Por: Gastón Marote/ NA
Stephan Letter, conocido como «el enfermero de la muerte», debido a su profesión en el hospital alemán de Sonthofen, confesó que mató a 29 pacientes en ese lugar y fue condenado a prisión perpetua, aunque se estima que pudieron ser más de un centenar sus víctimas.
Letter desempeñó funciones en ese centro asistencial entre febrero de 2003 y julio de 2004, período en el cual asesinó a 12 hombres y 17 mujeres de entre 40 y 94 años.
Nació en septiembre de 1978 en Baviera, Alemania, y según trascendió, desde chico su madre madre estaba convencida de que sufría alguna enfermedad y él la llevó a que le hicieran todo tipo de exámenes y pruebas en los más variados centros médicos. Este sujeto tenía una muy baja autoestima que le generaba complejos, debido a que pesaba más de 145 kilos.
Letter empezó a estudiar enfermería, algo que no llamó la atención, debido a lo que había vivido con su madre, y ya en 2003 entró en ese hospital como trabajador fijo.
En julio de 2004, «el enfermero de la muerte» fue detenido luego de que el personal del hospital notara que faltaban fármacos de la caja de medicinas del hospital.
La Policía investigó si el faltante de esos medicamentos tenían relación con Letter y con la muerte de varios pacientes de ese centro asistencial.
Fue así que los efectivos, tras una rápida tarea, detuvieron a este homicida cuando tenía 26 años, debido a que le hallaron ampollas de los fármacos faltantes en su casa.
En un tribunal, este sujeto fue acusado de 29 muertes y él admitió los crímenes, pero alegó que lo había hecho por compasión a las víctimas y así aliviarles el sufrimiento, porque estaban muy graves.
Sin embargo, esta excusa quedó descartada porque varios de los pacientes que mató no estaban ni siquiera delicados.
De hecho, testificó un soldado del Ejército alemán y relató que fue al hospital tras fracturarse una pierna y Letter intentó inyectarle una medicina que el doctor no le había recetado. En ese sentido, se salvó porque entró otro enfermero al cuarto y el múltiple homicida no logró su objetivo.
El asesino serial finalmente pidió perdón a los familiares de las 29 víctimas, pero igual fue condenado a prisión perpetua.