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¿Dónde está Mónica Aquino? Seis semanas después, su familia pide que el Estado no deje de buscarla

A más de cuarenta días de la desaparición de la joven de su casa del barrio Varadero Sarsotti de Santa Fe, familiares y allegados continúan la búsqueda y piden que la causa se investigue en el fuero federal. Hasta el momento hay tres detenidos

Por Mariángeles Guerrero / Especial para El Ciudadano

Junto a la bandera con la foto de su hija, Mirta Machado dice con un hilo de voz: “Mis nietos querían hacerle una torta a su mamá, por su cumpleaños. No se puede porque ella todavía no aparece. Necesitamos encontrarla. Queremos que aparezca con vida”. Esta semana Mónica Aquino, de la ciudad de Santa Fe, cumplió 30 años. Su desaparición, la búsqueda de su familia, lleva más de cuarenta días.

Las noticias describen: Mónica tiene tez trigueña y dos lunares en el cuello, el color de sus ojos es marrón oscuro, su cabello es castaño y mide 1,54 metros de estatura. La familia recuerda: “Cuando lo conoció a él cambió mucho, empezó a aislarse. Estaba triste, estaba mal”. “Él” es Hugo Pérez, quien está detenido y acusado -junto a su hermano (Mario) y a su madre (María Rosa Aguirre)- de explotación de la prostitución ajena agravada contra la joven.

Hace nueve años que Hugo y Mónica estaban en pareja. Vivían en Varadero Sarsotti, un barrio pobre del sur de la ciudad. La última imagen que se tiene de ella es caminando por esa zona el 5 de mayo a las 3 de la mañana.

Sobre las últimas veces que hablaron con Mónica, su hermano, Silvestre Aquino, cuenta: “Hace rato que no la veíamos, él la tenía alejada de nosotros. Le sacaba el celular, no la dejaba tener redes sociales, la controlaba”. Y agrega: “Sabíamos que estaba en una situación de violencia porque varias veces se escapó y se iba a casa de mi mamá o a la casa de alguna amiga. Pero ella siempre se iba con los chicos y él la buscaba hasta que la encontraba. Cuando ella desapareció, él no la buscó. Fue e hizo la denuncia”.

Mirta intentó denunciar la situación de explotación sexual a la que era sometida su hija en 2022, en la oficina de la Agencia de Trata de personas y violencia de género de la Policía de Santa Fe. “Ella me había llamado para contarme que se había escapado y yo fui a denunciar lo que estaba pasando. Pero después volvió con él. Él fue a buscarla donde estaba, en la casa de una amiga”, recuerda la mujer.

Y añade: “Hicimos muchas cosas para sacarla de ahí pero ella siempre volvía porque él la tenía amenazada”.

El 5 de noviembre del año pasado, su hermano José la cruzó en la calle y la quiso abrazar. “Noté que se sentía dolida, que estaba golpeada. Después me dijo: «Me voy, me voy» y se fue. La tenían vigilada”, recuerda el joven. El 16 de marzo fue el último contacto telefónico. Ese día Mirta cumplía años: “Me habló para saludarme. Cuando le pregunté cómo estaba, me cortó. Fue la última vez que me llamó”.

El 8 de mayo Mirta recibió otro llamado, esta vez desde la Agencia de Trata. “Me preguntaron por mi hija. Pregunté si había pasado algo y me dijeron que me presente urgente. Me pidieron que vaya con mi hija menor, que había testificado cuando fui a denunciar la vez anterior y había contado que él le pegaba. Después Mónica negó todo y no hicieron más nada. Pero tendrían que haber hecho un seguimiento”, relata la mujer. Allí le dijeron que Mónica había desaparecido.

Hugo P. denunció que Mónica Aquino salió a trabajar el 5 de mayo y no volvió.

“Empezamos a buscar por nuestra cuenta, a recorrer Varadero. Hasta el día de hoy siempre nos juntamos a las dos de la tarde en el playón de Varadero. Hacemos algún corte o buscamos”, dice Silvestre.

Una ayuda clave en esos primeros días, cuando Mirta quería denunciar a quien fue pareja de su hija, fue el de la Campaña por la Declaración de la Emergencia en Violencia Contra las Mujeres. En Santa Fe, la Corriente Clasista y Combativa es parte de esa organización nacional y son quienes, junto al movimiento feminista santafesino, acompañan a la familia en las movilizaciones. El último 3 de junio en Santa Fe, el reclamo por la aparición con vida de la joven fue central.

Hoy el caso está a cargo de la fiscala Alejandra Del Río Ayala, de la Unidad Fiscal Especial de Violencia de Género, Familiar y Sexual (Gefas) de la Fiscalía Regional Santa Fe. El 9 de junio pasado Del Río Ayala y el fiscal Regional Jorge Nessier brindaron una conferencia de prensa, en la que comentaron que se estaban haciendo rastrillajes con equipos especializados en el barrio donde vivía la joven.

«En Varadero hay domicilios con salida al río, con pozos ciegos. Si se la llevaron o la mataron se la pueden haber llevado a cualquier lado. Estas son investigaciones muy complejas», dijo entonces la fiscala. Y de inmediato agregó: «Estoy convencida de que [los detenidos] saben, y sé quienes los ayudaron».

Por su parte, la familia expresa que no se siente informada. Solange Etcheverría, integrante de la Campaña por la Emergencia, reclama que la Fiscalía “se ponga a disposición de la familia”. Al respecto, puntualiza: “Queremos que haya una comunicación más fluida para que la familia esté al tanto de la investigación. También reclamamos que los recursos del Estado estén a disposición de la búsqueda”.

“Queremos que den más recursos, que pongan más personal, que en lugar de andar sacando motos, busquen a mi hermana. Cuando juegan Colón o Unión está todo lleno de policías, ¿por qué no lo usan para buscar a mi hermana?”, se pregunta José. Y pide que se agregue el delito de trata a la causa para que se investigue en el fuero federal.

El abogado Gonzalo Marel, que representa a la familia, considera: “Es probable que estemos cerca de algún dato que nos pueda llevar a esclarecer lo que pasó”. Y acota: “Teniendo en cuenta las opiniones de la fiscal, quizás estamos cerca de conocer la verdad”.

En las búsquedas y en las marchas para visibilizar la situación, Mirta, José y Silvestre conocen a gente que los acompaña. Como las militantes de la Campaña y también la familia de Natalia Acosta, joven desaparecida en Santa Fe el 29 de mayo de 2009. “Natalia todavía no apareció”, recuerda la familia de Mónica. E invitan a quienes estén pasando por la misma situación a que se unan a la lucha.

“Desde la Campaña sabemos que Mónica no es la única en esta situación y no queremos que haya más desaparecidas ni mujeres en las redes de trata”, dice por su parte Solange.

Silvestre dice que su hermana le da fuerzas todos los días para buscarla. “No vamos a bajar los brazos”, advierte. En la plaza, junto a su madre y en el día del cumpleaños 30 de Mónica, José dice ante el grabador que espera que si ella lo escucha sepa que la familia la está esperando.

Hubo marcha a los Tribunales de Santa Fe al cumplirse 40 días de la desaparición de Mónica Aquino

 

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