Noelia Sciarratta
La noticia que en el día a día suele ocupar páginas de diarios y minutos de TV siempre habla de que detuvieron a una persona con estupefacientes, o que desbarataron a una banda de narcotraficantes, o que apresaron a un líder de alguna organización delictiva vinculada al tráfico de drogas, o que mataron un “soldadito”.
Pero detrás de la portada sensacionalista hay un debate de fondo que excede los bulliciosos paneles televisivos: el consumo problemático de sustancias.
Se trata de una cuestión de salud pública y como tal debe ser abordada en los diferentes niveles del Estado. En Roldán, desde diciembre de 2022 funciona el área de Abordaje de Consumo Problemático (Amacop), que tiene como objetivo la implementación de políticas públicas en la materia, a través de la articulación y coordinación interdisciplinaria con las diferentes áreas municipales, provinciales e instituciones intermedias como Trazando Puentes o Casa Bolten que se especializan en la problemática.
Así, un equipo conformado por una psicóloga social, otras tres profesionales y una administrativa funciona los martes de 9 a 12 en el centro de salud de Villa Flores y los jueves en el mismo horario en el de barrio Beaudrix, en tanto que los miércoles a las 18 tienen lugar los talleres grupales terapéuticos.
Tal como recalca la titular de Desarrollo Social, Betiana Odesti, se trata de un espacio de atención primaria que además hace también fuerte hincapié en la prevención.
Si bien pasaron apenas cuatro meses de la apertura de Amacop, ya hay algunas estadísticas oficiales que empiezan a trazar un mapa para el abordaje: hasta el momento se atendieron a 15 pacientes, entre los cuales por lejos (70% de los casos) la sustancia más consumida es la cocaína, seguida en iguales porcentajes por la marihuana, el alcohol y los fármacos. Si bien en menor medida, se han advertido también casos de consumo de paco.
Otro dato estadístico es que en la gran mayoría de los casos, quienes se acercan a buscar ayuda son mujeres: la mamá, la hermana, o la esposa del adicto/a son quienes toman las riendas y salen a pedir contención. “No se qué hacer con mi hijo, hace desde los 14 que consume y hoy tiene veintitantos”, es una de las súplicas que más oyen en el área adonde llegan tanto personas que previamente han intentado en la red de salud privada como aquellos que son atendidos en espacios públicos.
“Desde que asumimos la demanda fue en alza y venía de diferentes sectores como Salud, Educación, Cultura, Área de Género y Desarrollo. En ese momento la problemática no estaba contemplada en ningún área municipal más que en la del equipo de Salud Mental del hospital.
Por primera vez también se firmó un convenio con la Agencia de Prevención del Consumo de Drogas y Tratamiento Integral de las Adicciones (Aprecord), el cual no sólo sirve desde lo económico sino que abre puertas para articular con organizaciones y para poder hacer derivaciones”, consignó Odesti.
Una de las instituciones que en la ciudad abordan de manera integral esta problemática es la Asociación Civil Trazando Puentes, la cual tiene firmados también convenios con Aprecord. Allí además de haber profesionales como psicólogos, psiquiatras, trabajadores sociales y médicos generalistas, también funciona un centro cultural comunitario donde se trabaja a nivel social y poblacional.
“Llevamos una serie de estadísticas porque hay información que tenemos que presentar mensualmente a Aprecod como toda institución conveniada. Hay datos significativos: de las personas que se acercaron a Trazando Puentes para atención durante 2022, casi la totalidad son hombres. De los de mediana edad, el problema mayoritario era el alcohol, mientras que en juventudes pasa por la cocaína y paco”, contó a El Roldanense el presidente de la asociación civil, Martín Gallastegui.
Al igual que lo detectado por Desarrollo Social, nuevamente se pone de relieve el rol de la mujer en la búsqueda de ayuda: “El primer contacto casi siempre es por medio de un familiar o una referencia socio afectiva, usualmente madres, esposas o hijos. Son muy raras las veces que llega una persona a pedir ayuda de forma autónoma.
A la vez, en casi la totalidad de los casos quienes se mueven primero para resolver la situación son las mujeres, así sea para pedir ayuda, solicitar información o llevar a la persona”.
“Otro dato estadístico que hemos tomado es que la mayoría de las personas tratadas tienen trabajo, aun cuando sea precario. No es que se trata de gente desocupada. Mucha gente tiene una labor, consume allí y el mismo trabajo le da el acceso a la economía necesaria para poder comprar. En el otro extremo encontramos que cuando no hay ingresos, la persona termina vendiendo cosas propias y de familiares o delinquiendo”, aportó Gallastegui.
Conflictividad social y consumos
La Asociación Civil Casa Bolten también trabaja en el abordaje interdisciplinario de los consumos y las adicciones y cuenta con un equipo de profesionales que trabajan en dispositivos de atención psicológica individual y grupal, grupos de familiares y referentes afectivos, y acompañamiento terapéutico.
