Diego Maffei es un compañero del sur de nuestra provincia. Hace casi 30 años se dedica a la actividad camionera. Particularmente a la rama de larga distancia. Actualmente trabaja en la empresa El Tero y además es un colaborador incondicional del compañero Claudio Sánchez, referente de la delegación de Villa Constitución, siempre aportando para el crecimiento de nuestra organización.
Nacido y radicado desde siempre en esta ciudad industrial del sur santafesino, Diego ha ejercido toda su vida laboral arriba de un camión, con la salvedad de una sola experiencia, cuando recién cumplía la mayoría de edad, como novato empleado de su tío: “Él era contratista de Siemens. Yo recién había cumplido los 18 y nos fuimos a hacer una instalación a la famosa cristalería Rigolleau. Fue un verano, pero a los pocos meses ya me subí a un camión y no me bajé más”, nos cuenta.
Sus comienzos fueron a caballo de la realidad histórica del país. La ola privatizadora de principios de los años 90 fue la oportunidad para muchos trabajadores estatales de asumir, por decisión o necesidad, proyectos propios. El traspaso a manos privadas de la siderúrgica Somisa le permitió al padre de Diego, un tiempo después, solicitar el retiro voluntario con el que pagó parte de un camión cerealero. Recuerda que “era un Ford 7000, un fierro. Yo arranqué en los caminos de chacra, cargando cereales, como fletero de la empresa Transpreb”. Tras algunos años, sacrificados pero valorados por nuestro compañero, se tuvieron que desprender del vehículo en plena crisis y estallido social de principios de este siglo.
Fueron algunos años de inestabilidad en lo laboral, pasando por las empresas Santa Rosa (de Rafaela), Costanera de Villa Constitución y, nuevamente, en Transpreb, esta vez como empleado. En el año 2003 ingresó a El Tero, donde continúa trabajando, a punto de cumplir las dos décadas en esta compañía.
Jornadas extensísimas de trabajo, yendo a cargar manufactura a la acería Acindar para descargarla en Buenos Aires y haciendo cargas generales allá para descargarlas en Villa Constitución, descansando lo mínimo indispensable, pasando algunas horas con su hijo y cenando eventualmente con su padre. Así se resume la vida cotidiana de Diego, desgastante pero a su vez vertiginosa como la de tantos choferes a lo largo y ancho de nuestro país.
Caminando descalzos sobre piedras con el asfalto más adelante
Siempre dedicado a la rama de larga distancia, este “enfermo hincha leproso” (como él mismo se define) se abocó durante largo tiempo únicamente a la cuestión laboral. “No sabía lo que era pelear por un compañero hasta que mi amigo y hermano Claudio Sánchez me inculcó este valor”, reconoce. Bastó este contacto para involucrarse paulatinamente en este universo. “En el 2016 lo conocí a Juan Chulich y a varios compañeros que se acercaron a nuestra ciudad. Compartimos una actividad y nos informaron que se estaba armando un nuevo espacio para representar a los compañeros. Al principio lo seguí como un juego hasta que luego comencé a tomarlo con más responsabilidad”, señala.
Hoy, es un activo miembro de nuestro gremio: “La idea es seguir la línea de Hugo, el único y verdadero líder. Como toda nueva institución tenemos nuestras dificultades, pero a mí me gusta verlo así: estamos caminando descalzos sobre piedras sabiendo que el asfalto está más adelante”. Y agrega: “La bajada de línea es que vienen cosas buenas. Así que acá estamos, siempre apoyando”.
Respecto al futuro más inmediato nos dice que ve luz al final del camino. “Soy optimista porque hay gente buena y capaz trabajando, por eso uno sigue firme acá, con las convicciones intactas y con la esperanza de que se va a acomodar en el mediano plazo”, dice, como una muestra más de la fidelidad y el compromiso asumido por tantos compañeros y compañeras de nuestra provincia que luchan y se entregan para tener la representación gremial que se merecen.