Por: Maximiliano Alvarenga*
Marcelo Di Monáco tiene 54 años y es entrenador de boxeo. Descubrió el deporte a los 28 cuando fue a ver pelear a un amigo y allí se enamoró de la disciplina. Para él, el boxeo es una pasión que se lleva en la sangre hasta el último día de la vida. Su entrenador fue el reconocido Oscar “Cacho” Coria. Marcelo es dueño de una panadería y reparte sus horas entre su trabajo y su pasión.
-¿Cómo surgió tu pasión por el boxeo?
-Un amigo me invitó a verlo pelear y le dije que no me gustaba porque es un deporte de contacto y se tienen que lastimar. Pero cuando lo vi quedé impactado, se metió en mi vida, no sabía que el deporte era así. Empecé a practicarlo. Tenía 28 años y esa es la edad límite. Me dio la edad sólo para algunas peleas, igualmente me hizo sentir bien. El boxeo educó mi mente, mi físico y me cambió la forma de pensar. Ahora evito las peleas y eso les enseño a mis pupilos, que sean sólo en el ring. Me transformé en director técnico y me contacté con gente de mucha jerarquía a nivel nacional e internacional. Así arrancó mi vida en el boxeo: se me metió en la sangre y me voy a morir con él, mi meta es que alguno de mis muchachos llegue al título mundial.
– ¿Qué es el boxeo para vos?
-¡Qué linda pregunta por Dios! El boxeo es una pasión. Te la simplifico. Para mí es un estilo de vida, un arte que se te mete en la sangre y te lo llevás a la tumba. Es difícil de entender para la gente que no tiene esta hermosa locura. Es el arte de golpear sin que te peguen. Requiere de entrenamiento, disciplina y mucha pasión. Es un estilo de vida, te da seguridad, salud mental y física, te sentís joven, te levantás de otra manera: tengo 54 años y me siento de 30. Es un arte hermoso que sólo pueden entender las personas que lo practican.
-¿Dónde entrenás y cuántos alumnos tenés?
Entreno en el gimnasio de Avenida del Rosario 1725 de zona sur. Es de Ariel “Puma” Coria, yo empecé a practicar con su padre “Cacho” Coria, que Dios lo tenga en la gloria.
Actualmente tengo entre 200 y 250 alumnos, los cuales practican en forma recreativa o por prescripción médica, los ayuda a mejorar su físico, la salud, el colesterol, la diabetes, etc. Y tengo a nivel competitivo 18 boxeadores profesionales. También entre 15 y 20 amateur: chicos que arrancan boxeando a partir de los 14 años y cuando superan por mínimo las 50 ó 55 peleas son profesionales. Tengo alumnos en la ciudad y también pupilos en distintas provincias: San Luis, Santa Fe, Chaco, Santiago del Estero. Entrenan por WhatsApp, por videollamadas y para pelear vienen a vivir a Rosario.
-¿Vivís del boxeo?
-Creo que una persona es feliz cuando vive de lo que ama. Yo nací en la panadería que era de mi viejo. No amo la panadería, no es lo que me gusta y sería la persona más feliz del mundo si pudiese vivir del boxeo. No se puede vivir del boxeo. A nivel nacional la plata por pelea no te alcanza, en el extranjero, puntualmente en Estados Unidos, la paga es en dólares. Tengo una propuesta firme para ir y venir, esa es la que va para vivir del boxeo.
-¿Qué se siente ser un ídolo e inspiración para las demás personas?
– Me considero una persona humilde. Enseño eso a todas personas, no solo a mis pupilos, sino a mis hijos y amigos. Va de la mano del éxito: sin humildad y sin talento no llegás ni a la esquina. La pregunta es un elogio, la gente me tiene allá arriba cuando entro a un gimnasio, es por el aprendizaje que tuve y por mis conocimientos boxísticos, y eso es algo muy lindo. Uno tiene problemas en la vida cotidiana; sin embargo, entro al gym y cambio el chip, es mi lugar en el mundo. Es un orgullo para mí.
Una experiencia transformadora
Hace un tiempo Marcelo fue a dar una masterclass a Villa Gobernador Gálvez y relató una anécdota que la traduce como una experiencia sin igual. Un lugar carenciado y lleno de vidas con ilusiones. “Yo no nací en cuna de oro, pero es muy groso ver como entrenan, el suelo es de tierra. Pedí que les dieran una mano en la Municipalidad. Esa tarde nos sentamos en el piso, tomamos un chocolate, comimos torta frita, fue hermoso y en esta clase de gimnasios es donde salen los campeones del mundo, como Carlos Monzón”, contó. “Había chicos que practicaban sin guantes, descalzos, me dio tristeza y orgullo, lo hacen con pocas armas y de ahí salen los grandes campeones, eso fue lo que les inculqué, que peleen por sus sueños, por sus metas”, describió.
Marcelo enseña a no bajar los brazos. “Siempre con las manos arriba hasta el último round como me decía mi entrenador Cacho Coria”, dijo y siguió: “El verdadero campeón no es que el gana todas las peleas, sino el que se levanta de las derrotas”.
Una vez a la semana Marcelo vuelve al gimnasio de Gálvez, lleva alimentos de su panadería y como bandera vuelve a repetir que “la humildad es la base de todo”.
Convenio La Cigarra- Santa Fe Más
La Cooperativa de Trabajo La Cigarra firmó por segundo año consecutivo un convenio para dictar talleres con el programa Santa Fe Más, que depende del Ministerio de Desarrollo Social de la provincia. Está orientado a jóvenes de entre 16 y 30 años con el fin de brindarles herramientas que ayuden a la inserción en el mundo del trabajo.
El desafío es grande y se lleva a cabo en tres talleres de un encuentro semanal con personas de todas las edades, quienes fueron seleccionadas por haber transitado capacitaciones relacionadas a la comunicación y el periodismo en las organizaciones sociales de las que dependen.
Los integran alumnas y alumnos de Radio Aire Libre, Radio Qom, el Centro Cultural La Gloriosa, ONG Meraki, Hay Salida, Comunidad Rebelde, Descendientes de Victoria, Alcanzando Sueños y Permanecer. Desde La Cigarra y con periodistas del diario El Ciudadano como talleristas se pensó en brindar un acercamiento al periodismo y la comunicación institucional para que pudieran aplicarlo en cada una de las instituciones por las que transitan y se sienten parte.
Cuando hay ganas todo se puede. A lo largo de estos meses logramos esa reciprocidad de conocimientos que nos da sabiduría y nos dejan distintos textos que nos llenan de orgullo. Por eso, los vamos a ir publicando tanto en la edición impresa como en la web del diario El Ciudadano. Esperamos que los disfruten.
Este texto está escrito por Maximiliano Alvarenga de la organización Alcanzando Sueños.