Por Agustín Argento, Télam
Brasil se ha transformado en el gran laboratorio de productos con los que Warner Bros. Discovery (WBD) intentará ganar a las audiencias del continente con la producción de telenovelas en un formato concentrado que tendrá la tensión de las series y cuyos dos primeros títulos, Dona Beja y Belleza Fatal, se podrán ver a través de HBO Max.
En una ciudad escenográfica y estudios de filmación de Río de Janeiro, a los que Télam accedió de manera exclusiva junto a otros cinco medios latinoamericanos, se lleva a cabo el rodaje de Dona Beja, una reversión de un clásico de 1986, con el cual WBD apuesta a conquistar el nuevo/viejo formato telenovelesco y para el que contrató a estrellas como Grazi Massafera.
“Cambia mucho hacer telenovelas para televisión o para streaming”. La reflexión es del director, Hugo De Sousa, en una pausa en el rodaje. En el día de visita para medios le toca filmar una escena de baile; lo hace con cuatro cámaras que sigue a través de cuatro monitores. El silencio es sepulcral al momento de grabar y entre escena y escena todo muta hacia un ir y venir a las apuradas para tener todo en orden.
“Aquí se optó por una narrativa no lineal”, explicó De Sousa, en contraposición a la tradicional narración de una telenovela, que solía pensarse para amas de casa que escuchan mientras hacen sus quehaceres. “No podemos pensar que el espectador no pueda seguir algo no lineal. En definitiva, será el que se siente a ver y decidirá si sigue o no con la novela”, agregó.
Dona Beja se sitúa a comienzos del siglo XIX y su argumento se basa en la rebelión de una mujer que rechaza los mandatos patriarcales para intentar llevar la vida que desea. Además de ser una reversión, la producción está basada en un hecho real y en dos novelas de mediados del 1900.
“Es triste saber que las cosas no han cambiado, que las motivaciones son las mismas que en 1986”, señaló por su parte Massafera sobre esta historia que intentará romper las fronteras de Brasil tanto en la región como -según anhelan en WBD-, el planeta. La apuesta es grande y no solo en narrativa y “talentos”, como se le dice ahora en la industria a los guionistas, directores, actores y actrices.
Para Dona Beja, la directora de escenografía Eliane Heringer erigió una reproducción de una ciudad del siglo XIX de mil metros cuadrados con iglesia, fuente, bar, botica, sede municipal, mercado y mansión, que Télam pudo recorrer. El descomunal trabajo, todo en madera, duró cinco meses. Para el mismo, debieron llevar adelante una investigación histórica, que luego llevaron al papel, al modelado y, finalmente, a los edificios.
Sin embargo, la construcción no solo atiende lo edilicio. Heringer explicó que los puntos de fuga son esenciales para que la escenografía cumpla su función por varios motivos: el fondo debe coincidir con lo que se ve alrededor; además tiene que estar a tono con lo que se vaya a filmar en estudios interiores; y, como si fuera poco, se piensa en la practicidad para mover equipos, caballos y actores mientras dure el rodaje.
“Las calles están hechas en 360 grados para evitar que haya mucha posproducción. Así, todos pueden ir y venir”, señaló Heringer. La ciudad escenográfica es locación para el 15 por ciento de la novela; otro 15 por ciento se filma en exteriores, mientras que el 70 restante se desarrolla en estudios.
La temática de empoderamiento femenino también se traslada al detrás de cámara. Por ley, desde 2021, en las producciones en Brasil debe existir un Departamento de Coordinación de Intimidad, acorde a lo que sucede en Estados Unidos y Europa. “No sólo se trata de las escenas sexuales, sino que se trabaja con los directores y actores, en las puestas de plano, las coreografías y el ambiente que rodea a la escena”, explicó Roberta Serrado.
Justamente, uno de los puntos álgidos del personaje de Beja (Massafera) es cómo maneja la tensión sexual para poder sacar provecho de los hombres. Y es aquí donde el trabajo de Serrado entra en acción con herramientas que van desde consensuar los límites que quieren poner los actores y actrices hasta el armado de “playlists” para hacer más amena la escena.
