El tres de junio se realizó el primer encuentro por la Soberanía en la facultad de Ciencias Médicas de Rosario. Durante la jornada se llevaron a cabo 20 talleres del que participaron 100 panelistas, en los que se debatió sobre la soberanía en sus diferentes enfoques y dimensiones.
El panel “Soberanía: Universidad, Educación y Ciencia” contó con la participación de Claudia Balagué, Sonia Alesso, Luis Tiscornia, Graciela Nuño, Carlos Figueroa y Enzo Balbuena.
Durante el debate del panel se planteó la cuestión de cómo se construye y democratiza el conocimiento en Argentina y cómo dicho conocimiento puede ser utilizado para resolver los problemas nacionales. También se destacó que esto forma parte de la construcción de un proyecto nacional y de soberanía, ya que lo contrario implica dependencia y subordinación. En este sentido, cada uno de los expositores abordó algún aspecto de esta agenda.
Claudia Balagué, diputada provincial abrió el panel y presentó un libro titulado Vacunas contra el covid-19. Fundamentos para su declaración como bien público, realizado por la Cámara de Diputados de la provincia de Santa Fe. El libro trata sobre la liberación de las patentes de las vacunas durante la pandemia. Se llevó a cabo un trabajo interdisciplinario sobre esta temática que dio por resultado la publicación del libro.
“Este documento es fundamental para discutir sobre soberanía, investigación y ciencia, porque si no se realiza una inversión sostenida en el tiempo en esta área, es muy difícil lograr la soberanía en el acceso a medicamentos y vacunas, los cuales actualmente están concentrados en pocas manos en el mundo. Existe capacidad intelectual en las universidades públicas, pero sin una inversión sostenida, es muy difícil alcanzar la soberanía sanitaria. Invertir en ciencia y tecnología es soberanía, y esto debe recordarse constantemente y ser considerado como una política de Estado”, expresó Balagué.
Por su parte, Sonia Alesso, secretaria general de CTERA, resaltó la importancia de llevar a cabo estos debates en el contexto nacional y latinoamericano actual, así como construir redes y lazos para hacer frente a la situación en Argentina y Latinoamérica.
“Desde CTERA y AMSAFE adherimos a la categoría de soberanía educativa desarrollada por Adriana Puiggrós, referente gremial de CTERA” y expresó su preocupación por la situación Argentina y de la ciudad de Rosario: “Debemos poner nombre y apellido a la exclusión, a aquellos que acumulan fortunas a expensas de la vida de nuestras infancias. No basta con decir que están matando a los pibes. Están matando a los pibes, pero lo que no se dice es quiénes los están matando y por qué, y quiénes son los responsables políticos de que los pibes de los barrios y de las escuelas públicas no estén con nosotros. Hubo 130 muertes en un año de los cuales, casi 30 son niños, niñas y jóvenes de escuelas públicas”, expresó Alesso.
La secretaria general de CTERA resaltó además la importancia de formar lazos y redes con organizaciones sociales y el sistema científico para salir de la situación actual: “Nosotros estamos llevando adelante con mucha humildad un proyecto en la ciudad que lleva el nombre Escuelas como territorios de Paz, porque nos parece que nadie puede estar solo en este momento tan complejo que están viviendo los barrios de la ciudad y al que invitamos a sumarse a la universidad y a todas las organizaciones de la sociedad”.
Presupuesto: principal problema para el desarrollo de las políticas públicas hacia la universidad
A su turno, Luis Tiscornia, secretario gremial de Conadu Histórica, planteó la situación de las universidades públicas y privadas de la región y resaltó la situación sin precedentes de la universidad argentina. El acceso gratuito a la universidad en Argentina es algo inédito en Latinoamérica y en el mundo y ha permitido que sectores populares puedan ingresar a la universidad.
“Hay una relación dialéctica entre quienes ingresan a la universidad y quienes actualmente están llevando a cabo investigaciones en el país. El 60 por ciento de la investigación se realiza en la universidad pública. Lo que debemos discutir es qué se investiga y para qué se investiga, y con quién se vincula esa investigación. Esto no depende únicamente de los que trabajan en la universidad. El principal problema para que la universidad se ponga al servicio de una política de soberanía, de desarrollo social, político y económico autónomo tiene que ver con las políticas públicas hacia la universidad, y el principal problema para definir eso es el presupuesto”, expresó Tiscornia.
Graciela Nuño, de la agrupación docente Mariano Moreno, recordó en su intervención la resistencia que se llevó a cabo en la Escuela Santa Lucía durante la dictadura. “La resistencia es algo impresionante que los docentes demuestran en cada momento histórico complejo frente a las políticas públicas”. Además, planteó la importancia de “abrir el debate y democratizar la educación, permitiendo que la voz de los docentes se escuche y que la sabiduría, la historia y los vínculos se utilicen para construir un modelo educativo soberano”.
Por su parte, Carlos Figueroa, director de la carrera de licenciatura en Física de la Universidad de Tucumán, sumó al debate un proyecto para recuperar los ferrocarriles mediante la electromovilidad y poniendo en evidencia las formas de articulación entre la universidad y los sectores productivos para la generación y sostenimiento de proyectos que promueven el trabajo nacional en el marco de una perspectiva de soberanía tecnológica. “Estamos realizando estudios para trabajar con baterías de Litio. No queremos comprar las baterías hechas en China, queremos desarrollarlas con nuestro propio know-how”. En este sentido, Figueroa expuso todo el proceso necesario para poner en marcha el ferrocarril y los obstáculos que se encuentran, especialmente en cuanto al financiamiento, y destacó la importancia de impulsar un debate político para evitar la dependencia tecnológica.
Por último, Enzo Balbuena, del Instituto Soberanía, expuso sobre la toma de decisiones dentro de las instituciones universitarias. En este sentido cuestionó “qué se investiga y quién financia esa investigación”. Además, afirmó que “en algunos casos, la investigación producida está al servicio de los sectores concentrados de la economía”.