Las tensiones cambiarias que sufrió Argentina durante los últimos días flexibilizaron, casi de manera unilateral, algunos de los límites que fijó el Fondo Monetario Internacional (FMI) al gobierno nacional. Luego de que el dólar blue superara los $500 el ministro de Economía, Sergio Massa, dio un nuevo golpe de timón con medidas que la actual administración venía evitando, pero a las que finalmente tuvo que recurrir para sostener a la coalición gobernante.
Luego del feriado por el primero de mayo, la divisa paralela amagó con dar un nuevo salto y borrar la caída que tuvo sobre el final de la semana anterior, pero con el correr de los días terminó cediendo a partir de la implementación de nuevas medidas y gestos políticos. Lo primero que decidió Economía cuando el paralelo superó los $500 fue intervenir con dólares de las reservas del Banco Central sobre el mercado financiero. Esta maniobra, que busca frenar la especulación, es una de las que el gobierno venía evitando para no incumplir el acuerdo con el FMI.
Consultado por El Ciudadano, el analista financiero Federico Fiscella analizó los motivos de la corrida y sostuvo que si bien hay componentes especulativos, también prevalece una “falta de capacidad para resolver el problema de fondo” que es la escasez de dólares. A esa situación se suma la pérdida diaria de dólares que sufre el Banco Central y que lejos está de ser compensada por el dólar agro. A esta altura, e incluso en medio de incumplimientos, el gobierno apuesta a un adelanto por parte del FMI.
Con toda la artillería
Durante esta última semana la Comisión Nacional de Valores (CNV) anunció nuevas restricciones para inversores que operan en el mercado financiero a través del dólar MEP o CCL. Se trata del sector apuntado por el gobierno nacional como uno de los principales responsables de la corrida cambiaria. De hecho la semana de mayor tensión, y luego de que Massa anunciara acciones a través de la Justicia penal, hubo inspecciones en dos importantes sociedades de bolsa porteña, casi a modo de advertencia para el resto.
Otro de los anuncios del ministro durante las jornadas de mayor tensión tuvo que ver con poner a disposición todas las herramientas necesarias para frenar la corrida. El paquete de medidas incluyó un fuerte empoderamiento a Lisandro Cleri, miembro del directorio del Banco Central y de estrecha confianza con Massa. Fue quien defendió la decisión ante el director de la entidad, Miguel Pesce, que el Central debía intervenir con reservas para frenar los dólares financieros, más allá de lo acordado con el FMI.
A esto se le sumó la intervención con bonos, entre ellos los que Anses vendió al Tesoro, y si bien todo contribuyó a una merma en la escalada cambiaria (sobre todo de los financieros) los valores siguieron altos y la brecha con el oficial se mantuvo cerca del 100%. Esa diferencia incentiva una mayor salida de dólares por otra vía: a través de maniobras evasivas como la sobre facturación de importaciones o sub facturación de exportaciones.
Qué motivó la corrida
En diálogo con El Ciudadano, el analista financiero Federico Fiscella evaluó la situación y sostuvo: “Hay un mercado que apuesta a la especulación porque del otro lado ve una debilidad total. El movimiento (del dólar paralelo) de $400 a $500, tiene un componente político enorme, que tiene que ver con la no generación de dólares genuinos, deudas en moneda extranjera y de que no hay control de la inflación”.
Más allá de reconocer que existen maniobras especulativas por parte de un sector, el especialista en finanzas consideró que, culpar a un único factor por alterar el orden de la economía “es una demostración de falta de capacidad para resolver el problema de fondo que es la falta de fortaleza para hacerle frente a la situación”.
Por otra parte, explicó que fue necesaria una mayor intervención con política monetaria para evitar una crisis más profunda y dijo: “Hasta el día antes de que se desmadre todo, el gobierno estaba cumpliendo con la receta del Fondo, de tratar de no destinar dólares de la reserva para contener el tipo de cambio financiero. Pero desde el día que se desbocó y se fue a $500, Massa avisó que no iba a cumplir, con la no venta de reservas y metió a Lisandro Cleri en el BCRA. Ahí comenzaron a incumplir ese artículo y a buscar maneras de aliviar vencimientos de pago en dólares”.
Consultado sobre la proyección del dólar, Fiscella apeló a los guarismos del mercado de futuros, uno de los predictores más precisos que tiene la divisa, ya que para operar en ese paño los inversores ponen sus ahorros. “Hay precios razonables hasta agosto y después, durante los últimos meses del año el valor se dispara arriba de los $400, como si hubiera una devaluación”, explicó.
Hasta mayo, se negociaron contratos por $240,50, hasta junio a $272, a julio en $303, a agosto a $363 y a septiembre a $400, ya a diciembre a $535. “Esto da a las claras de que puede haber una devaluación en época de elecciones”, finalizó el analista consultado.