Desde allí, sostienen que para abordar la problemática de los consumos problemáticos de sustancias es necesario situarse en el momento social actual y no soslayar la crisis social y económica que atraviesa el país, con un gran impacto en la ciudad de Roldán y en toda la región.
“En este marco, la incertidumbre aparece como principal vivencia y la precarización en las condiciones de vida de la mayoría de la población, instalan el miedo y la violencia en las relaciones sociales. En un contexto social de crisis, con lazos sociales e instituciones debilitadas, la posibilidad de proyectar un futuro posible no encuentra apoyatura, y el consumo de sustancias legales e ilegales se vuelve una meta socialmente disponible”, esgrimen.
“Como emergentes sociales, irrumpen en nuestra ciudad hechos de violencia que nos muestran que la muerte es un destino posible, y la fragmentación social aparece expresada en las vivencias de miedo, inseguridad y en los discursos de odio. Paralelamente, el negocio de la venta de drogas ilegales se instala y crece como una red de poder que se teje en el territorio como un Estado paralelo en una trama política, económica y delictiva, que se presenta con una complejidad difícil de desentrañar para la comunidad”, evalúan.
En ese contexto, creen necesario puntualizar que el consumo de sustancias implica un riesgo en la salud de las personas, “pero no es en sí mismo un hecho delictivo, no es un problema de seguridad sino de salud mental, y debe ser abordado como tal para garantizar el acceso al derecho a la salud de toda persona.
Es necesario entonces para pensar la problemática de los consumos de sustancias poner la mirada y el eje en el análisis de este contexto social en crisis, en las formas que adquiere la vida cotidiana de las personas y en sus condiciones de vida”.
“Se comprende por lo tanto que esta situación pone en riesgo a las personas, y el consumo de sustancias aparece como una posibilidad de satisfacción aunque ilusoria a estos padecimientos. Afirmamos entonces que la causa del problema no está en la sustancia sino en lo social. No sólo no están dadas las garantías para el cuidado de la salud sino que estas condiciones sociales refuerzan y generan problemas en la salud mental de la comunidad”, agregan.
Así, son estas consideraciones la base para pensar estrategias de prevención e intervención. “En primer lugar creemos que es necesario el fortalecimiento de las instituciones, poniendo la mirada, la escucha y la palabra al servicio de las necesidades de la población. El diseño de dispositivos de abordaje que parte del territorio, tiene como principales herramientas en el trabajo de prevención y asistencia a la escucha y la reflexión, más efectivas que la mera transmisión de información con eje en los efectos de las sustancias.
Ni el miedo ni la amenaza generan cambios en las personas, son los procesos de pensamiento crítico, la reflexión con otros/as, y la escucha como posibilidad de ser incluido/a en un lazo social, lo que genera un efecto y una posibilidad de cambio real”, señalan.
Por último, remarcaron: “Un abordaje integral de la problemática del consumo de sustancias implica acompañar a las personas en el proceso de construcción de un proyecto personal que incluya el acceso a la educación, el trabajo, la salud, la cultura, la vivienda y condiciones de vida digna. Las instituciones y organizaciones del territorio tenemos esta responsabilidad y este desafío, el de generar dispositivos de abordaje integral, con una lectura crítica y ajustada de la situación social, y con propuestas donde la escucha y la reflexión sean verdaderos instrumentos de intervención, y con espacios donde la lógica del cuidado propio y de los/as demás sea la tarea principal”.
Charlas en escuelas secundarias
El pasado martes 11 de abril Amacop inició un ciclo de charlas–taller anual que se dictará en diferentes escuelas secundarias de la ciudad para abordar la prevención y concientizar sobre consumos problemáticos.
“Como equipo consideramos que la prevención es la herramienta clave para el abordaje de las adicciones”, aseguró Odesti, y añadió: “El consumo temprano y sistemático de drogas aumenta las posibilidades de que una persona se convierta en adicta, es por ello que prevenir el consumo temprano de drogas, legales o no, reduce riesgos”.
Las charlas, que serán once en total, están destinadas principalmente a los jóvenes entre los 10 y 18 años. La metodología de trabajo está diseñada, por un lado en charlas informativas como primera instancia y luego un espacio de re-trabajo en modalidad de talleres.
Información útil:
#141 SEDRONAR. Para orientación e información las 24hs.
#08003455640 APRECOD. Centro de Orientación y atención telefónica. Todos los días de 8 a 24hs.
# En Roldán:
Asociación Civil Casa Bolten. Tel: 341 2035005 Atención, Orientación y Asistencia. Lunes a viernes de 8hs a 20hs.
Amacop: Martes de 9 a 12, Centro de Salud Villa Flores. Jueves de 9 a 12 Centro de Salud Beaudrix. Se puede pedir turno al: 3417427278
Asociación Civil Trazando Puentes: San Juan 847, de lunes a viernes de 15 a 19hs. 3413569549