Search

La mayoría de las causas de la Justicia federal por drogas es sobre tenencia para consumo

Matilde Bruera es diputada provincial y fue defensora federal. En esta nota analiza los datos de la Procunar sobre el aumento de la persecusión judicial de la tenencia para consumo a 14 años del fallo Arriola. Y desde ese dato la política criminal que se aplica a la hora de pensar el narcomenudeo

 

Un informe de la Procuraduría de Narcocriminalidad dio cuenta que en 2022 se iniciaron un 39 por ciento más de causas que en el 2021. En ese período se registraron 13.736, durante el año pasado la cifra ascendió a 19.154, Sin embargo, un dato es significativo; el 77 por ciento de las causas fueron iniciadas por tenencia de estupefacientes para consumo personal (TCP), que pasaron de 5.318 a 9.413, un valor similar al de 2018, cuando se relevaron 8.202. Lo curioso, es que se sigue activando una estructura para perseguir consumidores.

Matilde Bruera es diputada provincial y fue defensora oficial en los Tribunales Federales de Rosario, entre su largo recorrido. Pero además de ser una de las protagonistas del famoso caso Arriola, en el que se logró que la Justicia abandonara la persecución a consumidores, también fue, durante su trabajo en la Justica Federal quien denunció que mujeres y niños que se encontraban en los búnkers de droga, eran víctimas de trata de personas. Bruera analizó este informe en el programa Feos, Sucios y Malos de Radio Universidad.

—Cómo analiza los datos sobre el aumento de la persecución de consumidores.

— Esto pasa porque juegan para la tribuna. Yo lo he dicho más de una vez, el narcotráfico casi no pasa por los Tribunales Federales. En épocas donde se hace un esfuerzo por apuntar por lo menos al tráfico de drogas como fue hasta el 2018 eso fue posible. Después la política criminal que manejan los Tribunales Federales cambió y apunta al consumidor a pesar del fallo Arriola que es de 2009 y despenaliza la tenencia para consumo. A pesar de que ha sido declarado inconstitucional por un montón de jueces y hasta por la Corte Suprema, los Tribunales Federales siguen apuntando al narcomenudeo. Las causas de tráfico que aparecen en esas estadísticas son menores, no son de grandes bandas. Habría que ver qué tipo de tráfico se persigue, porque grandes bandas casi no hay.  Cuando yo era defensora pública nosotros teníamos estadísticas y hacíamos ese análisis, sobre qué tipo de tráfico era el denunciado. Porque teníamos más del 85% de las causas federales de estupefacientes y eso es una prueba de qué tipo de tráfico, porque las grandes bandas buscan abogados particulares y no a la defensoría pública. Y ahora la persecución a los consumidores se va a acentuar. Nosotros hemos escuchado al candidato a la gobernación Maximiliano Pullaro en campaña traer a la discusión de la desfederalización del narcomenudeo. Todo el mundo quiere dedicarse a perseguir al narcomenudeo y nadie persigue al narcotráfico.

¿No existe de alguna manera una desfederalización de facto en al menos algunas causas judiciales?

— Se han desfederalizado algunas causas concretas como la de Los Monos o la de (Esteban) Alvarado, que cae por un homicidio y se han desfederalizado de hecho. Para mí, la causa de Los Monos debería haber transitado en los Tribunales Federales, pero son causas puntuales. En general los Tribunales Provinciales no intervienen en causas de tráfico de drogas.

 

—Uno de los anuncios del gobierno son las nuevas Fiscalías Federales que se van a instalar en breve. ¿Cómo impactará ese recurso en las investigaciones?

—Si se abren las nuevas fiscalías que se prometen es probable que haya algo más de recursos para la Justicia Federal, pero si no cambia la política criminal eso no va a servir, no va a alcanzar. Si van a haber 15 fiscales más persiguiendo consumidores o pequeños vendedores sólo lograran tener más presos pero no terminar con el problema de fondo. Obviamente que la Justicia Federal necesita más recursos pero eso sólo no alcanza si no se cambia la política criminal. Es más, las convenciones a las que suscribe la Argentina apuntan al tráfico a gran escala y no a la venta en los pequeños búnkers. Esa venta pequeña hay que terminarla porque hace mucho daño y genera hechos de violencia, pero eso se soluciona atacando a las grandes organizaciones criminales porque si vos atacás un búnker, la organización lo reemplaza en cuestión de horas. Es lo que los médicos dirían atacar los síntomas sin atacar las causas. Los búnkers son el síntoma del narcotráfico, no son el narcotráfico.

