Paula Sagué es militante desde los quince años en un centro comunitario relacionado a una parroquia del oeste de Rosario. Su participación política comienza y perdura en el peronismo desde diferentes formatos. A la militancia territorial y vecinal se le sumó la militancia estudiantil cuando comenzó la carrera de Psicología en la Universidad Nacional de Rosario en la organización denominada La Masotta, por el psicólogo lacaniano que perteneció al grupo de intelectuales que defendió a Perón luego del golpe de Estado de 1955. «Unificamos salud, psicoanálisis y peronismo para crear ese espacio», señaló.
Sagué integró el equipo del ministerio de Seguridad provincial para liderar el área de Atención a Víctimas de Delitos y Violencia hasta su renuncia el año pasado. Actualmente, trabaja en la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación (Sedronar) y es la precandidata de Unidad Ciudadana para competir en la interna peronista al Senado provincial por el departamento Rosario.
—Tu recorrido profesional y político, sobre todo de gestión pública, tiene eje en la salud mental.
—En todos esos trabajos yo construyo salud porque entiendo a la salud como concreción y ampliación de derechos. No se puede hablar de salud sin hablar de trabajo o sin tener en cuenta la dignidad que se crea en torno al trabajo, al acceso a la vivienda, a la proyección y que incluye el ocio, la posibilidad de la cultura, del arte. Es la premisa de cómo nosotros y nosotras entendemos la construcción de salud en los espacios en los cuales estuve trabajando desde el desarrollo, seguridad, en relación a las adicciones como políticas de la Sedronar, siempre fortaleciendo las instituciones medias que alojan y contienen a la población, construyendo tejido y comunidad.
—¿Cuál es tu diagnóstico del estado del sistema de salud de Santa Fe?
—Tenemos una idea que tiene que ver con la integración del sistema de salud. Hasta ahora, tanto en la provincia como en Nación, hay una lógica de entender la salud como ausencia de enfermedad, entonces han habido muchas políticas que tienen que ver con mejorar el acceso a los medicamentos y la atención de la enfermedad, pero no con la promoción y prevención. Es una función que el Ministerio de Salud y la conducción política de la salud tendría que tener en cuenta acerca de cuánto se invierte en prevención y en promoción de la salud y no solamente en la asistencia de la enfermedad.
Se confunde, además, lo estatal con lo público. La función del Estado no es solamente administrar lo público o administrar los vectores que dependen de la provincia, sino que tendría que tener una función de contralor y ordenamiento de todo el sistema de salud. Eso es algo con lo cual nosotros venimos disputando y construyendo desde hace muchos años, pero que en la pandemia ha quedado evidenciado de una manera mucho más cruda.
En clave de salud mental tenemos indicadores postpandemia de una demanda de un 30% más que la prepandemia. Ya de por sí los recursos son finitos. Hoy estamos con una demora para esa demanda en términos de salud mental. Por eso hago tanto énfasis en la prevención y la promoción de salud. Tenemos un alto grado de licencias de trabajadores de la provincia y la municipalidad que se han sentido usufructuados en su trabajo pero no han sido reconocidos en lo salarial, profesional o en términos de reconocimiento social. Realmente hay una falta de recursos muy importante.
—Estos problemas que describís responden a responsabilidades provinciales, pero te postulás a un cargo legislativo del mismo sector político, aunque en otra lista.
—La gestión de salud de la provincia de Santa Fe, en términos del vacunatorio en la pandemia, estuvo muy bien organizado. El proceso de vacunación dio respuesta como muy en pocas provincias. Ahora, concluido ese proceso, el ministerio es una administración de lo que hay. Los trabajadores del campo de la salud no vemos un proyecto sanitario en juego.
Vemos en la post pandemia un aplacamiento. No se ha transformado ni se está pensando sobre cuál es la lógica sanitaria que nuestra población necesita. Uno de los indicadores más grandes que tenemos hoy son las adicciones. Vivimos en una sociedad de consumo y nosotros no estamos exentos de eso, pero es un consumo que está también ligado a los índices de violencia que estamos atravesando en el departamento y fundamentalmente en la ciudad de Rosario. No hay una política específica trabajada a partir de la apertura territorial de centros de salud, no hay nada trabajando y capacitando a los profesionales y a los equipos de salud en torno a los tratamientos de adicciones.
Seguimos pensando en la lógica de atención primaria, pero con trabajadores diezmados, con mucho malestar, pocas conducciones y pocos recursos. A tal punto que los centros de salud, las escuelas y la Iglesia vienen siendo los únicos representantes institucionales que todavía quedan en los territorios.
Se vienen desmantelando y descuidando los barrios de nuestra ciudad y las localidades del departamento. No es algo que ellos transmitan como una queja en torno a estos últimos años, sino que es una lógica de cómo se piensa en el departamento la cuestión del trabajo y de la ciudad, con la cual siempre la distribución de las riquezas y el énfasis en las políticas públicas están en los grandes centros urbanos descuidando a otras poblaciones.
—¿Qué es lo que se propone hacer en cuanto a la cuestión económica?
—Vos tenés, por un lado, cómo transferir riquezas o cómo distribuir la riqueza a los sectores a los cuales no les está llegando. Marcos Cleri tienes varios proyectos que tienen que ver con activación de la economía y, en paralelo, estás generando acceso a derechos.
Tiene que ver con la crisis que estamos atravesando que hoy es tema de agenda. Un tema que trasciende a la provincia pero que afecta a la población tiene que ver con el endeudamiento que nos dejó la presidencia de Mauricio Macri. Es el próximo desafío que tiene cualquier gestión por delante.
Si hubiera que hacer una síntesis de la gestión provincial habría que decir que a diferencia del sector productivo se han descuidado áreas muy sensibles como Desarrollo Social y Educación, que son las que contienen a los que han quedado relegados del trabajo formal. Hay que contener a aquellos sectores que no acceden a un trabajo en un tejido social afectado desde hace años.