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Mujer denuncia amenazas

Se trata de Lorena Báez, quien mantiene un pleito con el padre de su hijo, que ya fue procesado por el juez Beltramone por insolventarse con el fin de no pasar alimentos al pequeño y desheredarlo.

Por: Carina Ortiz

Lorena Báez tiene 34 años y vive una historia similar a la de muchas otras mujeres. Mantuvo una relación amorosa con un hombre, Alejandro, quedó embarazada y su pareja la abandonó mientras cursaba el sexto mes de gestación. La mujer inició un largo camino judicial que incluyó juicio de filiación, de alimentos y una denuncia penal contra su ex pareja por insolventarse  para no hacerse cargo de la mantención del menor. En esta última causa, el hombre está procesado y la resolución fue apelada ante la Cámara Penal. Pero, desde que se hizo público el procesamiento, Lorena afirma recibir amenazas telefónicas que relaciona con su lucha judicial y teme por su integridad y la de su niño.

Según relató Lorena a El Ciudadano tenía 16 años cuando conoció a Alejandro y comenzaron una relación sentimental que duró cinco años hasta que en 1997 quedó embarazada. Cuando Lorena cursaba el sexto mes de gravidez, Alejandro terminó la relación aduciendo que no era su hijo. A partir de allí comenzó una lucha judicial, que la mujer mantiene hasta hoy. Según sus letrados, en 1998 se inició un juicio de filiación y la mujer debió afrontar los gastos que generó el estudio de ADN, hasta que a mediados de 2002 logró una sentencia judicial que dispuso la inscripción del niño a nombre de su progenitor. En septiembre de ese mismo año, se presentó un juicio por alimentos, pero el hombre no asistió a la primera audiencia, hasta que a fin de año lograron el acuerdo de una cuota alimentaria provisoria de 130 pesos que en la actualidad  asciende a 200.

Según contó la mujer, Alejandro tiene otra familia desde siempre, es accionista de empresas de transporte, y cuando le da el apellido al nene pasa todas las acciones a su tía, se divorcia de su esposa y la tía le pasa las acciones a la ex mujer, ahí es donde se empieza a insolventar.

“A raíz de todo esto, hago una denuncia penal por una estafa, no hizo todo lo que hizo para pasarle 200 pesos a mi nene, sino para desheredarlo de todos los bienes”, expresó Lorena.

Durante la investigación penal, el juez Javier Beltramone dispuso la intervención de las Tropas de Operaciones especiales (TOE) quienes comprobaron que el hombre era uno de los titulares de la empresa de transporte cuando había sostenido en el proceso civil que trabajaba como chofer. El magistrado le imputó haber hecho desaparecer y ocultar  maliciosamente bienes de su patrimonio. Todo con la finalidad de eludir el cumplimiento de sus obligaciones alimentarias sobre su hijo, frustrando así y en gran parte su cumplimento dando en consecuencia información falaz al Tribunal Colegiado de Familia. Se comprobó que el hombre en ningún momento cesó la comunidad de vida con su cónyuge Marcela, y que hasta 2007 se seguía movilizando en un vehículo a nombre de su ex esposa, a pesar de haber trascurrido cinco años desde su divorcio. Cuando el oficial de justicia se presentó en la casa familiar de Alejandro, el hombre afirmó que se encontraba en el lugar porque su hijo estaba enfermo y por ello se había quedado a dormir en el domicilio de “su mujer” para luego decir “su ex mujer”. Pero los vecinos contradijeron la versión al decir que en el lugar vive “una familia normal”. Además, el auxiliar de la justicia comprobó que el niño que supuestamente estaba enfermo se encontraba jugando en la vereda descalzo. Se determinó también, que en la última renovación de carné de conductor del hombre, el domicilio que figura es el de la casa familiar. Todos estos datos demostraron para el juez que aparentemente nunca se desvinculó del domicilio.

El juez procesó al hombre por incumplimiento fraudulento de los deberes de asistencia familiar y la resolución fue apelada ante la Cámara Penal. Lorena, explicó que luego de una nota que publicó El Ciudadano el 29 de agosto pasado, con la noticia del procesamiento de su ex pareja comenzó a recibir amenazas telefónicas, aunque aclaró que ya existieron otros episodios.

“Hace dos o tres años recibí amenazas, tuve que hacer intervenir el teléfono y ahora empezaron las amenazas nuevamente, tengo miedo por mi y por mi hijo porque no sé qué va a pasar, después que salió la nota en el diario empezaron de nuevo a amenazarme tanto en el (teléfono) fijo como en el celular”, dijo Lorena.

— ¿De qué tenor son las llamadas?

—Dicen que me deje de joder con esto, que lo deje tranquilo, que voy a terminar en una zanja. Las llamadas son de un número privado, y la voz es masculina. Yo tengo miedo de salir a la calle, de cruzar una vereda porque no sabés lo que puede llegar a pasar, si a mí me llegara a pasar algo yo quiero dejar constancia que puede llegar a venir de parte de él, tengo miedo por mí y por mi hijo.

— ¿Vivió algún otro episodio como éste?

Hace dos o tres años tuve un encuentro con Marcela (la mujer de Alejandro) en un hipermercado, yo estaba haciendo las compras con mi nene y ella estaba con su hija del medio, y comenzaron a insultarme a decirme un montón de cosas, la nena de ella también, y yo tuve que ir a hacer la denuncia porque me quisieron pegar y yo estaba indefensa ahí con mi nene.

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