Daniel Casanovas es rosarino y conocido en el mundo del agro y las finanzas, pero no por su buen desempeño: está imputado por estafas y administración fraudulenta en el marco de la caída de su empresa agro-ganadera Cereales del Sur, en 2019, y de otro negocio, Rosario E. Trade. Las víctimas de esas maniobras no se lo perdonan, y lejos de su ciudad, en la localidad salteña de Las Lajitas, se lo hicieron saber: un supuesto acreedor lo interceptó en un restorán y, a puro golpe e insultos, lo hechó del lugar.
“Ahora venís a robar acá. ¡Andate!“, increpó a Casanovas el estafado por Cereales del Sur apenas lo vio entrar en el negocio gastronómico. Trompadas y una patada mediante, el rosarino, sorprendido y golpeado, se retiró del lugar. La secuencia, para más, quedó filmada y comenzó a circular por las redes.
Las imágenes muestran cómo Casanovas y el agresor se cruzan. El productor comienza a reprocharle el dinero perdido por los productores clientes de la empresa a causa de los granos que nunca les pagaron y después sigue la violencia.
El grupo empresarial diversificado que comandaba Casanovas, de capitales rosarinos pero con base en Salta, fue el segundo en caer durante 2019. El daño de ese derrumbe se estima en alrededor de mil millones de pesos.
La bola de nieve se inició con el incumplimiento de pagos de Cereales del Sur, con negocios centrados en el norte argentino. Sumado a eso, el grupo agrofinanciero no devolvió fondos que terceros habían aportado a su fideicomiso Ganadero Norte, un armado financiero cuyo destino declamado era el engorde de ganado.
En agosto de 2019, unas 70 familias salteñas se desplazaron hasta Funes para reclamarle a Casanovas una deuda millonaria. Fue frente al exclusivo country Mirasoles, donde vivía el rosarino. Lo acusaban de haberlos contratado para transportar la cosecha y no pagarles.
Cereales del Sur entró en convocatoria de acreedores a fines de 2019. La empresa exhibió un default por 450 millones de pesos y presentó un plan de pagos para devolver a los acreedores, con una importante quita, a través de una comercializadora de ganado, pero los plazos nunca se cumplieron. Sus trabajadores se quedaron en la calle, con cuatro meses de salarios adeudados. Algunos, además, habían trabajado en la cosecha con la promesa de que luego de la campaña electoral de ese año cobrarían, algo que no pasó.
La bronca por las estafas de Casanova no se apaga. «¿A quién saludás, pedazo de rata», le dijo el productor salteño cuando lo vió en el restorán. «Andate a la mierda de acá, ladrón», siguió con los insultos tras glpear, patear y hacer caer al rosarino.
Casanovas y su esposa, Samanta Bravo, fueron imputados por estafas junto a directivos de sus firmas Cereales del Sur y la financiera Rosario E. Trade, denunciadas por más de veinte personas que les habían confiado bienes para inversiones que no recuperaron. La investigación del fiscal Miguel Moreno calculó en su momento un perjuicio global de cuatro millones de dólares.