Por Roberto Baschetti
Me siento muy honrado y feliz a la vez, por ser parte de la mesa que presenta hoy en Buenos Aires el unitario y documental, ¿DÓNDE ESTÁ NORA LAGOS? con dirección de Judith Battaglia y producción de María Langhi, hermana de mi querido amigo y compañero Esteban Langhi.
Se, que esta producción fílmica se estrenó en Rosario el 24 de febrero pasado, en un nuevo aniversario de las primeras elecciones presidenciales en que triunfó el PERONISMO un 24 de febrero de 1946. Fue en el cine “El Cairo” a la vuelta del mítico bar del mismo nombre y el espacio quedó desbordado por la cantidad de espectadores que al terminar la proyección, enfervorizados y “a capella” entonaron de pie, las estrofas de la MARCHA PERONISTA.
Una vez más quedó en claro como cantan en las manifestaciones y actos partidarios las nuevas generaciones de jóvenes peronistas que: A PESAR DE LAS BOMBAS, DE LOS FUSILAMIENTOS, DE LOS COMPAÑEROS PRESOS, DE LOS DESAPARECIDOS, NO NOS HAN VENCIDO.
Aquí en la mesa, hay gente más autorizada en informada que yo para hablar del film.
Por lo que en mi rol de historiador solamente, me focalizaré en compartir con ustedes aspectos olvidados o poco conocidos de Nora Lagos durante su vida.
NORA LAGOS
Nacida en Buenos Aires, el 14 de febrero de 1925 en una mansión de gente rica, que ostentaba un poder económico muy fuerte. Su Padre, Carlos Lagos, es el director del diario “La Capital” de Rosario entre 1916 y 1940. Su madre francesa (María Teresa Chauvin) es la comidilla de la alta sociedad rosarina y del país, por perder varias fortunas en el casino de Mar del Plata. En ese ámbito se cria Nora. Los mejores colegios, las mejores institutrices, un futuro económico asegurado, criar hijos con algún acaudalado hombre de negocios como marido a futuro.
Pero nadie contaba con la rebeldía de Nora Lagos.
En 1947 se casa con Hugo Mascías (guionista cinematográfico que actúa con el seudónimo de Hugo Mac Dougall), a través del cual hace amistad con Enrique Santos Discépolo, Homero Manzi, Zully Moreno y otra gente del mundo del espectáculo.
En septiembre de 1953, Nora llega a la dirección del diario, que en 1946 había apostado fuerte por los candidatos de la Unión Democrática y donde además los directivos del periódico, hacían a diario, fe de su antiperonismo más gutural.
Lo primero que hace como directora es cambiar la orientación política del matutino. Con el tiempo, su sobrino segundo (Ovidio Lagos, mismo nombre y apellido del fundador del diario) en el libro “Argentinos de Raza”, lamenta que Norita “fue infectada por el virus del peronismo” escandalizando a su familia.
A partir de ahí, el diario es un bastión del Movimiento Peronista, toda la obra política y social desplegada por Perón, es ponderada y asumida como propia por el periódico. Inclusive en 1954, es invitada y acepta ser parte de la comitiva presidencial que va al Paraguay a devolver a ese pueblo, los trofeos indignos de poseer, arrebatados al país hermano en la Guerra de la Triple Alianza.
Caído Perón en 1955, la familia conservadora recupera el diario y Norita Lagos va detenida. Devuelta su libertad se suma a la Resistencia Peronista.
Esa indomable Resistencia Peronista qué en Rosario, escribió anónimamente en un paredón: “LOS YANQUIS, LOS RUSOS Y LAS POTENCIAS RECONOCEN A LA LIBERTADORA. VILLA MANUELITA NO”.
La misma que un general integrante de varias dictaduras cívicas-militares, Genaro Díaz Bessone, en su libro “Guerra Revolucionaria en Argentina” editado por el Círculo Militar, escribió: “A partir de setiembre de 1955, un grupo de activistas que se denominó ‘Resistencia Peronista’ produjo numerosos actos de terrorismo.
Desde aquella fecha y hasta el llamado a elecciones en 1957 se hicieron estallar aproximadamente 7.000 artefactos explosivos en la Argentina”.
Y asombrado, acota: “Más cantidad que en todo el conflicto colonial de Francia con Argelia”.
En tal coyuntura, Nora Lagos, edita en Rosario, un diario semi-clandestino denominado “La Argentina (Justa, Libre, Soberana)”.
Que llega a publicar 8 números entre el 8/12/1955 y 2/1/1956. Entre sus redactores aparecerán hombres de la talla de Raúl Scalabrini Ortiz, Arturo Jauretche, Ignacio Villamil, Luis Rueda y Roberto Moya.
El diarito primero tuvo ocho páginas, luego se redujo a cuatro y aparecía dos veces por semana (los miércoles y los sábados). Era repartido en los sindicatos y voceado por los canillitas en los barrios populares.
