Política

CANDIDATAS Y CANDIDATOS

Octavio Crivaro: “Hay un gobierno con un discurso progresista que empeora las condiciones de vida”

El precandidato a gobernador de Santa Fe por el PTS en la interna del FIT-U habló acerca de los mayores problemas que enfrenta la provincia, cuáles son sus propuestas y el rol que juega la izquierda en este contexto de mayor violencia social y desigualdad


Octavio Crivaro tenía diez años cuando leyó Operación Masacre por primera vez. La obra de Rodolfo Walsh estaba en la biblioteca de su papá, en su casa en Bahía Blanca, la ciudad al sur de la provincia de Buenos Aires donde creció. Se acuerda de ese libro porque fue fundacional en sus lecturas e intereses políticos. “Era una ciudad muy conservadora, con muchos militares y era muy difícil expresar la vida cultural de un joven en ese momento. Además iba a un colegio católico, por lo que cuando fui descubriendo la literatura de izquierda descubrí que había otro mundo”.

No empezó a militar partidariamente hasta que se mudó a Buenos Aires a estudiar Sociología, a fines de los noventa. En 2008 se mudó a Rosario, donde vive desde entonces. Ya formaba parte del Partido de los Trabajadores Socialistas -PTS-, espacio por el que hoy presenta su precandidatura a gobernador de Santa Fe, disputando las Paso en el Frente de Izquierda y Trabajadores – Unidad (FIT-U).

—¿Qué es lo que más te preocupa de la realidad santafesina?

Hay una desigualdad galopante que pasa en gestiones de todos los signos políticos y va empeorando. No es una provincia pobre, se sabe qué recursos existen y hay una orientación política decidida a favorecer a los sectores que tienen las tierras, a los sectores que tienen los puertos, a las cerealeras, a un puñado de multinacionales mientras el resto ve cómo su nivel de vida empeora, desde los sectores medios y ni hablar los sectores populares. Ven empeorar sistemáticamente sus condiciones de vida. Lo veo todos los días en Anses donde que trabajamos con jubilados, madres solteras, trabajadores despedidos. Vemos que eso se hunde cada vez más y los otros sectores festejan sus ganancias cada vez más. Hay algo que falla y es que las políticas del macrismo, del peronismo de conjunto y también del Frente Progresista siempre fueron ofrendas a los sectores concentrados de las cerealeras y del campo. La izquierda tiene que apuntar a lo contrario.

—¿Cómo podría lograr eso? ¿Qué propuesta tiene la izquierda?

Somos antimesiánicos. Por lo menos mi corriente de izquierda, el PTS, que estamos con Nicolás Del Caño y Myriam Bregman, no decimos “votame que si yo llego a tal lugar voy a cambiar la situación”, sino que apostamos como a través de la historia, en Argentina y a nivel mundial, a un cambio colectivo. No hay ninguna conquista que se haya hecho porque tal corriente incluso a la que yo reivindico haya llegado al gobierno. Nosotros aspiramos a que los trabajadores se organicen, protesten y conquisten sus cosas en la calle y hoy hay mucho por lo cual pelear. Apostamos a un cambio colectivo, a la movilización. Hoy vemos cómo empeoran las condiciones de vida, de manera muy notable, pero hay un dispositivo de contención social y laboral que es tremendo. Sobre todo de sindicatos y movimientos sociales enrolados con el oficialismo que asumen un rol de hacer declaraciones de que las cosas empeoran pero impedir que el descontento y la bronca se expresen en las calles. Eso es lo que favorece a la derecha. Milei no crece porque vino de un plato volador y la gente empezó a persignarse frente a él. Crece porque hay un gobierno con un discurso progresista que empeora las condiciones de vida y sectores populares que no pueden salir siquiera a expresarse. La izquierda apuesta a un cambio que se exprese en las calles.

¿Cuáles son sus propuestas en materia de seguridad?

Hay dos vías de entrada. Hablo como sociólogo, hay un aspecto importante y voy a poner el foco en la juventud: mientras haya condiciones de desigualdad, de pérdida de derechos, de falta de oportunidades y de futuro para la juventud, los sectores narco criminales van a tener poder de reclutamiento. Ni ni hablar si tienen amparo estatal. No es sólo un problema material, en concreto hoy un soldadito te paga más que una empresa metalúrgica que tiene  sueldos de hace diez años. Ahí hay un problema que si no se resuelve, esas bandas van a tener poder de reclutamiento. Insisto en esto porque aparte tiene el apoyo del Estado. 

Pero hay un aspecto también muy interesante en un libro que estoy leyendo de antropóloga rosarina Eugenia Cozzi que explica lo que implica entrar a una banda. A una juventud que le prohíben tener dignidad, entrar a una banda es una forma de tener un prestigio. Cuando pasa esto hay un problema y hoy no se discute. Porque se discute que hay bandas que cuando hay hechos brutales como el asesinato de los chicos en barrio Los Pumitas que genera un revuelo, se traen policías y nos se modifica absolutamente nada. Van años y años de traer tropas federales y no bajó un solo índice de criminalidad. Desde que vino este nuevo desembarco no sólo que no mejoró nada sino que empeoró. 

