A los 6 años Francisco Zecca supo que iba a vivir de la música. Escuchaba electrónica y soñaba con tocar en fiestas hasta que conoció a Skrillex, un músico y productor estadounidense que le cambió la visión de la música. El sonido estridente que proponía el artista contenía la ansiedad de un niño que vivía en Funes pero que sabía que iba a llegar lejos. No fue fácil pero sí posible. Con un monitor que sostenía con un libro y una restricción de media hora de uso diario exploró, estudió de forma autodidacta y se empeñó en conseguir el mejor sonido posible. Nunca dudó. Sabía que si se esforzaba iba a funcionar. Y así fue. Con 22 años, recibió en noviembre tres premios Grammy latinos por su trabajo junto con Bizarrap y se convirtió en el artista nacional más joven en obtener esa distinción. ZECCA, tal su nombre artístico que coincide letra por letra con su apellido, prefiere no hablar mucho de eso, pero se entusiasma al explicar el proceso por el cual compone una canción. En sala de grabación de Lima y Mendoza observa los controles analógicos y aclara que no usa casi ninguno ya que todo se hace de forma digital. Recuerda las veces que en la adolescencia le hubiera gustado grabar en esa sala, pero no le alcanzaba la plata, y responde las preguntas con la soltura y seguridad de alguien que sabe de qué habla: la pasión por la música.
“Yo sabía que en algún momento iba a llegar. Iba al kiosco de mi barrio y pensaba «cuánto falta para que pasen un tema mío». Estaba muy seguro de lo que quería y podía. No pensaba que era buenísimo, sino que todos los díasestaba tan determinado en ser mejor que el día anterior que en mi mente era inevitable que funcionara. Es muy difícil, pero es posible. Hay que seguir, ser perseverante y constante”, dijo.
Todos los días estaba tan determinado en ser mejor que el día anterior que en mi mente era inevitable que funcionara.
El productor es todo
ZECCA es productor, mezcla y masteriza temas propios y de otros artistas. Explica que en la actualidad el productor es todo: la banda, quien compone la música y parte de la letra. “Va desde la concepción de los primeros acordes de la canción hasta que se termina de grabar. Es estar presente todo el tiempo y con atención al detalle hasta ir formando la canción. En mi caso particular, y en la mayoría de mis colegas, hago todo desde la computadora. A veces llamo a un instrumentista pero es todo muy digital. También grabo las voces de los artistas”, contó.
En mi caso particular, y en la mayoría de mis colegas, hago todo desde la computadora
Además de producir, mezcla y remasteriza, tarea que desarrolló en las sesiones de Bizarrap junto a Quevedo y Shakira y que fueron premiadas con un Grammy latino.
“Una vez que la canción se termina está el proceso de la mezcla que, resumiéndolo muchísimo, consiste en ecualizar todos los elementos para que se destaque un sonido por encima de otro. Son criterios y decisiones sobre cómo querés presentar la música para que suene prolijo. Es un proceso bastante complejo, por eso no lo hacen todos los productores. Lo aprendí de forma autodidacta porque necesitaba que mis producciones sonaran lo más perfectas posible y no tenía plata para pagarle a alguien”, describió.
El mastering es el paso final. “Para mí es asegurarse que no importa donde escuchés la canción, aun en el peor auricular o el peor parlante, suene medianamente bien. Yo la pruebo todo el tiempo en todos lados. Es elegir qué es lo más importante de la canción, priorizarlo y asegurarte de que más o menos en todos lados se escuche porque es lo que hace que la gente conecte con la música”, destacó.
En cuanto al proceso de creación de las canciones, ZECCA contó que lo primero que surgen son los acordes. Él prueba algunos sonidos, el artista empieza a tararear los primeros fraseos y después llega la melodía. “Son pocas las veces en las que el artista viene con una idea sobre qué quiere hablar. En general, improvisan una melodía arriba de lo que hiciste hasta que escuchás algo que realmente está bueno. Lo graban con la nota de voz del celular, lo escuchan repetidamente y empiezan a escribir la letra sobre esa melodía. Después sale la canción”, explicó.
Los comienzos
El primer tema que produjo fue para Rama, un amigo de Funes que le mostraba trap nacional. Era 2015 y el sonido aun no había explotado a nivel local. “Él se grabó con el auricular del celular y me lo mandó por mail. Traté de hacerle un beat y con eso hicimos una canción”, recordó.
Después pasó mucho tiempo hasta que dejó de diseñar flyers para cubrir sus gastos y empezó a hacerlo con la música: “De repente había muchísima gente dispuesta a invertir en eso. Yo le mandaba mensajes a cualquiera de habla hispana. No era música que me apasionara, no había un involucramiento artístico mío, sino que era 100% freelancer, como si contrataran a un diseñador gráfico”.
Las limitaciones me ayudaron o, por lo menos, traté de sacar lo positivo
La práctica le sirvió de experiencia para su posterior trabajo con artistas. “Hay veces en las que no te anda el autotune o a la placa no le llega el sonido del micrófono, que son errores que si no te pasaron nunca antes y te están pasando al lado de Duki te querés matar. Por suerte tenía mucha experiencia previa entonces cuando me tocó ir con los mejores artistas del país yo estaba tranquilo”, señaló.
