Son de esas casualidades que invitan a creer en algo más. En el mismísimo instante en el que el último de los chicos del interminable desfile de equipos de mini se ubicó en la explanada del Monumento a la Bandera el sol derribó la resistencia final de nubarrones e iluminó el escenario que año tras año recibe a pibes y pibas de todo el país.
Más de 80 clubes, miles de protagonistas de la familia del básquet, los números no asombran por reiterados, pero la imagen fue una vez más impactante, en esta ocasión sin la bajada de las escalinatas por las refacciones que se están llevado a cabo en el Monumento, pero sí con la subida desde la avenida y ante la atenta mirada de padres y familiares, que coparon incluso las calles adyacentes para intentar ganar terreno y observar el evento.
El color de las mascotas y los estandartes y la fiesta que metió cada delegación fue la previa para los discursos de agradecimiento del Intendente Pablo Javkin y del vice presidente de la Rosarina Marcelo Turcato.
El emotivo himno, los abanderados que representaron a los miles de pibes y la conducción siempre a tono de Juan Acosta fueron otros de los muy buenos detalles de la organización de la Rosarina, pero antes del color, de la música y la despedida hubo un más que merecido homenaje a algunos de los muchos profes que día a día forman a los chicos y chicas del mini.
Palo Maya, Petaca Godoy, Diego Turi, Lalo Ijias, Willy Barreiro, Chaqueño Bargeri, Leo Ceñera, Edu Desantis, Bocha Bulfoni, Cecilia Quiroga, Cristian Grimaldi, Pichi Rubulotta, Cucho Ruiz Díaz y Beca Scalise subieron al escenario a recibir su medalla.