Gerardo Martino visitó a Lionel Messi en su casa del barrio privado de Funes y allí terminó de quitarle las últimas pequeñas impurezas que había en su relación con el capitán del seleccionado argentino, al punto que en breve cerraría su llegada al Inter de Miami para encaminarse hacia el récord de ser el único entrenador en dirigir a la Pulga por tercera vez en su carrera.
El Tata sumará a los 60 años a la franquicia estadounidense en su derrotero de lugares en los que dirigió a Messi, ya que por primera vez lo hizo en el Barcelona todavía ganador de “casi todo” en 2013 y al año siguiente por segunda oportunidad en el seleccionado argentino.
Claro que desde la primera vez hasta ahora pasaron 10 años en los que una frase de Martino a Messi quedó dando vueltas en el aire y quizá todavía perviviera en el inconsciente del Tata desde la época en que convivían en el Barsa.
“Yo sé que usted tiene el poder de levantar un dedo y a mí me echan, pero por favor no me lo demuestre todos los días”, le contó el entonces director deportivo del club catalán, Andoni Zubizarreta, al ex entrenador del seleccionado español, Vicente Del Bosque, respecto de lo que le dijo Martino a Messi durante un entrenamiento con el equipo español.
El tiempo pasó muy rápido y apenas un año después los caminos de Martino y Messi, los dos paridos futbolísticamente por Newell’s, volvieron a cruzarse en el predio de AFA, en Ezeiza. En el medio de ambos estaba Javier Mascherano, también integrante de aquel Barcelona en el que Martino estuvo apenas un año, según él, en el que “no” fue “feliz ni siquiera un segundo”.
La convivencia en la selección con Messi fue más sencilla que con Mascherano, pero todos avanzaron juntos, y desarrollando un buen fútbol, hasta las finales de las Copas América 2015 de Chile y la Centenario de 2016 en los Estados Unidos. En ambas Argentina empató 0-0 y terminó perdiendo por penales, primero frente al seleccionado chileno que dirigía Jorge Sampaoli y luego frente al que conducía el también argentino Juan Antonio Pizzi.
En 2016, y en medio del desbarajuste institucional que existía en una AFA acéfala, que para los miembros del seleccionado argentino tenía como único referente desde la dirigencia a Claudio Tapia, cuando a Chiqui todavía le faltaba bastante tiempo para constituirse en su presidente, Martino terminó renunciando ante la negativa de muchos clubes en cederle jugadores para el equipo que iba a competir en Río de Janeiro 2016.
El Tata tenía una gran ilusión por participar de esos Juegos Olímpicos, mientras gestionaba para ubicar a su amigo Jorge Theiler como entrenador del seleccionado nacional Sub 20. Pero ninguna de esas intenciones se iban a concretar y terminaría yéndose de la selección argentina el 5 de julio de 2016, para trabajar nuevamente poco más de dos meses más tarde, cuando se hizo cargo de un equipo que empezaba de cero en todo sentido, ya que ni jugadores tenía: Atlanta United, de la Major League Soccer estadounidense.
Se capacidad de organización, su experiencia y su don de gente terminaron convenciendo a las autoridades de la MLS de que el Tata era el hombre indicado para levantar un equipo desde sus cimientos, y no se equivocaron, porque ya en su segunda temporada al frente del mismo Atlanta United terminó consagrándose campeón.
Martino se hizo cargo del equipo que iba a debutar recién al año siguiente, el 27 de septiembre de 2016, y en 2018 salió campeón. Para ese entonces otra franquicia estaba fundándose en la MLS, donde empezaría a competir recién en 2020: Inter Miami.
Y ahora Martino sería su comandante en una experiencia similar a la de Atlanta United, y hasta con probables reminiscencias barcelonistas si es que además de Messi se suman sus ex compañeros y siempre amigos, Sergio Busquets y Jordi Alba.
El partido de despedida de Maximiliano Rodríguez, otro emblema leproso, que se llevará a cabo el próximo viernes en el estadio Coloso Marcelo Bielsa, día del cumpleaños 36 de Messi, fue una de las excusas del encuentro entre éste y Martino de ayer, donde dejaron atrás el pasado, hablaron del presente y proyectaron el futuro.
Quizá, si todo llega a buen puerto en las próximas horas como parece y en julio, ahora nomás, Messi y Martino vuelven a coincidir en un mismo espacio de trabajo, ni el más joven de los dos tenga ganas de levantar ningún dedo, como de hecho no lo terminó teniendo entonces, ni el más grande tenga necesidad de decírselo.