Durante los cuatro años de gestión del gobierno nacional el desempleo se ubicó en niveles bajos respecto a los registros previos, con la particularidad de que en paralelo, los niveles de pobreza siguieron escalando. Esto indica que incluso aquellos que se desempeñan en el sector registrado, no llegan a fin de mes. En el intento por recomponer las pérdidas, los gremios redujeron cada vez más la brecha temporal entre una negociación paritaria y otra pero aun así los salarios siguen corriendo de atrás. ¿Hay manera de torcer esa dinámica con niveles de inflación que no aflojan?
En diálogo con El Ciudadano, el director del Observatorio del Derecho Social de la CTA Autónoma, Luis Campos, analizó el crecimiento que tuvo el nivel de empleo a lo largo de los últimos tres años y medio, pero más allá de la parte positiva reparó en lo cualitativo. “Las paritarias cada vez más cortas son una herramienta de defensa de corto plazo, pero que en algún momento dejan de funcionar. Eso se puede desactivar, pero el tema es ver si se hace de manera controlada o descontrolada”, señaló.
De acuerdo a los datos elaborados por Campos, durante julio (últimos datos oficiales) la ocupación registrada creció un 0,37% mensual y 4,17% en el año, empujada por los trabajadores por cuenta propia y por los asalariados del sector privado. En comparación con diciembre de 2019, la ocupación registrada creció un 10,2% (hay 1,2 millones de trabajadores más). La mitad se explica por el aumento de los cuentapropistas, un 30% por asalariados del sector privado y un 20% por asalariados del sector público. En simultáneo, entre el primer semestre de 2019 y el mismo período de este año, la pobreza medida por el Indec pasó del 35,4% al 40,1%.
A propósito del rol de los trabajadores, se refirió al modelo laboral de la Uocra que fue objeto de campaña para algunos candidatos presidenciales y evaluó: “En el caso de la construcción puede tener alguna lógica para ese sector. Una obra empieza y termina, la contratación tiene una fecha de vencimiento. Pero lo que genera ese mecanismo no es un incremento del empleo registrado, de hecho es uno de los sectores con mayor nivel de empleo no registrado”.
—¿Qué balance hacés del mercado laboral en estos casi cuatro años de gobierno?
—El punto más flaco del empleo tuvo que ver con el tema salarios, no porque haya caído el salario real, porque ves esa curva en los últimos tres años y medio y te da una curva bastante estable, aunque en niveles históricamente bajos. El gobierno no hizo gran cosa por recomponer ingresos, y de hecho lo que terminó pasando en estos últimos años es que los salarios no cayeron gracias a los mecanismos institucionales de defensa como las paritarias. Eso también con el costo de una carrera inflación-salarios que no se puede sostener en el tiempo.
—¿Ya no alcanza con acortar los plazos de paritarias?
—Arrancamos con negociaciones anuales y cláusulas de revisión pero terminamos con una negociación salarial donde ya discutimos mes a mes. Nunca se planteó una alternativa para que el salario tenga una recomposición sostenible en el tiempo. Si bien la situación salarial es similar a la de hace cuatro años, la dinámica es más preocupante.
—¿Cuál sería la alternativa para una recomposición sostenible?
—Yo creo que desde el 2007 en adelante hubo una subestimación de los efectos que tiene la inflación. Con una inflación del 140% como la actual es difícil tener una economía razonable. Pero con una inflación del 25% como teníamos hasta 2015, se perdió una oportunidad de generar mecanismos que te permitan impulsar un crecimiento económico sostenible en el tiempo. En 2006 no tenías inercia inflacionaria, tenías reservas y un frente externo holgado, tal vez ahí podías generar algunas medidas de reestructuración productiva, impulsando a algunos sectores en particular. No podés crecer al 10% subsidiando una energía que no tenés. Eso genera un descalabro en la macro que después es más difícil de corregir.
—¿Hoy se puede pensar en esa reestructuración?
—Hoy es mucho más difícil. Porque una cosa es tomar medidas graduales en las que el costo sea, en lugar de crecer al 10% crecer el 5%, pero generar un fondo anticíclico, o impulsar el crecimiento de ciertos sectores que sean competitivos para exportar con valor agregado. El gobierno podía elegir entre crecer un poco menos pero hacer las reformas que tenía que hacer, o seguir con la fiesta de consumo y terminar con problemas en la balanza del sector turístico. Uno de los problemas más graves que se vio durante el gobierno de Cristina Kirchner fundamentalmente es que la balanza de turismo fue muy deficitaria, había una cantidad enorme de argentinos gastando dólares en el exterior que no teníamos.
—¿Qué sucede si deja de ser insuficiente incluso acortar los plazos de las paritarias?
—Las paritarias cada vez más cortas son una herramienta de defensa de corto plazo, pero que en algún momento dejan de funcionar. Eso se puede desactivar, pero el tema es ver si se hace de manera controlada o descontrolada. Si es controlado requerís, por lo menos mucho apoyo político, porque no es que vas a poder administrar quien gana y quien pierde. Desactivar un mecanismo de esas características probablemente haga que todos pierdan y lo que tengas que administrar son los costos, pero hay muchos sectores que ya no están en condiciones de asumir más costos.
—¿Por qué la paritaria cada vez más corta tiene un techo?
—Tiene un techo porque con los niveles inflacionarios que tenemos actualmente, cualquier decisión de inversión empieza a flaquear, y cuando la inversión empieza a flaquear se te cae la actividad y no hay forma de que la actividad quede estancada y el empleo siga creciendo. Que crezca la actividad económica no te garantiza que crezca el empleo, pero puede pasar también como sucedió en los 90`, que crezca la actividad económica pero no el empleo. Ahora, es difícil que suceda que caiga la actividad y crezca el empleo.
—Algunos candidatos presidenciales propusieron el modelo laboral de la Uocra, ¿es aplicable a otros sectores?
—El modelo de la Uocra con su seguro de desempleo, en el caso de la construcción puede tener alguna lógica para ese sector. Una obra empieza y termina, la contratación tiene una fecha de vencimiento. Pero lo que genera ese mecanismo no es un incremento del empleo registrado, de hecho es uno de los sectores con mayor nivel de empleo no registrado. Con lo cual bajar el precio del despido, no te fomenta la registración.
Este esquema trasladado a otros rubros, generaría una migración a una producción con la menor cantidad de insumos posibles. Si la empresa tiene demanda, contrata, si la demanda cae, despide sin ningún costo. A las empresas les permite ajustar su dotación en base a la demanda puntual que tengan según la actividad. Para muchos sectores ese modelo no va a caminar, pero para otros como gastronómicos podría funcionar.
—¿Puede incentivar un crecimiento del empleo el hecho de no tener costos a la hora de despedir?
—Tampoco te genera un crecimiento del empleo. Lo que sí genera este mecanismo es un ajuste muy rápido del empleo sectorial a las variaciones de la actividad. Cuando crece la actividad, el empleo crece rápido, y cuando cae la actividad, cae el empleo. Eso se vio muy claro en la pandemia.