Un auto blanco y una moto por la avenida y, enseguida, nueve disparos. Eso es lo que vieron y escucharon quienes estaban este miércoles, alrededor de las 19.30, en la zona de Pellegrini y Avellaneda. Una mujer que esperaba el colectivo en la esquina alcanzó a cubrirse detrás de un árbol. El ataque fue contra un bar instalado en la cuadra hace 23 años, cuya vidriera quedó agujereada por los proyectiles, varios de los cuales terminaron en el interior del local. Pudo ser peor: el comercio acababa de cerrar, pero aún así, a metros, había varios comensales en las mesas que una parrilla dipone en la vereda y clientes de una rotisería esperabando su pedido.
“Hace 23 años que tengo el bar, abre de nueve de la mañana a siete y media de la tarde. Tenemos mesas afuera también”, dijo sorprendido el dueño del bar cuando regresó al lugar por el llamado de “una mujer de la policía”.
Fuentes policiales confirmaron que los peritos recogieron ocho vainas servidas calibre 9 milímetros y cuatro restos de balas sobre la vereda, y que contaron 11 perforaciones en el vidrio tras el enrejado del local.
“No tengo problemas con nadie, hay tantas amenazas en Rosario que uno no sabe de dónde viene”, agregó con estupor el propietario del negocio atacado.
El caso quedó a cargo del fiscal de la Unidad de Flagrancia Matías Ocariz, quien ordenó las medidas de rigor y dio intervención a la Agencia de Investigación Criminal.
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