El partido Ciudad Futura construyó uno de los bloques más fuertes en el Concejo Municipal y ahora buscará sostener ese armado con el claro objetivo de darle mayor sustento a una eventual intendencia. Caren Tepp encabezará la lista de cancejalas y concejales con el objetivo de darle continuidad a una agenda distintiva, que se materializó en proyectos como la creación de la agencia antilavado o la empresa de desarrollo urbano.
“Hay elementos transformadores que pudimos generar desde el Concejo pero no están puestos en funcionamiento por la resistencia del poder ejecutivo”, sostuvo la referenta de un espacio que compitió electoralmente por primera vez hace diez años y hoy sueña con formar parte de la conducción municipal junto con un sector del peronismo, el Movimiento Evita.
El objetivo está puesto en trasladar al plano municipal parte de esa construcción que forjaron en el Concejo, ponderando la participación de organizaciones sociales y civiles. “Hay que sostener un plan durante distintas gestiones involucrando a distintos sectores de la sociedad. A partir del 10 de diciembre tenemos que convocar a toda la ciudadanía a un plan estratégico para los próximos 15 años”, reflexionó la edila y precandidata al Concejo.
—¿Por dónde se empieza a trabajar para revertir la situación que atraviesa Rosario?
—Es necesario un cambio de actitud para cambiar los problemas que tenemos. La sensación es que nadie se quiere hacer cargo y nuestra apuesta tiene que ver con hacernos cargo como generación del presente y de pensar en un proyecto de vida a futuro para Rosario. Hay elementos transformadores que pudimos generar desde el Concejo pero no están puesto en funcionamiento por la resistencia del poder ejecutivo. Hay tres ejemplos: uno es la agencia antilavado, que hay que jerarquizarla y ampliar sus facultades, está también la creación de la empresa de desarrollo urbano para acelerar procesos de urbanización y el sistema de reciclado con inclusión social, incorporando a los trabajadores de la economía popular. No hay mucha voluntad por parte del ejecutivo en implementarlas.
Lo que venimos a ofrecer como nueva cultura política es la posibilidad de una alternativa, con fuerzas que podemos tener disidencias, pero que nos permita ir hacia la ciudad que queremos. Pudimos avanzar siendo oposición en el Concejo, podemos hacerlo siendo oficialismo.
—Construyeron esta campaña con la premisa de una “Rosario sin miedo”. ¿Hay miedo o hartazgo en la sociedad rosarina?
—Yo creo que en la sociedad argentina hay hartazgo y un poco de resignación, porque el nuevo gobierno nacional no cubrió las expectativas que se habían generado. En Rosario se mezcla con una sensación de temor que va avanzando en distintos planos, principalmente con el de la inseguridad. También está el miedo a situaciones futuras, como la incertidumbre a encontrar un trabajo, o a no saber si va a poder sostener el alquiler. Es una sensación genuina, pero estamos convencidos y convencidas de que podemos salir adelante con organización y con respuestas.
—¿Se pueden reorganizar las dependencias municipales que existen para lograr esa organización?
—En todas las áreas municipales y provinciales falta conducción política, de un programa que ponga objetivos. Hay un corrimiento del Estado, que no tiene que ver con lo que hacen los trabajadores, sino con un proyecto político que se corrió y no acompaña en la reconstrucción del tejido social. Tiene que haber una apuesta a futuro de una descentralización política. Las áreas de gobierno municipal tienen que trabajar desde los distritos, las concejalas y concejales tienen que trabajar desde los distritos. Hay que volver a jerarquizar a esas instituciones, que hoy son bocas de expendio de algunos trámites. Hay que gobernar desde la proximidad y apoyar la gestión sobre esos espacios que ya existen para que los vecinos encuentren cuadros políticos que puedan resolver problemas. Es necesario que en las instituciones haya gente con vocación, profesionalismo pero también que estén dispuestos a dar la cara.
—¿Se pueden generar los consensos necesarios para gobernar la ciudad con el nivel de fragmentación política que existe?
—El mayor desafío que tenemos por delante, como concejala del oficialismo, es trabajar con aquellos espacios con los que compartimos prioridades para la ciudad, peor también vamos a tener que tener la capacidad de diálogo con aquellos espacios que están en las antípodas per con los que tenemos que ponernos de acuerdo para salir de la crisis. Hay que sostener un plan durante distintas gestiones involucrando a distintos sectores de la sociedad. A partir del 10 de diciembre, tenemos que convocar a toda la ciudadanía a un plan estratégico para los próximos 15 años. Hace muchos años que las sociedades no toman la herramienta de la planificación para bajar los niveles de incertidumbre y en el que todos formemos parte. Hay que salir de la lógica binaria de oficialismo y oposición y discutir proyectos.
—¿Qué percepción tienen de la política esos sectores de la sociedad civil con los que ustedes proponen trabajar?
—Esos sectores creen que la dirigencia política tiene una gran dosis de voluntarismo pero también de victimización. Ese acompañamiento es más humano que político. Eso va degradando la imagen que la sociedad y las instituciones tienen de los gobiernos. El tema es que operan otros poderes, como las mafias. En los últimos años los gobiernos se desempoderaron, y ahí donde no se ejerce el poder, es donde avanzan las mafias. Lo vemos claramente en el territorio.
El hartazgo de la gente es con quienes ven la política como carrera y no como ejercicio del poder público. La pregunta que nos hacemos es para qué se presentan quienes se postulan si cuando ganan no pueden llevar adelante nada de lo que prometieron o están todo el tiempo excusándose. Si uno se presenta y construye proyectos políticos, no puede permitir que un funcionario diga que no se puede, hay que generar marcos de posibilidades. Para eso hay que robustecer el poder con asociaciones intermedias. Hay que hacerlo desde el Estado y en co gobierno con esas organizaciones intermedias.
—¿Desde dónde se empieza a abordar la problemática de la inseguridad?
—La política de seguridad tiene distintos aspectos. Cuando vemos distintos casos que salen a la luz, en todos hay implicados miembros de las fuerzas de seguridad, ahí hay un problema muy grave. Después está la posibilidad de darle posibilidad de proyectos de vida a jóvenes de los barrios populares. El corrimiento del Estado es responsable de la situación actual que vivimos.
Lo primero es una política de seguridad persiguiendo la ruta del dinero narco, ampliando las competencias de la agencia anti lavado, conocer las actividades económicas que se están llevando adelante en nuestros distritos. Sumar a eso el control de los puertos. El último informe de la ONU da cuenta de que ha cambiado la ruta del narcotráfico en el continente, y en Rosario ya no hay solo problemas de narcomenudeo sino que la hidrovía se convirtió en uno de los ejes por donde sale la droga del continente. Hay que pensar un mejor control y fiscalización de los puertos.
También hay que trabajar con funcionarios provinciales en una reforma estructural de la policía de Santa Fe y hacer un trabajo conjunto con el gobierno nacional para tener una policía capacitada y cortar con los niveles de connivencia con el delito.