“El ego deja de existir cuando el pueblo se apropia de la canción”, dijo Jaime Roos en medio de una extensa charla con El Ciudadano. El artista uruguayo, autor de temas que trascienden su figura como “Amándote” o “Durazno y Convención”, volverá este jueves a pisar suelo rosarino tras 15 años de ausencia y acompañado por la banda más grande que armo en su carrera. El concierto será una retrospectiva de su vasta obra en el que estarán incluidas las canciones favoritas del público, al tiempo que recorrerá la gran paleta de estilos que supo visitar a lo largo de más de 50 años, una apertura estilística que sostiene también en la escucha. “Me ha hecho feliz escuchar desde Marilina Bertoldi hasta Perotá Chingó”, confesó sobre la música nueva en Argentina, aunque un tanto arrepentido por dar nombres entre los que incluyó a Raly Barrionuevo e incluso a Lali Esposito.
De regreso a Rosario
Jaime Roos llegó por primera vez a la ciudad en 1995. En los camarines del Fundación Astengo, de Mitre al 700, cuando estaba a punto de hacer una prueba de luces, un señor bajito de barba se le acercó y lo enfundó con un trapo que no llegó a reconocer. “Mucho gusto. Fontanarrosa. Estás bautizado”, le dijo el icónico escritor y humorista gráfico local dejando la camiseta de Rosario Central en sus hombros y dando el puntapié inicial a la relación que el cantautor uruguayo tiene con una ciudad que no recuerda la innumerable cantidad de veces que visitó, ni el número de anécdotas que recolectó. “Rosario es un emporio de artistas”, definió ahora.
“Esa fue mi llegada a Rosario; a partir de allí me entreveré con toda la movida cultural de la ciudad, me recibieron con los brazos abiertos. Me sentí casi como en Montevideo; es una ciudad que tiene un perfil muy parecido a la ciudad en la que nací”, recordó.
El concierto que tendrá lugar el 29 de junio ya pasó por el Luna Park en Buenos Aires. “Todavía nos estamos recuperando”, dijo entre risas. “Fue muy emotivo, se puede decir que más que un concierto fue una celebración. La banda tocó a full, somos 21 músicos, es la banda más numerosa que he podido armar en mi vida. Estoy feliz porque puedo desplegar los arreglos originales de mis canciones en una forma muchísimo más solvente que cuando uno tiene que adaptarlo para un formato más reducido”, explicó.
El show que llega a la ciudad fue armado después de lo que definió en varias entrevistas como un “poner la casa en orden”. En los últimos años, se alejó de los escenarios (después de soplar las 60 velas), realizó un trabajo de reedición de sus discos en un proyecto que llamó Obra completa, armó una banda nueva y volvió a los escenarios con una gira que nombró Mediosiglo.
Roos define todo eso como “un efecto dominó de eventos”. Y en el medio, una pandemia. “En 2020 estábamos en la recta final de los ensayos y se declaró la pandemia. Nos dimos contra una pared”, recordó.
Pero el autor de temas como “Amor profundo” y “Colombina” aclaró: “El parate lo hice a los 62 años, estoy por cumplir 70. Fue un momento especial en mi vida donde directamente puse el freno de mano, apagué el motor. Mi vida era un caos, la personal, la profesional y a nivel artístico. Más allá de lo personal tenía un sentimiento frustrante de ver que, lo que yo llamo mi obra completa, estaba descatalogada, desparramada por algunos lugares de internet. La gente conocía solamente 15 o 20 canciones que fueron las más exitosas, pero no conocían los discos en sus versiones integrales, entonces me embarqué en un proyecto llamado Obra completa que me llevo cuatro años y medio, fue muy complejo poder editar absolutamente todos mis discos en una misma colección”, contó.
Y confesó: “Creí que me iba a llevar un año. Pero me llevó cuatro años y medio, y fue directamente un viaje de arena gruesa, por su complejidad. Entonces, una vez terminado, ahora sí se puede decir que hice un balance y creo que fue una de las cosas más inteligentes que hice en mi vida. Estuve cuarenta años para hacer esos discos y dediqué cuatro a ponerlos arriba del mostrador, lustrarlos y dejarlos listos para las nuevas generaciones. Para que lo pudieran escuchar cómo fueron concebidos inicialmente”.
Después de eso, y ante un público que se lo pedía de todas las maneras posibles por redes, armó un espectáculo en vivo. “Es algo que funciona como el cierre en vivo del proyecto Obra completa. Tocamos en vivo una retrospectiva. Para mí es importante la palabra en sí, es algo que me gusta mucho ver en los pintores, por ejemplo. Decidí hacer una combinación de mis canciones favoritas y las canciones favoritas del público”, aseguró.
