«Sé que cualquier fan la va a disfrutar mucho y se va a llevar una gran sorpresa, pero por más que trate de subir las expectativas, nunca voy a llegar a igualar lo que sientan cuando vean la película, porque realmente acá sí que se hicieron cosas que dieron un gran salto en todo sentido», aseguró en diálogo con la agencia de noticias Télam el actor y artista marcial chileno Marko Zaror, uno de los recién llegados a la franquicia creada por Derek Kolstad, dirigida por Chad Stahelski.
Es que desde su desembarco en 2014, la trama que sigue a John Wick se transformó en todo un fenómeno para las y los seguidores del género, hasta entonces algo en caída entre fórmulas repetidas, narrativas poco convocantes y el dominio de los superhéroes entre las producciones de alto voltaje que llegaban a la pantalla grande.
La primera vez que se lo vio en pantalla, el protagonista, todavía recuperándose tras la muerte de su esposa, vivía recluido con la única compañía de una tierna perrita que su pareja había adoptado previo a su fallecimiento para ayudarlo a soportar el duelo.
De manera inesperada, Wick llega a un verdadero punto de quiebre cuando una banda de gangsters rusos que había intentado intimidarlo para quedarse con su preciado auto entra por la fuerza una noche a su casa, donde no sólo le dan una tremenda golpiza sino que matan a su mascota y se llevan su Mustang, desatando su ira y su sed de venganza.
A partir de ese momento, el exasesino retornará al ambiente criminal del que se había alejado, alojándose en el hotel Continental de Nueva York, un terreno neutral para el hampa, desde donde irá ejecutando una serie de contraataques que, inevitablemente, lo ponen bajo la lupa de las más importantes organizaciones criminales alrededor del mundo.
En esta cuarta película, Wick está cada vez más cerca de derrotar a la Mesa Alta que controla el submundo clandestino, pero antes de conseguirlo se enfrentará al poderosísimo Marqués de Gramont (Bill Skarsgard), uno de los miembros más prominentes de la cúpula, quien ostenta alianzas a nivel global y la complicidad de viejos amigos devenidos en enemigos del protagonista.
Los reconocidos Laurence Fishburne, Ian McShane y el recientemente fallecido Lance Reddick también regresan como parte del elenco de John Wick 4, que también cuenta con la participación de Donnie Yen, Hiroyuki Sanada, Shamier Anderson, Rina Sawayama y Scott Adkins.
Junto a ellos dice presente Marko Zaror a cargo del rol de Chidi, la mano derecha del gran antagonista del film, en una nueva incursión en la industria hollywoodense luego de trabajar de la mano del realizador Robert Rodriguez en Machete Kills (2013) y Battle Angel: La última guerrera (2019).
El actor, que viene construyendo su carrera desde que protagonizó el primer largometraje chileno de artes marciales, Kiltro (2006), comentó que cuando vio la primera John Wick sintió un enorme impacto: «Claramente vi todas las siguientes y era como «wow, qué ganas de participar de una de estas películas». Me siento muy honrado de haber colaborado, como fan del género es difícil expresar lo contento que estoy por haber formado parte de algo así», agregó sobre su inclusión en la saga.
Además, consideró que buena parte del éxito de la franquicia se debe al trabajo de Stahelski, un director que «tiene mucho conocimiento sobre artes marciales y entiende cómo mostrarlas en la pantalla grande», logrando algo «muy único».
«Su visión es la de alguien que conoce el género desde sus bases, por eso invita a artistas marciales y actores preparados que aportan una gran diferencia en el juego con las escenas. Es complejo llevar algo tan coreografiado, parecen casi escenas de baile por momentos, y su enfoque siempre ha sido preparar las mejores secuencias y no contar tanto con efectos digitales», afirmó Zaror.
Leonardo Sbaraglia y Julieta Díaz, una pareja de «Asfixiados» que busca recuperarse en los cines
Por supuesto, la labor de Keanu Reeves no quedó afuera de sus elogios: «Fue increíble conocerlo y ver la entrega con la que trabaja. Es muy exigente, a él le gusta que todo quede perfecto y repite las tomas veinte veces si es necesario, como si fuera su primera película. Vi escenas en las que él estaba ahí, haciendo sus piruetas con el auto, disparando, y quizás la gente lo ve en el cine y no lo cree, pero no, es increíble la preparación que tiene e inspira a querer seguir mejorando», añadió.
Y en relación con esta cuarta parte, el actor comentó que «como se sumaron nuevos personajes con diferentes objetivos e historias, el mundo se expande y crece alrededor de John Wick, de todos estos asesinos y de estas tramas que empiezan a desenvolverse».
«Se puede ver cómo se fueron superando en cada película, cada vez lograron cosas más increíbles. Keanu dijo él mismo que este había sido su trabajo más rudo en términos físicos hasta la fecha, y me lo imagino porque estuve ahí y fue duro. Para mí fue como una competencia de alto rendimiento, nos preparamos como un atleta se prepara para una competencia, para llegar con el más alto nivel, poder rendir y hacer un buen trabajo», concluyó.