En San Pablo se filma en dos locaciones el otro caballo de batalla con el que WBD entrará a esta nueva unidad de negocios: Belleza Fatal. Con la histórica directora de telenovelas de Globo María de Médicis a cargo y figuras como Camila Queiroz, Camila Pitanga y Giovanna Antonelli, la historia es una típica venganza, enmarcada en el mercado de las cirugías estéticas.
“¡Cuando me convocaron sentí pánico!”, exclamó De Médicis, dueña de una energía que rompe barreras. “La idea era hacer un híbrido y si bien me dio temor, también me dieron muchas ganas de tomar el desafío”, explicó la directora. Si bien la apuesta pareciera ser exclusiva de WBD (Netflix tuvo algunas aproximaciones, pero con menos capítulos), la directora sostuvo que la industria está deseándole suerte porque puede abrir puertas y negocios.
De Médicis dialogó con la citada agencia entrada la noche de un viernes, ya finalizado el día de filmación en una exfábrica de turbinas hidroeléctricas en el poblado de Osasco, a una hora del centro de San Pablo. Rodeada de galpones semivacíos, el eco de las voces y los pasos retumban entre los decorados que reproducen desde los interiores de una mansión hasta una clínica privada con sus salas de terapia intensiva y quirófanos.
Una vez finalizada la telenovela, algunos decorados y vestidos se guardan para el archivo de la productora, mientras que otros son vendidos o se dejan en el lugar para futuros usos de otras casas de producción, explicaron en una recorrida por el inmenso lugar, debajo de una típica tormenta tropical y el incesante ruido de la lluvia sobre las chapas.
La temática del culebrón de venganza es bien actual: la ficticia necesidad de las cirugías estéticas que, en muchos casos, pueden llevar al a muerte. “No vale la pena dejar todo por la supuesta belleza”, sostuvo Queiroz. “Tengo 30 años y ya empecé a sentir la presión por seguir siendo joven. Siento que la sociedad busca esa juventud y yo intento no entrar en la trampa”, confesó.
La némesis del personaje de Queiroz es el de Pitanga. Sentada en una imponente mansión del barrio de Morumbí, Pitanga se muestra interesada por conocer si a ella, que es una estrella en Brasil, la conocen en el resto del continente. La actriz no sólo apuesta desde su talento, sino también como productora en esta nueva etapa de las telenovelas que quieren lanzar desde su país para el streaming.
Lola (Pitanga) es una influencer de la belleza que, atraída por el dinero y sin escrúpulos, hace lo que sea necesario para escalar en la sociedad. “Yo no soy como ella. Soy muy diferente y estuve mucho tiempo preparándolo. El vacío que ella tiene me interesa mucho como actriz y desde ahí entiendo sus motivaciones. Ella sufrió violencia en su infancia, no la justifica, pero sí le da un poco de sentido a lo que hace”, comentó la actriz y productora.
La mansión donde se filma es impresionante, fastuosa por donde se la mire. No fue recreada para la novela, sino que allí, hasta hace poco, vivía una mujer y ahora está en sucesión. Luciano Patrick, productor ejecutivo, explicó que ya tenían otra mansión para filmar, pero días antes de empezar, el terreno de al lado comenzaba una obra y el ruido iba a ser intolerable.
La mansión consta de una construcción adelante, con dos baños, sauna, jacuzzi y una cocina integrada a un enorme living-comedor, flanqueado por una galería que lleva hacia una pileta. Estatuas de estilo romano están repartidas por un parque que bordea la casa principal, de dos plantas, escaleras de mármol y un sótano con cava y salón de juegos. En total son 2.200 metros cuadrados. La familia dueña de la propiedad se dedica a las inversiones.
“No hay personajes normales en esta novela”, dijo entre risas Caio Blat, que interpreta a Benjamín, un pusilánime y mediocre cirujano que debe casarse con Lola debido a un chantaje. “Hay una gran crítica al mundo de la apariencia en esta historia. Yo creo que Benjamín es una mezcla de Roman y Kendall Roy”, comentó Blat sobre las ambiciones de su personaje en comparación a los protagonistas de la multipremiada Succession.
En la puerta de la mansión había una Ferrari de alquiler para la producción, En cada rincón de cada locación hay una mesa con café y comida. WBD sostiene que la apuesta es grande. Caminando por los sets, uno no puede más que darle crédito a la afirmación.