Carlos Ghioldi (*)
Luego de 4 años de peste neoliberal, dos años de pandemia, y un año de la guerra desatada por EE.UU y la OTAN en el este de Europa, los trabajadores nos encontramos ante una situación de agravamiento de nuestros padecimientos y una creciente pauperización de nuestras condiciones de vida.
Esto ocurre a pesar de que asistimos a un crecimiento económico y de las actividades productivas casi “sorprendentes” luego de tanto tiempo de recesión y estancamiento.
Este crecimiento ha mantenido la matriz altamente regresiva de distribución impuesta desde 2016 en adelante. Un proceso con ganadores y perdedores. Un puñado de remarcadores de precios (Arcor, Molinos, Unilever, etc.), de exportadores (AGD, Bolsa de Comercio Rosario, Cámara de Aceiteras, etc.) y oligopolios se embolsan el producto de esta reactivación económica.
Se intensifica entonces la propaganda patronal sobre la “necesidad” de liquidar conquistas y derechos laborales como forma de “sanear” esta “crisis” que impediría el desarrollo de las actividades. Se machaca desde las usinas mediáticas del poder económico, con la idea de aumentar la edad jubilatoria (algo que está incendiando a Francia y paralizando a Uruguay), así como la retrógrada propuesta de eliminar las leyes laborales y llevarnos al siglo XIX.
Lo anuncian sin tapujos, sin ninguna vergüenza, la mayoría de los candidatos de la alianza opositora y los neofascistas libertarios; quieren eliminar el aguinaldo, las vacaciones pagas, la licencia por enfermedad, la indemnización por despido, los convenios colectivos y los derechos laborales que tanto esfuerzo nos ha costado conseguir.
Ante estas circunstancias el movimiento obrero organizado tiene un enorme desafío por delante en el cual se encuentran planteadas las siguientes tareas:
1–Desarrollar la más amplia unidad para movilizarnos y luchar en las calles defendiendo nuestros intereses y derechos como trabajadores. Se impone levantar el reclamo de aumento general de salarios, ingresos sociales de emergencia y de jubilaciones. Plantearnos una contundente defensa de los derechos laborales y convenios colectivos que son abiertamente amenazados.
2–Recordar que la mejor forma de defender un derecho es bregar por su generalización. Por ello, la inmediata universalización del derecho al aguinaldo y vacaciones pagas para todos los trabajadores y trabajadoras en condiciones precarias y bajo fraude laboral debe ser una bandera de nuestros reclamos sindicales.
3–Enfrentar con la movilización las políticas que promueven la represión y la persecución contra dirigentes, organizaciones sindicales, populares y los espacios en manos del pueblo trabajador.
4–Iniciar el camino de encuentro y coordinación entre sindicatos y organizaciones populares a los fines de organizar las acciones necesarias para que en la agenda política del período considere además las siguientes cuestiones:
–Rechazo de las imposiciones y extorsiones del FMI y los capitalistas que fugaron la deuda contraída por el gobierno de Juntos por el Cambio y Macri en 2018.
–Bregar por una política de precios en los productos del consumo popular que liquide la especulación y las remarcaciones. Intervención enérgica desde los sectores populares y demandar la aplicación de todo recurso legal necesario, para que el puñado de oligopolios responsables terminen con esa práctica abusiva.
–Luchar por una política gubernamental que promueva la construcción de viviendas populares accesibles y medidas para desalentar la especulación inmobiliaria y los alquileres abusivos.
–Control de comercio exterior y recuperación por parte del Estado de concesiones otorgadas por el neoliberalismo menemista y que están en proceso de vencimiento.
–¡Terminar con las mafias judiciales! Ninguna proscripción, ni persecución a dirigentes sindicales, luchadores sociales o dirigentes que se han opuesto a los poderes económicos hegemónicos. Reforma y democratización de las instituciones del poder judicial. Libertad a Milagro Sala y todos los detenidos por causas políticas y por la “guerra judicial”.
–Luchar para que el gobierno no caiga en manos de aquellos sectores hegemónicos que proponen iniciar una verdadera “guerra” contra los derechos laborales, las organizaciones sindicales y los movimientos sociales.
A 40 años de recuperación de las libertades democráticas para el pueblo trabajador, no permitamos que se alcen con el gobierno aquellos que quieren cercenarlas.
(*) Secretario Gremial CTA de los Trabajadores Rosario- LA TOMA – Rosario