasosiegos.
Marcada por un tono sutil que nunca se eleva, una cadencia casi bucólica y una impactante fotografía natural, el film de Bairead sabe contar su historia sin agitar nunca las aguas y eligiendo que las tensiones y los secretos corran por dentro y vayan dejando sus propios cauces abiertos.