Search

Certezas y promesas en campaña electoral: variables de un tiempo agitado

El escenario post Paso muestra que los líderes de la política tradicional no logran entender el lenguaje de los desahuciados del presente

Elisa Bearzotti/Especial para El Ciudadano 

Con el clima electoral en alza y fuertes repercusiones (nacionales e internacionales) por la inesperada perfomance electoral de “Peluca” Milei, la semana se enrareció por completo cuando aparecieron distintos hechos de violencia estimulados -en apariencia- por dirigentes que resultan funcionales a lo que dicen aborrecer. Y es que mientras los intendentes del conurbano bonaerense denuncian la circulación de “falsas noticias” a través de las redes sociales en torno a presuntos saqueos, advirtiendo que esas acciones “tienen intenciones políticas” y “buscan alterar la paz entre los ciudadanos”, el dirigente social y líder del Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados (Mijd), Raúl Castells, reconoció haber incentivado intentos de robos a supermercados y comercios ocurridos en distintas partes del país.

En una entrevista con la señal Crónica TV, el dirigente piquetero, al ser consultado sobre la influencia de su agrupación en los intentos de saqueo, respondió: “Sí, hombre, fuimos nosotros. El gobierno ha quitado los alimentos a todos los comedores comunitarios del país desde hace tres meses”, por lo cual dijo haber indicado a su gente que “sin robar plata, ni romper nada, se lleven lo que puedan”, ya que “los ladrones son los del supermercado que aumentan los precios”.  

Es decir que, luego de la sorpresa inicial, el escenario post Paso se presenta aún más oscuro que antes: caótico, dispar, turbio, descompuesto. Y es que la política tradicional –con su lógica de “aparatos”, intermediarios, mediciones, encuestas y manejo discrecional de dinero destinado a “sostener acá” y “embrollar allá” parece no entender la nueva realidad que se avecina. Las caras serias de los principales candidatos del oficialismo y la oposición, que esconden una mueca de sorpresa y descreimiento, traducen el espanto de sentirse en tierra ajena, sin lograr entender el lenguaje de los desahuciados del presente, dueños de una sintaxis atravesada por la decepción y la furia. Sólo algunos artistas tuvieron los reflejos suficientes como para expresar -apenas terminado el escrutinio- el terror en ciernes.

Lali Espósito escribió un tuit diciendo que se sentía “triste” por el resultado de los comicios y más tarde calificó de “antiderechos” a Milei. “Para mí es realmente triste y peligroso votar a un antiderecho semejante”, indicó la artista y -refiriéndose a los “haters” que la insultaron por manifestar su opinión- dijo que “la violencia con la que «bardean» y sus argumentos son un reflejo de lo que votan, justamente”.

En la misma línea, el rapero Trueno planteó desde sus redes que “tus derechos son lo único que tenés, no te regales”, en alusión al resultado de las elecciones. Y otro famoso -Ca7riel​- invitó a su público a reflexionar sobre la educación y salud pública. “Cuando yo era pibe, tuve el privilegio de ir al colegio porque era público. Si la sanidad hubiese sido privada, yo estaría muerto porque en más de una ocasión me han salvado la vida doctores de hospitales públicos”, enfatizó, y agregó: “es importante pensar en nuestro futuro y en manos de quién lo vamos a dejar”, al apuntar a un posible Gobierno de Milei. 

Por otra parte, desde el ámbito interreligioso también expresaron preocupación por “la alarmante falta de diálogo entre las diferentes corrientes políticas y de éstas con la sociedad, como las Paso han puesto de manifiesto”. “No hay país posible sin diálogo. Tampoco hay diálogo con insultos, gritos y descalificaciones del que piensa distinto”, afirmaron los representantes de la Iglesia Católica, la Daia, el Centro Islámico y varios otros cultos cristianos.

En una declaración conjunta, titulada “Felices los que trabajan por la paz”, los líderes religiosos se manifestaron a favor de un diálogo “responsable y comprometido”, con respeto “por el voto ciudadano, porque es una expresión fuerte de la voluntad popular”, ya que “no es solo un acto de elección, también puede ser un llamado de atención”.

En el documento plantearon además que la sociedad está pidiendo a la dirigencia que no la tenga en cuenta “solo para la elección” sino que escuche “las necesidades concretas que hacen a una vida digna, una vida que pueda llamarse verdaderamente humana”, destacando que la agenda política “debe comenzar por la escucha atenta de la realidad”. “Un resultado electoral es un mensaje profundo que nos convoca a la reflexión y nos compromete con el bien de nuestro pueblo”, se lee en el escrito que contiene varias menciones a La Biblia, el Talmud, el Corán y la Encíclica papal “Fratelli Tutti”, agregando: “necesitamos imperiosamente del diálogo para la amistad social que haga del encuentro una cultura”.

Al final del documento, los líderes religiosos hacen “un firme llamado a toda la dirigencia política, independientemente de sus afinidades partidarias, para que asuman la responsabilidad de presentar propuestas concretas y sustantivas, abiertas a un debate profundo e inteligente y a una colaboración comprometida para afrontar los desafíos del presente, dejando de lado las estrategias que buscan el conflicto y el enfrentamiento estéril”. “Queremos una patria de hermanos. Es nuestro deber con las generaciones presentes: construir hoy un futuro basado en valores solidarios y compartidos, en la incansable búsqueda del bien común”, concluyen. 

En 1953, un escritor mexicano, Juan Rulfo, publicó un libro de cuentos titulado “El llano en llamas”. Los 17 relatos que contiene se ubican dentro del contexto sociopolítico generado por la Revolución Mexicana en el comienzo del siglo XX (1910-1920), aunque nunca se menciona el conflicto. El libro da cuenta en cambio, de la vida y experiencias de los pobres y campesinos de la época, y allí radica toda su virtud, porque los procesos históricos no sirven de nada si no logran plasmar con certidumbre las búsquedas, las peleas, las frustraciones de la gente común. “Más atrás venían Pedro Zamora y mucha gente a caballo. Mucha más gente que nunca. Nos dio gusto. Daba gusto mirar aquella larga fila de hombres cruzando el Llano Grande otra vez, como en los tiempos buenos. Como al principio, cuando nos habíamos levantado de la tierra como huizapoles maduros aventados por el viento, para llenar de terror todos los alrededores del Llano. Hubo un tiempo que así fue. Y ahora parecía volver”, dice el “Pichón” poniendo énfasis no sobre las cualidades del líder, sino en la esperanza que trasunta. Pedro Zamora, héroe fallido porque “cuando al fin volvieron las tropas, se soltaron matándonos otra vez como antes”, trasciende el recuento de virtudes o falencias personales, para representar el futuro anhelado, la promesa… y eso, señores, no suele aparecer en las encuestas.  

10