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«El otro soy yo»: el Cudaio presenta proyecto educativo sobre donación y trasplante

Será en la sede de Gobernación, ubicada en Santa Fe y Dorrego. Del encuentro participará Ezequiel Lo Cane, papá de Justina, e impulsor de la Ley que desde 2018 enmarca la actividad en nuestro país

El Centro Único de Donación, Ablación e Implante de Órganos y Tejidos (Cudaio) presentará este miércoles a las 11, en la sede de Gobernación ubicada en Santa Fe, “El otro soy yo”, un proyecto educativo pensado para abordar la temática de donación y trasplante en la escuela primaria.

Del encuentro participará Ezequiel Lo Cane, papá de Justina, e impulsor de la Ley que desde 2018 enmarca la actividad en nuestro país. Justina fue una paciente pediátrica que murió mientras esperaba un trasplante cardíaco.

El director del Cudaio, Mario Perichón, expresó: “El otro soy yo” está enmarcado como una herramienta pedagógica para insertar nuestra temática con una perspectiva lúdica y didáctica, basada en conceptos como la empatía, la solidaridad y la generosidad, valores esenciales de la vida social”.

Y agregó: “La intención es que los docentes de escuela primaria puedan desarrollar el contenido junto con los niños y niñas, con respaldo ministerial y de nuestra institución, con materiales y abordajes novedosos”.

Perichón destacó la invitación al papá de Justina: “Todos en nuestro quehacer profesional admiramos a Ezequiel y su familia porque desde un dolor inimaginable supieron proponer e impulsar cambios que impactaron en toda la sociedad. Son un ejemplo no sólo de amor y resiliencia, sino también de solidaridad, organización, tenacidad y realización”.

Ley Justina

La Ley Justina (27.447), que regula el Trasplante de Órganos, Tejidos y Células, cumplió cinco años y consiguió un objetivo fundamental: redujo de 40 al 10 por ciento la tasa de interrupciones de donación por oposición familiar.

En efecto, a partir de la normativa, cada vez son menos los obstáculos que separan a un paciente en espera del órgano que necesita. Si en 2015 Argentina registraba 15 donantes por millón de habitantes, en 2019 esa cifra escaló a 20. A partir de allí, el país se ubicó, por primera vez en su historia, en el orden del promedio anual que tiene, por ejemplo, la Unión Europea (22).

La Ley Justina funcionó como un punto de inflexión porque cambió el paradigma: a diferencia de lo que sucedía previamente, toda persona mayor de 18 años pasó a considerarse donante de órganos o tejidos, salvo que previamente haya expresado lo contrario. Este fenómeno se lo conoce como “consentimiento presunto” y ya se empleaba en esquemas normativos de otras naciones del mundo con el objetivo de comenzar a satisfacer la demanda de órganos de una forma más eficaz.

Del mismo modo, la norma arrojó luz al habilitar restricciones específicas para la voluntad afirmativa de donación de órganos particulares y no de otros, y también al momento de decidir aspectos como la finalidad: si se quiere que sean donados para ser implantados en otros seres humanos, o bien, si se prefiere que sean donados para investigación de la comunidad científica y médica local.

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