A Natalia Paola «Nati» Coronel, de 41 años, la chocó un automovilista la Navidad pasada frente a la Iglesia Nuestro Señora del Pilar, en Colón al 1.800, de barrio República de la Sexta. Ese mismo 25 de diciembre alrededor de las 20 unas testigos contaron que la mujer había sido empujada por un joven, con quien la vieron discutiendo, y quedó detenido en el momento e imputado por lesiones graves en un contexto de violencia de género.
Natalia que estaba en situación de calle y hacía malabares en la esquina de Colón y Cochabamba, sufrió múltiples heridas en su cabeza y murió el 16 de marzo último tras pasar 81 días internada en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (Heca).
El fiscal Gastón Ávila tomó la causa y este jueves reconfiguró la imputación para el acusado por la de homicidio doblemente agravado por la condición de pareja y por mediar violencia de género (femicidio). El juez Florentino Malaponte le dictó la prisión por el plazo de ley, de acuerdo a lo informado por voceros del Ministerio Público de la Acusación (MPA).
Natalia tenía tres hijos, dos varones y una nena, los veía poco y nada. Vivió casi toda su vida adulta en la marginalidad y atravesada por el consumo problemático de sustancias, alternaba su situación de calle con estadías en casas de conocidos.
Hacía un par de años que su lugar seguro era el frente de la Iglesia Nuestra Señora del Pilar, de Colón al 1800. En la esquina con Cochabamba hacía malabares y pasaba el tiempo con otros tres varones en su misma situación. También tenía una amiga que era de zona sur y la visitaba ahí.
Uno de sus compañeros de calle, era quien luego sería señalado como su verdugo: Jonatan José «Joni» G., de 27 años. Si bien, algunas declaraciones de sus conocidos coincidieron en que Nati y Joni tenían una relación sentimental.
Ella estaba en pareja con Daniel, también en situación de calle. Esta persona declaró que, en realidad, Joni siempre «le había tenido ganas» y que Nati le había asegurado que eran amigos.
Daniel contó que hacía dos décadas que conocía a Nati, que fueron pareja por momentos y que hacía dos años que habían retomado la relación.
Él reconstruyó los momentos anteriores del ataque fatal de la Navidad última. La Nochebuena la pasaron juntos y el 25 estuvieron casi toda la tarde en la esquina de Colón y Cochabamba.
Eran poco antes de las 20, cuando Daniel le dijo que lo acompañara a pedir en el semáforo de avenida Pellegrini y San Martín. Hicieron unos metros cuando Nati le dijo que se volvía para cambiarse las zapatillas porque le hacían mal. El hombre siguió su marcha pero como la mujer no apareció, a la hora volvió a la cuadra de Colón al 1800.
Ahí se encontró con toda la Policía. Al preguntar se enteró que Joni la había empujado bajo un auto y que Nati estaba grave en el Heca.
Personal de la Brigada Motorizada tomó las primeras declaraciones a una pareja de jóvenes, quienes fueron testigos a medias de lo que pasó. Las chicas contaron que transitaban en moto por Colón en dirección a la esquina con Cochabamba cuando advirtieron que un joven y una mujer discutían frente a la iglesia.
Quisieron dar la vuelta para interceder porque vieron que las agresiones verbales se estaban volviendo físicas. No llegaron. Lo último que vieron bien fue que la chica estaba en la vereda, cerca de la calle, en cuclillas y con un palo en las manos. Estaban por bajar de la moto cuando advirtieron que cayó y el conductor de un Renault Megane la pasó por encima. El automovilista siguió media cuadra, frenó y arrancó nuevamente.
Las jóvenes pensaron que el conductor del Renault se había dado a la fuga pero después regresó. El hombre contó que, como estaba oscuro y había dos árboles, pensó que el hombre en situación de calle le había tirado una bolsa de basura.
Al revisar el auto se percató que tenía un foco roto y daños en el paragolpe, cayó en la cuenta que era otra cosa la que había chocado y regresó, apenas supo que había embestido a una mujer, se puso a disposición de la Policía.
Antes de esto, la pareja de chicas habían increpado a Joni, quien tiró un cuchillo a la vereda y dijo que no la conocía, que no había hecho nada mientras a Nati la socorría un estudiante de medicina que había bajado de un colectivo urbano y un médico de la cuadra a la espera del Sies. En tanto, Joni fue detenido y el 28 de diciembre imputado por lesiones dolosas graves en contexto de violencia de género.
Durante los últimos dos meses y 19 días, la víctima recibió las visitas diarias de su madre y de Daniel, quien la acompañaba durante el día y por la noche se iba a cuidar autos.
Nati tenía graves fracturas en el cráneo y pasó la mayoría de los días sedada aunque en un momento de conciencia pudo decirle a su madre: “A mi me quisieron matar no fue un accidente”.
La afirmación de la propia víctima junto a otros indicios recolectados por los pesquisas, llevaron al fiscal Gastón Ávila a recalificar la imputación para Joni por la de autor de homicidio doblemente agravado y pedir la prórroga de la prisión preventiva, la cual había sido por 90 días en la primera acusación, por la del plazo de ley
El acusado, un joven con secundaria incompleta, está representado por una abogada del Servicio de la Defensa Pública y si bien pidió declarar, el contenido no trascendió. Su defensora cuestionó la calificación de la Fiscalía, planteó que el caso podría encuadrarse en un homicidio preterintencional (es decir, sin intención de causar la muerte) y solicitó la libertad o que acuda a registrar su firma ante la Oficina de Gestión Judicial (OGJ) cada 60 días.
La audiencia de este jueves estuvo presidida por el juez Malaponte, quien aceptó el planteo del fiscal Ávila y le dictó al acusado la prisión por el plazo de ley, es decir dos años hasta el juicio oral.