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Se abordó la situación actual del Cannabis en Argentina en la porteña Feria del Libro

Especialistas de la Red de Cannabis de Uso Medicinal e Industrial (RACME) del Conicet expusieron el camino de su labor hasta el presente, los logros y propuestas a futuro para avanzar en la regulación de la industria de esa planta y el acceso a su uso con fines medicinales y de investigación

Durante la actividad Silvia Kochen, coordinadora de la RACME e investigadora del Conicet, describió avances impulsados por la RACME y sus aportes en materia de políticas públicas relacionadas con el cannabis medicinal; capacitación; proyectos en investigación y desarrollo en cannabis y sus derivados para uso medicinal, terapéutico y paliativo, sus usos clínicos y/o industriales, y aspectos sociales y culturales asociados; su participación fundamental en el desarrollo de un marco jurídico, como la promulgación en 2022 de la Ley de Cannabis Medicinal y Cáñamo Industrial, para regular su producción y su uso con fines de investigación y medicinales, entre otros proyectos.

“Desde la RACME estamos trabajando, hace muchos años, de manera articulada con el sistema científico, universidades, organismos del Estado, profesionales de la salud, organizaciones civiles y la ciudadanía para que desde un marco legal todas las etapas que vayan desde la producción de cannabis (el control de calidad y trazabilidad de semillas) hasta su uso con fines medicinales y de investigación se realicen de manera regulada, rigurosa y responsable”, afirmó Kochen.

Verónica Abello, del área de Redes Temáticas del Conicet (Gerencia de Desarrollo Científico y Tecnológico – GDCyT), explicó que la RACME forma parte de las Redes Institucionales Orientadas a la Solución de Problemas (RIOSP) y que funciona bajo la órbita de la GDCyT.

Y destacó que desde el comienzo la RACME se propuso constituir una red de expertos y expertas en Cannabis de Uso Medicinal e Industrial dentro del sector científico – tecnológico junto a actores de la sociedad civil, el Poder Legislativo y el Poder Ejecutivo; la generación de conocimiento, desarrollo y transferencia de tecnologías.

Encuestas

Lucía Romero, de la Comisión de Ciencias Sociales de la RACME-Conicet, presentó los resultados de una encuesta sobre usos terapéutico-medicinales del cannabis diseñada, durante 2020, por dicha comisión integrada por científicos/as, becarios/as e integrantes de organizaciones de especialistas, cultivadores/as, familiares de usuarios/as y usuarios/as de cannabis. La mayor parte de las personas que respondieron fueron mujeres de entre 30 y 49 años, con un nivel educativo alto, residentes en la Ciudad y provincia de Buenos Aires. Entre los principales resultados se observa que más de un cuarto de las personas encuestadas utiliza cannabis para sí y una tercera persona.

En relación a los diagnósticos, Romero mencionó que las enfermedades/trastornos mencionados con mayor frecuencia fueron: artrosis (11%), trastornos del sueño (10%) y fibromialgia (10%). Entre los síntomas, el dolor representó el 50% de las respuestas, la ansiedad el 28%, y el estrés un 13%. Con relación a las formas de uso, un 80% de las personas lo consume en forma de aceite y un 61% sin acompañamiento.

Por otra parte, la antigüedad en el uso es, en promedio, de 5 años y 4 meses, aunque un 61% indica haber interrumpido en algún momento el consumo por problemas de abastecimiento. En lo que respecta a los modos de acceso, la mayoría lo hace mediante autocultivo y combina más de una vía, destacándose la calidad del producto como principal factor que influye en esta elección.

“La información que generan estas encuestas constituyen evidencia útil para el diseño de políticas públicas eficaces orientadas al uso y el acceso al cannabis medicinal”, destacó Romero.

Proyectos para el acceso de cannabis medicinal a través de las farmacias

Catalina van Baren, investigadora y docente asociada de Farmacognosia del IQUIMEFA (UBA-Conicet) e integrante de la RACME, se refirió a un proyecto que desde IQUIMEFA realizan con la Confederación Farmacéutica Argentina (COFA) y que apunta a lograr el acceso al producto de cannabis medicinal a través de las farmacias.