En esos años hizo varias amistades en Rosario: “Son pibes de Rosario que hacen música. Me uní con ellos antes de la pandemia y me sirvió para conocer a otra gente que también hacía esto. Con ellos hacía música de onda porque para mí son artistas. Me nutría y era un beneficio mutuo. Fueron un montón de cosas las que me permitieron a la hora de estar en el momento adecuado y en el lugar adecuado tener un trasfondo y una experiencia”.
Las dificultades
Zecca hace referencia a Skrillex y dice que los obstáculos son oportunidades para crear. “Las limitaciones a la hora de crear, sean puestas por afuera o por vos mismo, sí o sí te inspiran. Limitar los recursos con los que estás trabajando te obliga a que se te ocurra de otra manera”, aseguró y recordó las suyas: “Tener que producir en una computadora a la que se le caía la pantalla si no le ponía un libro atrás o que mi viejo me deje usar la computadora sólo media hora por día durante más de un año. Las limitaciones me ayudaron o, por lo menos, traté de sacar lo positivo. Nunca renegué de eso. Era lo que había y trataba de hacer lo mejor posible. Años después le agradecí a mi viejo porque si bien era restrictivo, tener poco tiempo y tener que decidir para qué usarlo me ayudó”.
ZECCA recuerda su historia con orgullo y quiere animar a otras pibas y pibes a intentarlo. “Siento que hay un montón de pibes en el mismo contexto, más en la situación de crisis que está atravesando el país desde estos últimos años, donde la gente tiene pocos recursos. Eso desmotiva pero siento que, de alguna manera u otra, mi historia que recién se empieza a escribir puede ayudar un poco”, contó.
Yo quería sonar de una manera y ser así de bueno. Y si yo llegaba a ser así de bueno, no había manera de que no funcionara
Pese a las dificultades, nunca dudó que iba a poder vivir de la música: “Yo quería sonar de una manera y ser así de bueno. Y si yo llegaba a ser así de bueno, no había manera de que no funcionara. Como amo tanto la música no me costaba. Era querer desesperadamente que un sintetizador hiciera el sonido que yo quisiera para mí, porque lo amo y lo disfruto mucho. El resto son consecuencias, pero era para mí y para darme el gusto de hacer la música que a mí me gusta escuchar”.
Reconocimiento
Con 22 años es el artista nacional más joven en recibir tres premios Grammy. Pero ZECCA no quiere ahondar en eso. “En el momento de estar arriba en el escenario, mente en blanco completamente. Y después de bajar las tres veces pensé: «¿qué carajo acaba de pasar?». Te vas a sentar y toda la gente que capaz ni conocés y son productores re grosos te felicitan. Es interesante acordarte de todo el recorrido, de las cosas que he tenido que pasar o que he tenido que hacer. En un momento empieza a pasar tan rápido que vas con la corriente y te das cuenta tarde. Hay un montón de cosas que todavía no interioricé. Solo lo agradezco, soy consciente de eso y estoy feliz por la gente que se alegra, que me quiere, mi familia”.
“Agradezco tener 22 años porque tengo tiempo para hacer lo que quiero. Es una consecuencia linda del esfuerzo y el trabajo. Es un laburo donde no tenés horario, si no ponés el punto en el cual dejar de trabajar es difícil y hay veces en las que el cuerpo te llama la atención”, agregó.
Lo que viene
ZECCA valoró haber cumplido muchos objetivos en su carrera como fue incorporar cosas de sus orígenes a canciones que «después sean muy grandes a nivel mainstream”. “Siento que este último año aprendí muchísimas cosas, me saqué de encima un montón de mitos sobre la creación de la música, incorporé mucho conocimiento nuevo y estoy entusiasmado en aplicarlo en 2024”, resumió y anticipó que uno de los artistas con quien le gustaría trabajar es Drake, un rapero canadiense y productor discográfico. “Soy bastante fanático. Tiene muchísimo contenido de letra en todos sus discos donde habla de la autosuperación y de la vida en general. Lo escucho desde hace muchos años. Me aferré a eso a modo de motivación y hoy en día hay letras que las interpreto de otra manera. Siempre está a la vanguardia”, contó.
“Si me preguntaban a principios de 2023 qué iba a hacer, la mitad de las cosas que pasaron no las tenía ni pensadas. Voy a seguir haciendo lo que sé hacer, poniéndole cada vez más amor y más voluntad a disfrutar, ya que a veces con tanto trabajo se hace un poco difícil, y compartirlo con la gente que quiero. Tengo mucho para dar todavía y estoy entusiasmado de hacerlo”, agregó.
Para ZECCA el futuro de la música es impredecible. Lo importante es hacer buena música y que la gente elija. “Las cosas que se creían seguras empiezan a fluctuar. La gente quiere escuchar otra cosa. No estoy diciendo que el trap esté muriendo, sino que está ocupando un lugar distinto. Lo que se viene es música que a la gente le haga sentir algo. Más allá de la fórmula estructural de una canción que no envejece nunca, siento que la tendencia es a las cosas rápidas, de fácil consumición. El reggaeton hace tres años era 90 BPM y ahora está 110 BPM, los videos duran 15 segundos en las historias de tiktokes. Cualquiera que quiera predecir más o menos para dónde va a ir la cosa probablemente le pifie porque es un momento de bastante incertidumbre, pero siento que mientras uno se concentra en hacer buena música, después es la gente la que elige. No estamos pensando tanto en lo que está escuchando la gente sino en hacer música que esté buena. Vamos a dar a la gente un buen producto”, aseguró.