Sólo cinco empresas suman más del 60% de las exportaciones de granos y subproductos de la Argentina, y la concentración será mucho mayor porque este lunes el gigante global –en sus inicios local– Bunge anunció la compra de Viterra. Son el tercer y cuarto jugador del sector, pero juntos quedarán a la cabeza duplicando el porcentaje de la torta de su seguidor en el ránking. No es inmediato, porque faltan aprobaciones varias, incluyendo las de los accionistas. La estimación es que todo estará cerrado a mitad de 2024.
En esa trama, otra vez, se cuela la quebrada por fraudes varios Vicentin, con asiento en el norte de Santa Fe: es que el año pasado le vendió a Viterra Argentina la tercera parte de las acciones que le quedaban de la planta de molienda de soja Renova, pese a que desde 2020 tenía prohibido modificar su composición patrimonial. La operación fue por 310 millones de dólares, y violó disposiciones de la Justicia penal de Rosario. Por eso, el entonces presidente del directorio de la santafesina, Omar Scarel, fue imputado por desobediencia. En realidad, fue el segundo capítulo de una serie oscura: Vicentin y Viterra compartían la sociedad de Renova por mitades, pero el 1 de diciembre de 2019, un día antes de que la local entrara en default, le había vendido a la compañía del grupo Glencore el 16,6% de su participación en un pase económico que la Afip calificó como “simulado”.
Pese al lastre de esas anomalías legales, la fusión de Bunge y Viterra está en marcha. Proyecciones del sector le asignan a la nueva compañía el liderazgo de las exportaciones de aceite de girasol con alrededor del 60% del total, las de aceite y harina de soja con cerca del 31% y las de granos como trigo, cebada y soja con el 20%, 17% y 25% respectivamente. Todo un pulpo.
Es que la fusión no es entre jugadores medianos. En el posicionamiento de 2022, Bunge quedó cuarta con el 10% del total de exportaciones agrarias (6,1 millones de toneladas) detrás de ADM, Cargill y Cofco. Las tres primeras con base en Estados Unidos y la restante, en China. Por su parte, Viterra, de capitales canadienses pero con participación de la suiza Glencore, es líder absoluta en las exportaciones de subproductos de soja y aceites desde que absorbió los clientes de la autodetonada Vicentín, socia a la vez en la planta de molienda y biodiesel Renova.
En la Argentina, Viterra opera bajo la sociedad comercial Oleaginosa Moreno y procesa a fasón en las plantas que Vicentín dejó de utilizar tras la debacle. El año pasado, acaparó el 20,7% del total de exportaciones de subproductos –27,9 millones de toneladas– y el 28,9% de las ventas externas de aceites.
Ya están hasta los nuevos directivos
La estadounidense Bunge Limited anunció este lunes la firma del acuerdo definitivo para adquirir Viterra con Glencore PLC, Canada Pension Plan Investment Board y British Columbia Investment Management Corporation.
Los accionistas de Viterra recibirían alrededor de 65,6 millones de acciones de Bunge con valor agregado de 6200 millones de dólares, además de 2000 millones en efectivo.
El acuerdo contempla que Bunge asumirá 9800 millones de dólares de deuda de Viterra. Y además, la corporación con sede en Saint Louis, Missouri, recomprará 2000 millones de acciones de Bunge en el mercado bursátil estadounidense.
Los accionistas de Viterra se quedarán con el 30% de la compañía combinada al cierre de la transacción y con el 33% tras la recompra de acciones.
La operación se financiará mediante un compromiso de crédito de 7000 millones de dólares proporcionado por Sumitomo Mitsui Banking Corporation, miembro de los grupos japoneses Sumitomo y Mitsui.
Cuando termine la operación, a mediados del año próximo, la empresa combinada será dirigida por Greg Heckman, actual director ejecutivo de Bunge, y John Neppl, director financiero de la misma compañía. El director ejecutivo de Viterra, David Mattiske, ocupará el cargo de codirector de Operaciones.
Guerra de granos local: EE.UU. desplaza a China
Con la fusión de Bunge y Viterra, aún sujeta a sortear aprobaciones y regulacioes, las empresas norteamericanas serán líderes sin más de la exportación de granos de Argentina, la que más divisas aporta en un comercio externo con preeminencia de productos primarios y semi industrializados: unos 40.000 millones de dólares, el año pasado.
La operación dejará definitivamente atrás a la china Cofco, que llegó a estar primera en las ventas externas de granos sin procesar. Sin embargo, ya en 2020 le había cedido ese podio a la norteamericana Cargill.
Además del cambio de manos del liderazgo entre extranjeras, lo que se profundiza es la retracción de las compañías locales en el sector. En el negocio de aceites y subproductos, Viterra competía con Vicentín, de capitales nacionales. Pero a partir de 2020, con el default de la santafesina, la canadiense terminó por absorber gran parte de su operatoria y su capacidad de molienda con los contratos a fasón. Atrás, y lejos, quedaron las locales Aceitera General Deheza (AGD) y Molinos Agro, de la familia Pérez Companc.
La fusión debe pasar por la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia, que no había recibido comunicación formal del acuerdo. Lo que seguirá a eso es el análisis del caso para determinar los alcances sobre el mercado. Una posibilidad es que la compañía combinada tenga que desinvertir en algunos activos dentro de Argentina para no ingresar en la categoría de monopolio, sobre todo en el rubro de los subproductos.
Como si fuera poco, Renova se vio involucrada en las últimas semanas en un megamillonario embarque de cocaína secuestrado semanas más tarde en Australia: el buque estuvo en su puerto de Timbúes. Otra firma en la que Vicentin forma parte, TPR, la controlante del puerto Rosario, se vio afectada el año pasado por una noticia similar: una tonelada y media de esa droga que fue incautada en Santos, Brasil, y Amsterdam, Holanda.