Al salir el N° 7 de fecha 28-12-1955 lo clausuran y ese mismo día cae presa su directora. Algo que era de esperar si se repara que en una de las editoriales del periódico denuncian a La Libertadora como “una organización minoritaria antijurídica que gobierna contra la Constitución y contra el Pueblo”.
Durante 7 meses la confinan a una dura vida carcelaria. Como bien dice su sobrino segundo, en el libro antes citado: “Esa mujer de delantal gris, prácticamente incomunicada en una celda diminuta y a la que se le prohibía hasta leer, estuvo confinada por el mero hecho de ser peronista… Nora soportó todo, sin desfallecer, sin escándalos de ninguna índole”.
Recuperada nuevamente su libertad, Lagos se separa de Hugo Mascías y forma nueva pareja con un militante del peronismo combativo: René Bertelli.
Saca como directora, un nuevo diario: “Soberanía” y como complemento del título puede leerse “En una Argentina justa y libre”, que se presenta como una continuación del anterior, clausurado. Llegan a sacar 36 números desde el 14 de diciembre de 1956 hasta el 9 de diciembre de 1957.
Entre los redactores puede mencionarse a Luis Alberto Sobrino Aranda, Víctor Mainetti, Miguel Ángel Neyra; su marido, René Bertelli, “El Chacho” De Trizio, Juan Puigbó, Walter Vezza y un ignoto “Martín Tacuara”.
Es de destacar la valentía de estos compañeros cuando con grandes titulares en el N° 13 de la publicación, correspondiente al 23 de abril de 1957 acusa al dictador Aramburu de haber jurado la Constitución de 1949 y en el N° 15 (7/5/1957) difunde la foto de Aramburu en el funeral de Evita en 1952 bajo el título de “Ver para Creer”.
(Y hablo de valentía porque ya habían ocurrido los fusilamientos de civiles y militares peronistas en junio de 1956).
Estas dos ediciones (la N° 13 y la N° 15) se agotan en pocas horas e inmediatamente “La Fusiladora” le aplica el Decreto Ley 4161, pidiendo la detención de Nora Lagos. Allanan el periódico y su directora es procesada. Ella seguirá dirigiendo el diario resistente desde la cárcel.
Raúl Scalabrini Ortiz la reivindica entonces, como luchadora:
“Ha sufrido encarcelamientos arbitrarios, ilegales y abusivos (…) Esa pesadilla no ha amilanado su decisión ni aminorado su voluntad de lucha. Se lo agradezco en nombre del temple del alma argentina. Pero la actitud de NORA LAGOS es algo más que un mero ejemplo: es un síntoma del estado del alma del pueblo argentino”.
En prisión, embarazada y escuchando los gritos de los torturados, toma la decisión de huir a cualquier precio de ese infierno y con tal fin, le entrega con éxito dinero a un guardiacárcel. Escapa al Paraguay, donde busca asilo, pero pierde su embarazo.
A fines de 1957 retorna a la Argentina clandestinamente. Se opone a darle el voto peronista a Frondizi en 1958 –temiendo una traición, como así ocurrió luego- y considera que lo mejor es el voto en blanco como forma de exteriorizar una intransigencia total contra el régimen.
Bertelli a posteriori, ingresa a las Fuerzas Armadas Peronistas; pero para ese entonces ya está separado de Nora Lagos.
Esta mujer es nuevamente detenida por su fe peronista en 1961. Es que un año antes, el 30 de noviembre de 1960, un grupo de sindicalistas y ex militares peronistas intentó la toma del cuartel donde estaba asentado el Regimiento de Infantería N° 11 de Rosario. Ese intento de copamiento, fracasa. Muchos de los complotados son detenidos, entre ellos Nora Lagos, cuando allanan su hogar y encuentran armas.
Al ser liberada, es una de las organizadoras de la gran marcha que se organizó desde el Monumento a la Bandera, hasta la Parroquia del Cristo Redentor, (siempre en Rosario) como sentido y mudo homenaje a los compañeros fusilados en junio de 1956.
Ya con 53 años, se vino sola desde su Rosario natal para estar el 20 de junio de 1973 en Ezeiza esperando a Perón.
De aquella década vivida a pleno (1945-1955), en que nuestro pueblo fue feliz, solamente le quedó luego de cárceles, fugas, exilios, pensiones y ventas lógicas para sobrevivir, un escudo peronista –regalo de los obreros y empleados de su diario- de oro y esmalte, bordeado de pequeños brillantes, que usaba como prendedor en ocasiones especiales.
Falleció el 23 de noviembre de 1975. Su familia nunca le perdonó su osadía y la sepultó en el olvido. Así es que cuando “La Capital” cumplió los 100 años de su fundación, se expusieron las fotografías de todos los directores que pasaron por el diario; pero faltaba una, la de ella, Nora Lagos, maldecida por peronista.
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