Especial para El Ciudadano
La inercia inflacionaria llegó al mercado fúnebre. La Asociación de Servicios Fúnebres de la provincia de Santa Fe afirmó que los precios de los sepelios acompañaron el crecimiento de la inflación, llegando a aumentar aproximadamente un 53% los precios desde agosto pasado, sumando complicaciones para importar los insumos para la elaboración de los féretros y ataúdes.
«Los costos de los servicios acompañaron de misma manera de cualquier servicio a la inflación», sostuvo Luis Pinilla, presidente de la Asociación de Servicios Fúnebres de Santa Fe, quien explicó a El Ciudadano que la constitución de un servicio tiene elementos toda índole, partiendo desde ataúdes importados hasta la utilización de materiales nacionales, sin contar con las paritarias de los trabajadores del rubro: «El tema de que no se puede importar tenés el estaño, el material de pegamento también, y eso agregarle los tributos, como han crecido, acompañando las paritarias en los sueldos».
El empresario confirmó que los precios han aumentado cerca de un 20% luego de la devaluación impulsada por recomendación del Fondo Monetario Internacional, a lo cual se le suman las escaladas inflacionarias que el propio Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec): si se tiene en cuenta que en agosto el IPC llegó a los 12,4%, a 12,7% en septiembre, se habla de 25% de aumento en los precios generales. Por su parte, el gobierno nacional augura una inflación en octubre cercana a los 8 puntos porcentuales, por lo que la sumatoria llega a los 53 puntos.
Pinilla subrayó que los costos de los servicios dependen de la localidad, de la zona y el tipo de servicio que se adquiera: «Dentro de nuestra asociación tenemos para un servicio completo valores que son sugeridos, los cuales los profesionales han extraído de las variables de costo y la visión hemos tenido unos precios que son los que se manejan las empresas en toda la provincia».
Los precios a los que refiere Pinilla se diferencian por tipo de servicio: la tarifa más económica parte de un servicio de $428.700, mientras que el valor de costo más oneroso tiene el precio de $636.900. A todos estos valores, se les debe agregar el Impuesto al Valor Agregado (IVA): “La diferencia que se hace entre los servicios es el tipo y la calidad del ataúd”, explicó el referente empresarial, y agregó: “Antes de agosto, un poquito de pegamento de doble componente, que tiene componentes importados y que es requerido para el sellado de los ataúdes al momento de meterlos en el nicho, estaba en el orden de los $800, hoy está en 5000 pesos”.
Actualmente, hay 17 empresas que conforman la Asociación, a la cual se suman un puñado de asociaciones mutuales que también prestan servicios fúnebres.
Cambio de hábitos
Luis Pinilla afirmó que las costumbres de los deudos han cambiado desde el comienzo de siglo a esta parte, pero que la pandemia figuró un antes y un después en el mercado funerario: “Este es un gremio difícil. Quienes prestamos el servicio fúnebre tenemos que estar adaptados para amortiguar ese shock psicológico que produce la pérdida de un ser querido, entonces hay gente que tiene un tipo de costumbre, otro tiene otro tipo y nosotros tenemos que adecuarnos a la solicitud de los deudos”, comentó el empresario, y agregó: «La cremación es una costumbre que está creciendo pero depende en qué nivel de la sociedad también, porque hay gente que todavía tiene arraigo del velatorio y tiene arraigo de darle destino final en sepultura de tierra o nicho».
“La pandemia hizo sus cosas en los cambios de costumbre con esta actividad. Hace 40 años atrás se velaban en domicilio, no existían las salas velatorias y se hacían 48, 72 horas. Estamos hablando de dos o tres días de duelo y liberación en un domicilio. En otras épocas se velaban dos horas, y hoy la gente con cuatro o seis horas, ocho, ya le alcanzó como para hacer el velatorio y la despedida. Pero todo esto te lo va dando los cambios de época», sentenció Pinilla.