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Lo tenés que saber: por qué hay que abrochar los cinturones traseros, aunque no haya nadie

Se viene un fin de semana largo y hay una recomendación que pocos conocen a la hora de salir a la ruta para hacer una escapada

Para el próximo fin de semana largo, no solo hay que tener los papeles al día y el destino en la mira para hacer alguna escapada, sino también tomar en consideración los consejos de especialistas para que el trayecto sea lo más seguro posible. Te contamos uno que pocos automovilistas suelen tener en cuenta: abrochar los cinturones traseros.

Incluso cuando no haya nadie sentado, hay que asegurarse de mantener abrochados los cinturones de los asientos de atrás, puesto que este gesto puede ser crucial para preservar vidas. Representa una barrera adicional para que, en caso de un accidente, sea más difícil para las valijas romper los asientos traseros y salir disparadas hacia los ocupantes.

Asimismo, contar con todas nuestras pertenencias correctamente ubicadas nos permitirá prevenir un eventual «efecto elefante». Antes de iniciar el trayecto, es esencial verificar que los objetos dentro del vehículo estén colocados adecuadamente para evitar que salgan proyectados en caso de un accidente.

El Efecto Elefante

En situaciones de colisión, la inercia provoca que los objetos sueltos dentro del automóvil continúen desplazándose hacia adelante a la misma velocidad en que circulaba el vehículo. Esto implica que dichos objetos pueden impactar a los ocupantes con una fuerza de hasta cuarenta veces su peso, especialmente a velocidades tan bajas como 50 kilómetros por hora.

Si un pasajero se encuentra en el asiento trasero sin utilizar el cinturón de seguridad durante un accidente, puede colisionar contra los asientos delanteros. Sin embargo, este impacto no se debe únicamente al peso del pasajero, sino a su peso multiplicado por la velocidad a la que se desplazan.

A modo de ilustración, una persona que pese 40 kilos podría ejercer una fuerza de impacto equivalente a 4.800 kilos en una colisión a 120 kilómetros por hora, un peso comparable al de un elefante.

Por ende, abrocharse los cinturones de seguridad en los asientos traseros no constituye simplemente una precaución, sino que además previene que las pertenencias del baúl salgan proyectadas hacia los ocupantes en caso de un accidente.

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