Veinticinco canciones
“Fue difícil elegir. Un espectáculo no puede durar más de dos horas y media, es el umbral de atención, es como una película. Todos sabemos que una película de tres horas se vuelve algo difícil de digerir, tiene que ser realmente una obra maestra. Yo he llegado a hacer espectáculos de casi cuatro horas. ¡Pobre público!”, dijo entre risas. Y aclaró que, en este caso, se propuso que las presentaciones en vivo no excedieran las dos horas. “Son más o menos 25 canciones. Y puedo decir que la gran mayoría de las canciones elegidas por el público como propias, están presentes”, aseguró.
Jaime Roos tiene en su discografía muchos temas que han sido grandes éxitos, muchos que fueron reversionados por otros, muchos que no puede no tocar cuando se sube a un escenario. “No reniego de mis éxitos. No siento esa sensación que es casi como la de empacharse con un pico dulce que a veces provoca interpretar mecánicamente una y otra vez una canción exitosa. Eso es una maldición para un artista cuando tiene un tema demasiado exitoso que tiene que tocarlo siempre”, dijo.
Y aclaró: “A lo largo de mi vida me pasó con un par de canciones que no quiero mencionar, pero quizás este parate tan lago en el que estuve casi seis años y medio sin tocar me hizo bien. Tengo además una suerte de técnica interior que cuando toco una canción, la vivo como si la estuviera componiendo, me meto adentro de ella; es la forma de realmente poder, no solamente disfrutarla, sino expresarla e interpretarla frente a la audiencia de la forma debida”, confesó.
Para esa tarea de retrospectiva Roos armó lo que él llama cariñosamente una Filarmónica Popular. Se trata de un grupo de instrumentos e instrumentistas que pueden interpretar la variedad de géneros que visita su repertorio de la manera más fiel posible a cómo fueron pensadas las composiciones. “Cada uno tiene su lugar, entran y salen, de acuerdo a la canción. Hay seis corrientes definidas que son candombe, murga, tango, milonga, jazz y rock. Si habláramos de una paleta de colores, serían esos; pero soy fusionador desde mi primer álbum”, adelantó.
“Hay canciones donde, de repente, está el tango, está el candombe y está la murga, todos al mismo tiempo y vos no sabés de qué agarrarte. Entonces, armar una banda grande, me posibilita potenciar estas fusiones de una manera más vistosa o más profunda que cuando he armado bandas más chicas”, agregó.
Estilo Roos
Hace varios años el autor de la emblemática “Brindis por Pierrot” definió su estilo como “candombe, murga y rock and roll” pero hoy reconoce una fusión que ha ido mucho más lejos: “He incluido ritmos andinos como el huayno o ritmos del norte argentino como la zamba, o de Santiago del Estero con aires de chacarera; hay influencias de música venezolana, de joropo, incluso de la guarania paraguaya o el samba brasileño, no es rock and roll solamente sino que hay mucho jazz, hay sonoridades de música árabe y ni hablar de ciertos aspectos folclóricos europeos. Ahora, la actitud de la banda cuando la ves es candombe, murga y rock and roll y en este show agregaría un plus que es tango. Soy fusionador de alma porque vengo de la escuela Beatle donde el estilo no es un fin”.
Las y los otros artistas
Sobre la reversión de sus canciones por otras y otros artistas, Roos no dudo: “Siento mis canciones como hijas o hijos que tienen vida propia. Las quiero mucho, pero cuando alguien las reversiona me pongo muy contento, porque más allá del resultado, el hecho de que haya otro artista que le preste atención y que quiera cantarlas, es un premio. Muchas veces se dijo que cuando una canción deja de tener dueño y es el pueblo el que la canta, es misión cumplida, y efectivamente es así. El ego deja de existir cuando el pueblo se apropia de la canción”.
Para finalizar, y consultado sobre qué música nueva lo sorprendió en los últimos años, Roos aclaró: “Voy a hablar de Argentina, porque hay cosas de otros países que me pueden, me atraen y me hacen parar la oreja. Pero de Argentina me gustan cosas muy disimiles. Me ha hecho feliz escuchar desde Marilina Bertoldi hasta el dúo Perotá Chingó, el folclorista santiagueño de la nueva camada que es Raly Barrionuevo o incluso, y esto le puede sorprender a los más puristas, ver un show de Lali Espósito que tiene talento. Estamos hablando de cosas under, de folclore y de cosas que pertenecen a la industria, pero me gusta presenciar el talento, emocionarme frete al despliegue artístico de alguien más allá del estilo. Doy esos nombres y me quedo corto. Después están los grandes, los clásicos, folcloristas como el Chango Spasiuk, el Negro Aguirre o músicos de jazz como Salinas o Malosetti. Un artista me gusta cuando tiene alma y fuerza interior”.
Para agendar
Jaime Roos tocará en Rosario este jueves, a partir de las 21, en el teatro El Círculo, de Laprida y Mendoza. Las entradas están a la venta en la boletería del referido coliseo en horarios habituales o bien a través del sistema ticketek.com.ar