Newell’s necesitaba un triunfo así. Imponiendo condiciones de entrada y llevándose por delante al rival. Tal y como pretende su entrenador, el gran ganador de la noche en Avellaneda, donde la Lepra pasó por arriba a Racing y se quedó con una merecidísima victoria. Todita de Gabriel Heinze.
Porque al DT no le tembló el pulso en cambiar medio equipo tras la floja presentación que brindó ante su gente en el Clásico. Encima había que preservar jugadores y guardar fuerzas para lo que se viene: el puntero River el domingo en el Parque y dos días después Blooming de Bolivia por la segunda fecha de la Sudamericana.
Ocho modificaciones realizó el Gringo para ir a jugar al Cilindro y ¿defenderse? Ni ahí: el Rojinegro fue voraz desde el minuto inicial, ahogó al local en todos los sectores de la cancha y dispuso de varias chances claras para ponerse en ventaja. La falta de puntería de Portillo y algo de mala fortuna le impidieron irse al descanso arriba ante un rival que nada pudo hacer frente al vendaval leproso.
Newell’s redobló sus esfuerzos tras el descanso. Siguió buscando, apretando, cortando y jugando. Con Montenegro y Sforza monopolizando el mediocampo (partidazo de los dos), las subidas de Méndez (gran regreso) y la enorme voluntad de Pérez Tica, quien en su debut como titular nunca se dejó de fajar con los grandotes experimentados de Racing.
Y encontró su premio en la cabeza del paraguayo Velázquez, mucho más una causalidad que una jugada aislada de pelota parada. Porque si bien a esa altura el Rojinegro ya había sacado un poco el pie del acelerador, lo cierto es que nunca perdió la iniciativa ante un dueño de casa que jamás le encontró la vuelta al desafío que le presentaron Heinze y sus muchachos.
El Gringo jugaba su partido aparte en el banco. El entrenador leproso no paró de dar indicaciones pero tampoco de felicitar a sus futbolistas por el tremendo desgaste. Hicieron prácticamente todo bien y se llevaron tres puntos de oro de un escenario siempre difícil y ante un rival que viene siendo protagonista desde hace varios años.
Claro que siempre hay lugar para corregir y seguir mejorando, aunque es indudable que Heinze se habrá ido con una sonrisa enorme del Cilindro tras el encuentro que jugó su Newell’s, que se mantiene en el lote de arriba de la tabla de posiciones de la Liga Profesional y se anima a soñar con pelear en la Sudamericana.
Jugando como lo hizo ante Racing van a ser muchas más las alegrías que las tristezas, eso está clarísimo, tanto como que si hubiera tenido mejor puntería capaz no terminaba sufriendo tanto de manera innecesaria, ni jugando cerca de ese gran arquero que es Lucas Hoyos. Tampoco se pueden todas.
El Gringo Heinze lo sabe mejor que nadie. Él conoce a fondo las virtudes y defectos de su plantel. Y por eso el hinca leproso confía tanto en su entrenador, quien esta vez se la jugó a fondo y se llevó el premio mayor.