—¿Cómo analiza que la mayoría de las jefes manejen desde prisión sus bandas?

—Eso siempre fue así, no es nuevo, lo que pasa es que los genios de la seguridad lo acaban de descubrir. Los otros días en la Cámara de Diputados yo decía que Al Capone al caer detenido por no pagar impuestos estuvo preso en Alcatraz y no había celulares y sin embargo seguía conduciendo y manejando la mafia de Chicago, la mafia de Estados Unidos. ¿Cómo hacía? Corrompiendo al Servicio Penitenciario. Pueden poner inhibidores de señales, pueden prohibir los celulares que ya están prohibidos pero ingresan en forma clandestinamente en gran escala porque hay un sistema de corrupción que genera mucho dinero. Hay historias famosas al respecto. Hubo una época en que eran consideradas cárceles de máxima seguridad aquellas que estaban alejadas de las ciudades como Alcatraz, o en Brasil la cárcel de Fernando de Noronha o Ilha Grande y las cerraron cuando empezaron a caer presos los narcotraficantes porque desde ahí manejaban el narcotráfico. Es más, el Comando Vermelho, la organización narcocriminal más grande de Brasil se crea en la cárcel de Ilha Grande cuando los presos comunes aprenden de los presos políticos la organización celular y así se crea una organización que aún perdura porque aprendió a organizarse y seguirá funcionando en las cárceles. Y lo mismo pasó con el PCC de San Pablo, que es un desprendimiento del Comando Vermelho, en la cárcel de Carandirú. Por eso la solución no es sólo encarcelar y llenar las prisiones. Si ustedes miran las estadísticas jamás hubo tantos presos como ahora en la provincia de Santa Fe, se triplicó en diez años la cantidad de presos y nunca hubo tanta violencia como en estos momentos, violencia dirigida desde las cárceles. ¿Y entonces quienes generan la violencia? La violencia la generan quienes encarcelan masivamente y sin una política criminal, es decir aquellos que integran un sistema penal dedicado a perseguir a los consumidores o a los que tienen drogas para consumo personal. No se ocupan de las organizaciones criminales porque esas organizaciones están ligadas al poder.

—¿Cuál es el resultado de una experiencia como la de Uruguay, donde se despenalizó la marihuana?

—El nivel de narcomenudeo bajó y bajó significativamente la violencia y el narcomenudeo. Y lo que es más importante, los consumidores acceden al sistema de salud porque lo que se hizo fue permitirles acceder a la atención médica gratuita. Nos decían hace poco que el gobierno de Lacalle Pou ha mantenido el cambio de políticas porque cualquier persona inteligente se da cuenta que ese es el camino, que no se puede seguir encarcelando al consumidor. Nadie puede seguir adhiriendo al modelo de la “guerra contra la drogas”.

—Otro ejemplo Latinomaericano tiene que ver con Nayib Bukele, presidente de El Salvador, muy mencionado en la campaña presidencial.

—Lo de Bukele es copiar un meme, porque sólo tenemos un video de eso. Nadie sabe qué pasó con las maras que no son sólo de El Salvador, sino de toda la región. Lo de Bukele es una gran puesta en escena para lo mediático, y son los modelos que publicitan acá, que vienen queriendo aplicar y que ya han demostrado ser un fracaso. Como fracasó el Plan Colombia. Cuando bajaron la violencia en Medellín fue todo lo contrario a lo que planteaba el Plan Colombia, con la intervención armada del Ejército, fue porque se hizo un proyecto de desarrollo social amplio y de estructura urbana. Y en los 80 y pico, cuando el gobernador de Río de Janeiro Nilo Batista convoca al Ejército para intervenir la favela La Rocinha y Virigal que las manejaba el Comando Vermelho, terminó corrompido el Ejército porque el Comando Vermelho le pagaba a la policía un sueldo igual al que le pagaba el Estado. Entonces vino el Ejército y le pagaron al Ejército.

–¿Cómo se debería trabajar con la Policía en Santa Fe?

—Uno de los grandes problemas es la reforma policial. Porque la policía santafesina está muy corrompida y me causa gracia porque todos hablan de desfederalización del narcomenudeo y la Policía Federal acá no ha participado de la persecución del narcomenudeo salvo en raras excepciones. Acá quien maneja la persecución del tráfico de drogas es la policía provincial a partir de sus organismos conformando organizaciones narcopoliciales.

10