El reciente fallecimiento de la modelo rosarina Silvina Luna, a los 43 años, abrió en los medios locales una serie de debates respecto de cómo legislar las problemáticas que rodean a las cirugías estéticas. En ese contexto, Elizabeth Loaiza, una modelo colombiana que se inyectó un producto en los glúteos para darle mayor volumen, sin pensar que lo que le habían colocado era un biopolímero que pondría en alto riesgo su salud, se presentó en las últimas horas en la televisión argentina.
Loaiza comenzó una batalla para quitarse los biopolímeros y pasó por cirugías muy invasivas hasta que entendió que lo que le había pasado le había dado la fuerza necesaria para impulsar una ley que castigue a quienes apliquen este tipo de productos que a la larga son letales.
En agosto de este año, la modelo consiguió que se promoviera la ley que prohíbe los biopolímeros en cirugías estéticas y procedimientos moldeantes en Colombia. Ahora, la idea es crear un registro legal de centros estéticos y profesionales para que los interesados puedan informarse como corresponde.
En diálogo con el programa de espectáculos Intrusos (América) en el mediodía de este viernes, Elizabeth Loaiza explicó que “esto no es sólo en Argentina, ni sólo en Colombia; llegan víctimas de todo el mundo. Las prepagas no atienden nada que tenga que ver con biopolímeros”.
Luego reveló que tuvo que amputarse el glúteo para salvar su vida: “El biopolímero migró a la columna y a las caderas y se me murió toda la piel de la cola. Me operé y en la mitad de la nalga tengo una cicatriz, la cola la arrancaron totalmente”.
“Como él (por Aníbal Lotocki) hay muchos. Cuando me pasó eso yo no dije «por qué me pasó», sino «para qué me pasó eso». Es costosísima la operación reconstructiva y lo que logramos es que haya una culpa, que los penalicen y el cierre de los establecimientos donde se hagan estas malas praxis; que las víctimas puedan ser atendidas, que puedan acceder a una cirugía temprana porque se volvió un problema de salud pública y me gustaría que hagamos algo a nivel Latinoamérica”, dijo la popular modelo.
“Los biopolímeros son una bomba de tiempo. Las que lo tienen colocado, se tienen que operar, que se lo saquen lo más pronto posible”, pidió Loaiza, que no dudó en involucrarse hasta hacerse oír por los gobernantes. “Siempre me ha gustado la política, me acerqué a un amigo que es concejal. Fui a buscarlo para que hiciéramos un proyecto a nivel ciudad, pero llegaron muchas víctimas de todo el país, entonces me dijo que era un problema de salud pública. Él llevó el proyecto al Congreso y empecé a llevar víctimas a los debates para que oyeran su testimonio. Los congresistas quedaron en shock y ninguno quería aparecer como «este fue el que no quiso la ley»”, planteó acerca del apoyo que la ley tuvo en su país.
La ley colombiana
La Ley 2316 de 2023 tiene como objetivo proteger a las víctimas de biopolímeros en el país, garantizándoles tratamiento psicológico y físico, incluidos en el Plan de Beneficios en Salud (PBS), como la opción de recurrir a la extracción o manejo de la sustancia en el cuerpo, rehabilitación y los medicamentos necesarios.
La pena para quienes suministren este tipo de productos es de 2 a 10 años de prisión con multas de hasta 250 millones de pesos colombianos. Se contempla además como agravante si hubo engaño, si la o el paciente era menor de edad o si el producto se colocó en el rostro.