Por estas horas, Lali Espósito es tendencia, aunque por lo general siempre es tendencia y eso ya molesta. Lali es, de las artistas de su generación, una de las pocas que piensa su profesión, que reflexiona sobre el arte, que acciona sobre el imaginario de una legión de fanáticos como lo que es: un ícono de la libertad sexual, de la diversidad, de la inclusión, de la ampliación de derechos y la artista más completa de su generación, es decir el blanco justo para aquellos que piensan y militan todo lo contrario desde la nueva (y no tan nueva) ultraderecha que encanta a un tercio del electorado argentino.
Con una carrera que lleva más de dos décadas, a pesar de sus jóvenes 31 años, Lali Espósito es una figura del ambiente que, en principio, tiene conciencia de clase. Es alguien que, más allá de su evidente talento y de sus opiniones siempre contundentes y para algunos desafiantes, se perfiló desde que apareció en el debate nacional como una artista «antigrieta», asegurando que pensar distinto no es estar de un lado o del otro aunque resulte complicado sostenerlo.
De hecho, Lali no es cuestionada como sí lo son otros referentes del ambiente que en su mayoría apoyan las mismas causas, quizás porque al mainstream no le conviene tener como “enemiga” a una artista que es aplaudida por millones de personas, en su mayoría pibes y pibas, y no sólo en el país sino también en el exterior, dado que, por ejemplo, es una figura en España que cada vez que aparece en la televisión de ese país el rating estalla.
Lali estuvo y está con las causas que le interesan: del mismo modo que acompañó el debate para alcanzar la aprobación de la Ley por el Aborto Seguro, Legal y Gratuito, reivindica los derechos del colectivo LGTBIQ+, y envuelta en la bandera multicolor se suma a sus marchas, como la del Día del Orgullo, y a sus reclamos, al tiempo que las y los acompaña desde sus redes sociales, un recorrido que en los últimos meses le permitió incluso hablar de su postura en defensa de la bisexualidad, algo cada vez más habitual y naturalizado entre las nuevas generaciones.
Victoria Villarruel vs Lali Espósito en batalla cultural: «Vos te llenás la billetera con el Estado»
Por lo tanto, no es casual que si de un lado, el de Lali, que es el mismo que el de Trueno o el de Catriel, entre tantos artistas, están los pibes y las pibas que siguen pensando, más allá de las críticas y todo lo que falta por resolver, que “la Patria es el otro”, del otro lado, de la otra vereda, aparezca un mensaje que busca bajarle el precio asegurando, sin pruebas a la vista, que Lali no quiere perder “el apoyo del Estado”, algo que nunca necesitó, porque desde muy chica llenar teatros, protagonizar tiras y películas o grabar discos para ella es moneda corriente.
Sucede que Lali es un blanco obvio, la presa “fácil” para un sector que detesta lo diverso sin argumentos más allá de sus ideas o pensamientos limitados, quizás muchos de ellos espantados ante sus propias y resistidas «debilidades».
Como Lali, Trueno y Ca7riel también llamaron a «pensar en el futuro» y a no «regalar» los derechos
Lali es la que grabó con Moria Casán “Quiénes son?”, eso también molesta. Son dos grandes referentes, cada una en los suyo pero con varios puntos en común como son el carisma y la autenticidad, siempre teniendo en cuenta lo lúdico del arte, algo que una lo hizo propio a lo largo de cincuenta años de carrera y la otra ha tomado lo lúdico como bandera, y eso, sumado al talento y al repentismo en cada respuesta es un combo tan encantador para unos como insoportable para otros.
Se calla el decorado: de qué hablan Lali y Moria en el video que acompaña al clip de “Quiénes son?”
Horas después de conocido el resultado de la PASO nacional del pasado domingo 13, donde La Libertad Avanza alcanzó el 30,04 por ciento de los votos con Javier Milei a la cabeza, Lali Espósito publicó en sus redes una verdad incontrastable: “Qué peligroso. Qué triste”. No hay metáforas ni eufemismos, con La Libertad Avanza muchos de los derechos alcanzados en todos estos años, justo cuando se cumplen cuatro décadas de democracia, se terminarían en caso de que llegaran al gobierno.
Frente a eso, el candidato Javier Milei, mientras lanzaba al mercado mediático su romance con la imitadora Fátima Flórez, dijo no conocer a Lali, en un fallido intento por minimizar el impacto de sus dichos. Y ahora su compañera de fórmula, Victoria Villarruel, que sí vive del Estado porque es diputada nacional y no suele ir muy seguido a la Cámara, intentó responder a los dichos de la cantante descalificando su opinión y afirmando que la artista “se llena la billetera con el Estado”, recomendándole: “Seguí haciendo discos, porque de política parece que no tenés mucho para decir”.
¿Qué es lo que hay que decir con la política? ¿Sólo los dichos amenazantes, grandilocuentes e irritantes son los que tienen lugar en la arena mediático-política argentina del presente? Las acciones de un artista, como las de todo ser humano, son acciones políticas, y Lali sabe de eso y no le corre el cuerpo sino todo lo contrario.
“No me pone para nada mal que me bardeen por considerar peligroso y triste que haya gente que vote a un antiderecho. La violencia con la que bardean y los argumentos son un reflejo de lo que votan, justamente”, publicó la cantante poco después del debate que generó su escueto primer mensaje.
“Nos malacostumbramos a considerar que si alguien opina de una manera es porque está del otro bando y del único bando que voy a estar siempre (dentro del panorama decadente político y económico en el que estamos) es del lado que no se caga en lo ganado en materia de derechos. Aunque sea eso me queda como votante joven argentina responsable, que no piensa en su ombligo únicamente”, siguió.
Y completó: “Podría no opinar nada, obvio. Es lo más cómodo, pero no soy así, así que… ¡Sí! Para mí es realmente triste y peligroso votar a un antiderecho semejante. Eso opino. Igual tranquis, que soy una ciudadana angustiada, no una candidata ni nada. ¡Relajen! Un beso respetuoso para todos”.
En las últimas horas, en medio de su nueva gira por España, donde Lali es una figura en franco ascenso y sin techo a la vista, uno de sus fanáticos dejó un cartel por delante del escenario que se volvió viral. En el cartel, pintado con fibrones, se podía leer claramente: “Lali bertad sos vos”. Todo dicho. Lo demás es lo demás.