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Desesperado pedido del Papa por el fin de la guerra en Gaza: «¡Basta, hermanos, basta!»

Durante la tradicional oración dominical del Ángelus, ante más de 20.000 fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, el máximo Pontífice reclamó también que se protejan a los civiles, que socorran a los heridos y la liberación de los rehenes

El papa Francisco lanzó otro enérgico llamado para que se detenga la guerra en Gaza. «Que las armas se detengan, nunca llevarán a las paz y que el conflicto no se amplíe. ¡Basta! ¡Basta, hermanos, basta!”, clamó en la tradicional oración dominical del Ángelus, al mediodía, ante más de 20.000 fieles reunidos en la Plaza de San Pedro.

Al mismo tiempo pidió que socorran a los heridos, que se protejan a los civiles y la liberación de los más de 200 rehenes. “Estoy cerca a todos los que sufren, palestinos e israelíes. Los abrazo en este momento oscuro. Y rezo mucho por ellos”, afirmó al principio.

De acuerdo a las últimas cifras del ministerio de Salud de Gaza -que este domingo aseguraba que ya no podía contabilizar las víctimas porque los operadores sanitarios no pueden salir a recolectar a los muertos que hay tirados alrededor del hospital Al Shifa porque no cesan los bombardeos-, la ofensiva israelí hasta ahora causó la muerte de 11.100 personas, entre ellas 4.506 niños; otros 1.500 chicos siguen desaparecidos debajo de los escombros.

Francisco exigió además que “se socorran enseguida los heridos”, aludiendo a los al menos 28.000 palestinos que han sido heridos en los bombardeos a campos de refugiados, escuelas, hospitales, mezquitas y edificios residenciales, según el ministerio de Salud de Gaza.

En otro tramo de su descargo, volvió a pedir por la liberación de los rehenes “entre los cuales hay muchos ancianos y niños”, resaltó. Hay más de 200 rehenes de diversas nacionalidades, entre ellos 21 argentinos. “Cada ser humano, que sea cristiano, judío, musulmán, de cualquier pueblo y religión es sagrado, es precioso a los ojos de Dios y tiene derecho a vivir en paz. No perdamos la esperanza: recemos y trabajemos sin cansarnos para que el sentido de humanidad prevalezca sobre la dureza de los corazones”, exhortó.

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