Van Baren relató que la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA, donde se encuentra ubicado el IQUIMEFA, y la COFA firmaron un convenio en diciembre de 2021 destinado a la generación de protocolos normalizados de preparación de aceites de cannabis medicinal a partir de flores o resinas de Cannabis para formar parte del Codex Farmacéutico Nacional o manual de formulaciones nacional, que podrán ser elaborados como preparados magistrales en el laboratorio de las farmacias comunitarias u hospitalarias y el desarrollo de “estudios de estabilidad normal y acelerada, para evaluar y establecer las indicaciones de conservación y vencimiento de estos productos”.

“Así como hoy las farmacias de nuestro país, que están reguladas por el Ministerio de Salud, elaboran preparados de morfina a las que acceden pacientes por orden médica, el objetivo es que los profesionales farmacéuticos tengan las herramientas necesarias para la preparación galénica de aceites de cannabis medicinal, indicadas por recetas médicas para el tratamiento de diferentes dolencias y cuya composición química, calidad  y trazabilidad estén garantizadas ya que están capacitados en la implementación de protocolos con buenas prácticas de preparación”, explicó van Baren y se refirió a resoluciones legales que indican que los y las pacientes que tuvieren indicación médica para el uso de la planta de Cannabis y sus derivados podrán adquirir especialidades medicinales elaboradas en el país, importar especialidades medicinales debidamente registradas por la autoridad sanitaria o adquirir formulaciones magistrales elaboradas por farmacias autorizadas u otras presentaciones que en el futuro se establezcan.

Prácticas de buena manufactura, regulación y políticas públicas de salud

Valeria Rudoy, licenciada en biología, se refirió al trabajo que realiza como integrante de la RACME y del directorio de la Agencia Regulatoria de la Industria del Cáñamo y del Cannabis Medicinal (ARICCAME) cuya misión es regular toda la actividad económica de la cadena productiva del cáñamo y cannabis para uso medicinal e industrial.

“Habiéndome especializado en la germinación-clonación de plantas, entendí hace unos años la necesidad de mantener la trazabilidad de la genética de determinadas plantas que tengan una calidad garantizada tanto para su producción a nivel industrial como para su uso medicinal y para ello son claves el aporte de la ciencia y las buenas prácticas de producción y procesamiento, así como la autorización de los entes regulatorios. Hoy hay unos 23 proyectos de investigación que trabajan en esta temática”, indicó Rudoy.

La especialista también destacó que están trabajando para avanzar en los modos en que se realizarán las autorizaciones y licencias para regular y controlar cada paso, desde la producción de la planta y su procesamiento hasta su uso con fines industriales y medicinales promoviendo proyectos de investigación y desarrollo (I+D) destinados a generar conocimientos y avances en torno a las propiedades de la planta de cannabis y sus derivados, sus usos clínicos y/o industriales.

Marcelo Morante, coordinador del Programa Nacional de los usos medicinales del Cannabis, del Ministerio de Salud de la Nación y miembro de la RACME, y también integrante del directorio de ARICCAME, indicó: “El cannabis planteó un desafío en materia de salud pública, genera la necesidad de acercar puntos de vista diferentes. Parte de mi labor es proveer de información y herramientas para que desde el Estado, a través de la cartera de ciencia, se acompañe, a través de políticas públicas, el avance del proceso que implica la regulación del cannabis desde su producción hasta su uso industrial y medicinal».

En ese sentido, Morante destacó el largo camino recorrido hasta ahora y cómo se pudo avanzar del Registro Nacional de Pacientes en Tratamiento con Cannabis (REPROCANN), que permitía el uso de cannabis medicinal para tratar epilepsia refractaria en niños en determinados centros médicos, a la creación en 2020 del Registro del Programa de Cannabis (REPROCANN), una base de datos que hoy tiene registrados a 200 mil pacientes con diferentes dolencias autorizados a acceder a un cultivo controlado de la planta de cannabis con fines de tratamiento medicinal, terapéutico y/o paliativo del dolor.

“El REPROCANN pone como una normativa de exigencia que tiene que estar presente la indicación médica para que los pacientes registrados puedan acceder al cultivo controlado de la planta y que además el profesional de la salud pueda hacerles un seguimiento”, señaló.

También remarcó la necesidad de reglamentar la nueva categoría creada por ANMAT con insumos aportados desde la RACME, para el cannabis “producto medicinal no farmacéutico”, así el o la paciente que lo necesita puede acceder con cobertura de su obra social o del Estado, como con cualquier tratamiento.

 

 

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