O discutimos trabajo para la juventud o discutimos política habitacional o discutimos que haya escuelas que llamen a los pibes a que vayan. Es necesario que cuando llueva no se inunden las escuelas ni las casas como vimos esta semana, que las calles sean de asfalto porque mientras haya esto va a haber un problema de crecimiento del narcotráfico.

Hay que discutir que los puertos no pueden estar controlados por empresas privadas, hay que nacionalizarlos y controlarlos con los trabajadores. Y hay que discutir una política de legalización de las drogas, porque toda política criminalizadora va a favor de que el narcotráfico se convierta en un gran negocio con una tasa de ganancia diferencial y eso es lo que hace que crezca sobre todo porque tiene apoyo del Estado y jueces, políticos, funcionarios, fiscales como está probadísimo en toda la historia reciente de Santa Fe.

—En materia de violencia contra las mujeres y contra la población LGBTIQ+, ¿cuál es tu diagnóstico y qué propuestas tienen? 

Primero, que se invierta. Hoy la inversión que hay en refugios para mujeres en situación de violencia es absolutamente nefasta. Además, es necesario impulsar la salida laboral. Una mujer que no puede salir de su casa porque no tiene trabajo está doblemente en riesgo frente a una situación de violencia machista. 

También se tiene que cumplir el cupo trans a un nivel muy superior de lo que se cumple hoy. Es evidente que se trata de una población que está en una situación de riesgo diferencial: el promedio de vida es la mitad del resto de la población. Y no sólo los gobiernos tienen responsabilidad en que se cumpla sino también las empresas, para que sean sectores que estén en una situación menor vulnerabilidad actual. Porque insisto en que hay una vulnerabilidad económica que es la base para que ocurran todo ese tipo de situaciones que hay que combatir.

 

—¿Qué rol tiene la provincia en políticas públicas que protejan el medio ambiente? Más allá de lo que haga o no el gobierno nacional.

El peronismo, el macrismo y sus nuevos aliados es decir lo que era el partido socialista, tienen un compromiso con los sectores extractivistas en general, con los sectores sojeros y con la Sociedad Rural en particular. 

¿Qué podría hacer la provincia? Proteger los humedales, dictar normativas locales y provinciales de todo tipo pero eso no pasa. Perotti no hizo ni un tweet contra Bordet (gobernador de Entre Ríos), ¿entonces qué va a hacer para proteger los humedales? ¿por qué no se vota nunca la ley  de humedales? Hay sectores de los partidos que dicen “yo estoy a favor” y se ponen una bufanda verde y dicen “soy ecologista” pero todos su compañeros y compañeras de bancada son parte del lobby extractivista, del lobby del glifosato y los agrotóxicos. 

Ahí hay una bandera que quedó exclusivamente en manos de las organizaciones, los sectores que se movilizaron y de la izquierda que fuimos lo únicos que consecuentemente venimos apoyando esto. Hay que discutir medidas pero prefiero no ser careta, no veo que en las manos de este gobierno y estos sectores políticos vayan  a salir ninguna porque representan los intereses de la Bolsa de Comercio. Mientras esto sea así vamos a ver el humo que sale de nuestras islas. Más que nunca hay que apostar a la movilización que tuvieron las mujeres, hombres y comunidades trans que fueron los únicos que tuvieron la dignidad de movilizarse por los humedales.

Se cumplen 40 años de democracia; ¿qué te parece lo más valioso que se construyó en este tiempo y cuál es la mayor deuda?

Obviamente haber tirado una dictadura, que tuvo mucho que ver con la movilización popular, con las huelgas de los sindicatos, con la pelea de los organismos de derechos humanos que conquistaron libertades democráticas que nosotros defendemos a ultranza. 

Es algo que siempre reivindicaremos pero estamos en un sistema en que el gatillo fácil es moneda corriente, en esta provincia tiene nombres propios como Jonatan Herrera,  Franco Casco, Bocacha Orellano, Pichón Escobar, que demuestran que la policía sigue teniendo impunidad. Y la tienen porque se la dan los gobiernos, porque cuando pasa algo dicen que los pibes estaban perdidos, que se deben haber caído al río. Eso es una deuda.

También es una deuda que desde ese momento hasta ahora tenemos una deuda externa que nos está acogotando. Es una deuda que la pobreza desde al año 74 hasta ahora viene creciendo de manera exponencial; que se inventaron los trabajadores en blanco asalariados pobres que crecen cada vez más y más; que los mismos empresarios que hicieron el golpe militar se siguen beneficiando hoy y los reciben en la Casa Rosada como héroes. Eso no lo dice nadie porque es piantavotos.

Hoy más que nunca hay que reivindicar lo que fue haber derrotado esa dictadura y eso implica pelear por todas las deudas que dejó no sólo la dictadura sino un sistema social y un sector social que se aprovecha de la democracia, de la dictadura y de dictaduras previas porque son los que siempre ganan. Hay que discutir una salida a esta crisis a favor de los trabajadores, las trabajadoras, los sectores populares, los más pobres. Y esto es lo que levanta la izquierda.

