“Venimos por las buenas, la próxima si no hay plata, hay balazos” , fue lo primera amenaza que recibió a principios de julio un vecino de Soldini. Los autores fueron dos muchachos que se presentaron en su casa y dijeron que estaban para cobrar una deuda a un tal Manolo. Durante casi un mes lo sumergieron en un estado de desesperación que incluyó mensajes por Whatsapp y visitas a su vivienda. La exigencia empezó con 300 o 400 dólares para luego cerrar en 5.000 dólares. La víctima hizo la denuncia, hubo entrega controlada con un detenido y esta semana cayeron otros tres sospechosos, quienes fueron imputados por el fiscal Federico Rébola como coautores de tentativa de extorsión. La jueza Silvia Castelli presidió la audiencia y les dictó la prisión preventiva efectiva por unos 60 días.
El fiscal Rébola le achacó a Víctor Manuel A., de 24 años; Manuel E., de 25, y Diego R., de 31, ser los coautores de un plan criminal para amedrentar e intimidar a la víctima y así conseguir dinero a cambio de no hacerle daño. A estos tres sospechosos, se le suma Lautaro C., quien fue imputado con anterioridad, describieron voceros del Ministerio Público de la Acusación (MPA).
Si bien la mecánica es la misma a la ya conocida como el «Plata o plomo», cambia en la obtención de la información personal de la víctima –que incluyó no sólo su identidad, número de teléfono sino también su dirección–, los pesquisas sospechan que la deuda que buscaban cobrar los tres rosarinos sí existió, que era por drogas y que apunta a una conocida con problemas de consumo, aunque esto no aún no fue tratado judicialmente.
Lo que quedó plasmado en la audiencia de este viernes fue la persecución de la víctima durante casi un mes. Todo empezó a las 16 del 3 de julio pasado, dos jóvenes se presentaron en la casa de la víctima. Tocaron muchas veces el timbre hasta que el morador se asomó por la ventana de la segunda planta. Le dijeron que estaban para cobrarle una deuda que tenía con Manolo que era de Fisherton R. Nunca hablaron de un monto específico.
El vecino les dijo que no le debía a nadie, que no conocía a ningún Manolo y que se habían equivocado. “Venimos por las buenas, la próxima si no hay plata, hay balazos”, fue la respuesta de los muchachos, quienes prometieron volver al día siguiente con «más gente».
Pasaron 24 horas y el celular del vecino de Soldini recibió mensajes de audio, de texto y llamados donde el interlocutor primero empezó pidieron de 300 a 400 dólares en nombre de la deuda de Manolo que luego subió a 5.000 dólares.
La víctima lo bloqueó, pero siguió recibiendo mensajes de otras dos líneas en la que le avisaban que la fecha límite era el viernes 7 de julio. También las bloqueó.
La tranquilidad le duró poco, el miércoles 12 volvieron los dos muchachos a su casa. Esta vez le dejaron un número de teléfono. La víctima cambió su línea e hizo la denuncia.
A la semana siguiente, el fiscal Rébola junto a los pesquisas de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) llevaron adelante la entrega controlada. Uno de los pesquisas se hizo pasar por la víctima y arregló entregar 4.500 dólares el sábado 22 de julio.
Del otro lado, le contestaron que el lugar de reunión iba ser al mediodía debajo del puente de Circunvalación y avenida Presidente Perón (ex Godoy). También le ordenaron que diga que era para Juan.
El investigador que pactó la entrega se hizo pasar por un amigo de la víctima, llegó a horario y se estacionó debajo del puente en un utilitario sin identificar, estaba acompañado por una colega. Los dos estaban de civil y en la zona había otros cuatro autos no oficiales con dos policías de la AIC.
Avisaron que ya estaban con la plata y a las 12.15, se acercó Lautaro C., preguntó si era de parte de Juan. Los pesquisas dijeron que era para Manolo, igual agarró la bolsa donde había billetes falsos y se fue caminando en dirección de un Volkswagen Up donde había dos ocupantes. A Víctor A. lo sindican como el conductor, Diego R. era uno de los que hacía las amenazas telefónicas al igual que Manuel E., quien le usaba la línea de la madre.
A Lautaro C. lo atraparon antes de que llegara con sus cómplices, quienes al advertir la situación, escaparon. Al personal de la AIC le llevó dos semanas acumular todos los indicios que apuntaron a los tres sospechosos, quienes cayeron este jueves en allanamientos simultáneos. Al día siguiente fueron imputados para quedar en prisión preventiva efectiva hasta el 24 de octubre próximo.