Luciano Cousso/Télam
El jefe de la Agencia de Criminalidad Organizada del Ministerio Público de la Acusación (MPA), Luis Schiappa Pietra, aseguró este sábado que «el desmadre en Rosario no es coyuntural sino estructural», porque desde hace años existen «mercados ilícitos que están absolutamente descontrolados» y «no hay ninguna agencia estatal con capacidad de regulación que evite los emergentes violentos de esas tramas delictivas».
En una entrevista con Télam, Schiappa Pietra sostuvo que «la Policía ha perdido la capacidad absoluta de regular con algún mínimo grado de preservación los fenómenos criminales», que atraviesa la principal ciudad santafesina, cuya expresión epidémica es la alta tasa de homicidios.
Para el fiscal, la combinación de la «proliferación de mercados ilegales sin control» y la pérdida de capacidad estatal de respuesta ante esos fenómenos, aderezado con altos niveles de exclusión y marginalidad conforman «un caldo explosivo».
Durante la charla, también se refirió al crimen «al voleo» del músico y artesano Lorenzo «Jimi» Altamirano, «levantado» con un auto y asesinado en un acceso al estadio del club Newell’s Old Boys.
«Hay un desprecio por las instituciones públicas muy evidente», dijo Schiappa Pietra, para agregar que «hay que reaccionar muy fuertemente, no se puede dejar pasar eso».
El último miércoles por la noche el gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, le pidió la renuncia al ministro de Seguridad, el comisario retirado Rubén Rimoldi.
Inmediatamente le tomó juramento al cuarto responsable del área en lo que va de su gobierno, el comandante de Gendarmería retirado Claudio Brilloni, en medio de una de las cíclicas crisis de seguridad pública de Rosario.
En lo que va del mes de febrero se registraron 11 homicidios en el departamento Rosario y 35 en los últimos 40 días.
El presidente de la Corte Suprema de Justicia provincial, Daniel Erbetta, advirtió que la Policía rosarina perdió «el control de la calle».
Dijo en una entrevista radial que el crimen del músico es «por demás sorprendente» y añadió que «no hay que naturalizar lo que está pasando en Rosario».
Para el titular de la Agencia de Criminalidad Organizada, Schiappa Pietra, «el desmadre de Rosario no es coyuntural sino estructural: como todo fenómeno estructural tiene que ver con componentes estables desde hace mucho tiempo».
«Tenemos un problema grave de flujo de dinero de mercados ilícitos que están absolutamente descontrolados, no hay ninguna agencia estatal que tenga algún tipo de capacidad de regulación que evite los emergentes violentos de esas tramas delictivas», sostuvo en diálogo con esta agencia.
El fiscal destacó que esos fenómenos suceden «en otras ciudades» del país, «pero acá la Policía ha perdido la capacidad absoluta de regular con algún mínimo grado de preservación los fenómenos criminales, entonces hay un descontrol absoluto».
El funcionario del MPA precisó que «hay dos patas desmadradas» que posibilitan el cuadro de criminalidad que atraviesa la ciudad santafesina.
«Por un lado la proliferación de mercados ilegales que es fenomenal, hay mucho dinero en negro que circula por la ciudad y nadie se espante por eso», sostuvo, para agregar que permanentemente tienen “causas donde los mercados financieros formales e informales se nutren de esos dineros ilegales y a nadie se le cae un anillo».
Esa proliferación de ilegalidad que se combina con «la estructura estatal es deficitaria» para regularla, agregó.
Schiappa Pietra apuntó que Rosario no sólo posee «una Policía que no tiene capacidad regulatoria, sino que además interviene constantemente como parte de las estructuras criminales que conforman esos mercados ilegales».
Así quedó demostrado judicialmente en los juicios orales a las bandas «Los Monos» (2018) y la liderada por Esteban Alvarado (2022), en ambos casos con condenas a varios miembros de la fuerza de seguridad por su complicidad o encubrimiento del delito.
El responsable del área de criminalidad organizada del MPA también resaltó que «el desgobierno policial que ha habido» está vinculado a «una policialización del gobierno civil de la seguridad, que viene desde hace 15 años».
Es decir, el autogobierno de la institución policial sin conducción -o con escasa participación- política en la gestión de la seguridad pública.
El primer ministro de Seguridad del gobierno de Perotti, Marcelo Sain, intentó una modernización del sistema y una reforma de la institución policial que no tuvo eco en la Legislatura provincial, e impulsó la conducción política de la seguridad mediante la subordinación de la fuerza al poder civil.
Tras el interregno de Jorge Lagna en el ministerio, Perotti optó por nombrar en agosto pasado al policía retirado Rimoldi.
Para Schiappa Pietra, «Rimoldi puede ser el paradigma de eso, pero no por el hecho de que sea un policía, sino porque las decisiones troncales del gobierno policial se entregaron a la corporación policial».
El fiscal dijo también que «a esta coyuntura hay que agregarle que Rosario está deteriorada en cuanto a las pujas de las propias bandas criminales», en un mercado fragmentado en pequeños grupos que, eventualmente, tributan a los jefes encarcelados de las bandas más renombradas.
«Sumado todo eso el caldo es explosivo», dijo Schiappa Pietra, quien señaló que en los barrios populares las actividades del narcomenudeo «terminan siendo economías de subsistencia».
«Cómo no pensar eso como una economía de subsistencia en sectores que están por debajo de la línea de pobreza», apuntó el fiscal, quien consideró el fenómeno «hasta razonable y lógico».
Por otra parte, Schiappa Pietra se refirió al asesinato «al voleo» del músico Altamirano, un joven de 28 años levantado en un auto y asesinado frente al estadio de Newell’s en una presunta disputa interna de la barrabrava, de la que era totalmente ajeno.
«La metodología fue terrible porque usaron ese cuerpo, esa vida, como mensaje en lo que parece una puja interna de la barra», señaló el fiscal, para quien el hecho revela que existe «un desprecio por las instituciones públicas muy evidente».
Recordó que antes de ese hecho, organizaciones criminales o simples delincuentes «han baleado comisarias, el Order (un lugar de detención transitoria), centros de salud. Hay un nivel de osadía en cuanto al desafío a las instituciones públicas muy grande». «Lo cual -continuó- va de la mano con lo que hablábamos antes, la inexistencia de un mínimo efecto disuasorio del Estado. Estas personas ni siquiera tienen eso».
Schiappa Pietra indicó que en el crimen del músico «el efecto de infundir temor, a partir de esta metodología es claro, pero lo que trasunta es un absoluto desprecio y la sensación de que no existe ningún tipo de freno por parte del Estado».
Por eso, planteó que «hay que reaccionar muy fuertemente» y «no se puede dejar pasar eso».