—Javier Milei es una de las nuevas figuras centrales en la política nacional, se habla a veces de una “derechización de la sociedad”; ¿estás de acuerdo con esa idea? En todo caso, ¿cómo hace frente la izquierda a este fenómeno o a figuras como Milei?

Es debatible. Hay un descontento muy grande y Milei es una herramienta que está a mano porque grita, maldice a la clase política y eso es lo que cae bien. Después, si charlás con los pibes se ven otras cosas. Lo veo en mi trabajo y les pasa a nuestros compañeros que son docentes que charlan con los pibes y cuando les dicen “¿pero vos querés que la educación sea privada? ¿querés que los pocos derechos laborales que tenés te los quiten? ¿querés que tu abuelo se jubile a los 80?” Te dicen que no. Y esas son las ideas de Milei.

Entonces, en primer lugar hay que clarificar y en segundo lugar hay que discutir a fondo. Si no se resuelven de fondo los problemas que afectan a los sectores populares va a crecer una derecha. Mientras haya inflación y contención social para que eso no se exprese en gente haciendo huelgas, movilizaciones y reclamando lo suyo, peleando por un aumento salario, van a crecer sectores que se apoyen en un descontento sin salida. 

Nosotros apostamos a una movilización colectiva pero al mismo tiempo que se discutan medidas de fondo. Que los salarios, las jubilaciones y las asignaciones se ajusten en función de la inflación. Atacar la desocupación repartiendo las horas de trabajo entre ocupados y desocupados para que todos trabajen seis horas y que no haya ningún tipo mirando el teléfono a ver si lo llaman de alguna entrevista. Discutir que los sectores que garantizan la inflación, es decir supermercados, cerealeras y los grandes formadores de precio, no puedan estar especulando en un momento que está deteriorándose a tal nivel la vida de millones. Voy a decirlo claramente: son sectores que tienen que estar expropiados y puestos a andar en función de las necesidades populares bajo control de los trabajadores. Mientras no se discutan medidas de fondo y que algunos digan “pero la izquierda quiere una salida utópica, etcétera”, lo que va a crecer es una derecha utópica como esta que crece sobre las costillas de lo que dejó el macrismo primero y el gobierno del Frente de Todos después.

Recién usaste esta palabra; ¿por qué no es una utopía la opción de la izquierda?

Porque el capitalismo está llevando su crisis a tal extremo que o discutimos qué se hace con eso o vamos a vivir la sociedad de Mad Max. Si hace diez años le decías a cualquiera que íbamos a estar encerrados dos años en nuestras casas porque había una pandemia nadie te iba a creer. Eso pasa porque hay un modo de producción capitalista que se concentra en grandes centros urbanos sin planificar la política habitacional, sin tener una alimentación sana, sin tener una relación armónica con el medio ambiente. El capitalismo es un sistema que está generando miseria, degradación de la vida, pandemias, enfermedades que vuelven. Se está sosteniendo un sistema cada vez más ineficiente y brutal.

La idea de la izquierda es apostar a una superación del capitalismo, construyendo un sistema que planifique la economía en función de las necesidades, que las grandes conquistas que tiene la técnica se pongan en función de reducir las horas de trabajo, de conquistar el tiempo libre, tener una relación armónica con el medio ambiente. Esas ideas que antes parecían de máxima se vuelven una necesidad porque lo que está en juego es una crisis sistémica, la vida del planeta Tierra, la calidad de vida, las enfermedades de las futuras generaciones. Más que nunca hay que poner sobre la mesa las ideas de los y las socialistas.

¿Qué significó el intento de asesinato de CFK en el escenario político?

En última instancia significó poco, en este sentido: es un hecho demasiado grave como para que haya pasado tan poco. Tiene que ver con el crecimiento de una derecha. Hubo una nota de la Revista Anfibia que analizaba el sector social sobre el que reclutaba el sector Revolución Federal y dejaba una respuesta inquietante. Muchos sectores de gente precaria que no entra al mercado laboral en blanco, por supuesto que no todos los que no entran al mercado laboral en blanco hacen un atentado contra la vicepresidenta. Pero que no sean sectores de la derecha tradicional, enrolados con sectores sociales más altos sino sectores precarios deja una situación inquietante. Tiene mucho que ver con una derecha que crece porque desde gobiernos que tienen discursos progresistas son maquinarias sistemáticas de negar derechos. En última instancia aplican mucho de los programas y de las premisas de esa derecha que es atacar los derechos sociales, el derecho a la vivienda y a la educación. Mientras eso pase vamos a tener que acostumbrarnos a fenómenos aberrantes, no creo que sea un hecho aislado.

Cuanto más luchen los trabajadores, las mujeres, la comunidad LGTB, más reacción va a haber. Creo que esos sectores reaccionan a peleas que dieron estos movimientos. Por eso, lo que hay que poner no es solamente el repudio a ese hecho sino poner fuerza social en la calle para decir vamos a conquistar estos derechos y no vamos a permitir que crezca una derecha antiderechos y negacionista como esa.

Comentarios

10