A nivel nacional e internacional, los procesos de creación de áreas naturales protegidas suelen generar legítimas preocupaciones en distintos sectores sociales, los cuales interpretan que la fundación de tales áreas podrían afectar su modo de vida actual, por ejemplo, en lo referido a los sistemas tradicionales de producción. Sin embargo, actualmente existe una creciente tendencia mundial que considera a la “producción de naturaleza” no sólo como una alternativa, sino como una auténtica manera de combinar el bienestar y protección de los ecosistemas con el de las comunidades locales que en ellos habitan y producen.
En nuestro país, se destacan los efectos positivos que la creación y promoción de los Parques Nacionales generan, en especial, para los habitantes de la zona, que ven diversificada la matriz productiva al incorporar al ecoturismo con una actividad relevante y generadora de beneficios, fomentando el crecimiento del sector con valor agregado.
En ese sentido, y dejando de lado los mundialmente conocidos Parques Nacionales Iguazú, Los Glaciares, Los Alerces y Nahuel Huapi, puede mencionarse el ejemplo de la gestión de los Esteros del Iberá, en la vecina provincia de Corrientes, que el año pasado ha logrado posicionar a su Parque Nacional entre los 52 mejores lugares del mundo para ser visitados. El desarrollo económico y social de algunas localidades de su entorno es notable, en especial, por la multiplicación de las plazas hoteleras y gastronómicas, lo que ha generado un crecimiento exponencial de empleos directos e indirectos en el sector de servicios. Ese desarrollo tiene como consecuencia no sólo el arraigo de la comunidad local, sino que atrae a diversos emprendedores, que revalorizan y enriquecen su cultura.
Santa Fe tiene una deuda histórica en lo que refiere a la superficie de Parques Nacionales, ubicándose entre los últimos puestos de las provincias de Argentina. Con la reciente ampliación del Parque Nacional Islas de Santa Fe y la propuesta de creación del Área de Manejo Integral Jaaukanigás el gobierno provincial avanza a paso firme para revertir ese proceso.
Las similitudes entre los Esteros del Iberá y Jaaukanigás
En 2018, mediante la Ley N° 27.481/18, el Congreso Nacional dio lugar a la creación del Parque Nacional Esteros del Iberá, que se compone de cuatro núcleos separados de tierras con ingresos independientes, inmersos dentro de la Reserva Natural del Iberá en la provincia de Corrientes.
Inambúes, yacarés negro y overo y carpinchos, son solo algunos de los ejemplares que dan cuenta de la variedad de fauna que impera el extenso terreno del humedal. También habitan el lugar especies amenazadas como el ciervo de los pantanos, el aguará guazú, los capuchinos, corbatitas y otras aves de pastizal.
Se trata de uno de los sitios naturales de mayor riqueza del país. Desde su creación se ha motorizado la preservación de la enorme biodiversidad de ese sitio, la reintroducción de especies, como así también el desarrollo turístico de la región, contribuyendo, a la generación de empleo, oportunidades y a la mejora de la calidad de vida de sus habitantes.
En la misma línea se orienta el proyecto de ley que el gobernador Omar Perotti envió el pasado 15 de febrero a la Legislatura de la provincia de Santa Fe para la creación del Área de Manejo Integral Jaaukanigás que ya cuenta con dictamen favorable de la Comisión de Medio Ambiente y Recursos Naturales de la Cámara de Diputados.
La iniciativa, que surgió en conjunto con la Administración de Parques Nacionales, la Asociación Aves Argentinas y la Fundación Wyss, plantea la creación de una reserva hídrica provincial de 130 mil hectáreas dentro del Sitio Ramsar Jaaukanigás, con tres núcleos de Parques Nacionales (ubicados en Florencia, Villa Ocampo y Reconquista) que abarcaría aproximadamente 9000 hectáreas en total de tierras fiscales provinciales.
El sitio Ramsar Jaaukanigás se trata de uno de los sitios más biodiversos de la Argentina, con más de 800 especies de plantas y 767 especies de vertebrados. Asimismo, alberga especies amenazadas como el ciervo de los pantanos, el aguará guazú, el lobito de río, el mono carayá, el capuchino pecho blanco y la boa curiyú, entre otras; y presenta ambientes representativos del Chaco, la Selva Paranaense, el Espinal y la Pampa, junto a diversos ambientes acuáticos y palustres.
Por todas esas cualidades, su atractivo turístico se vuelve innegable, como así también el fortalecimiento del desarrollo productivo preexistente y el desarrollo de nuevas actividades económicas. En ese marco, avanzar con la creación del Área de Manejo no sólo traerá beneficios a la comunidad santafesina en general sino que además será una política pública que trascenderá cualquier gestión de gobierno.