Balearon a discreción la comisaría 19ª y dejaron un cartel: sospechan represalia de Los Monos
Se trata de Francisco Ezequiel Riquelme, alias Fran, sindicado como jefe de una banda narcocriminal que opera en tres barrios del noroeste supuestamente apadrinado por Alvarado, el líder narco condenado a prisión perpetua y enfrentado al otro grupo fuerte de la ciudad, «Los Monos».
Riquelme fue imputado ayer por el fiscal Franco Carbone como presunto instigador de la balacera ocurrida el 27 de diciembre último a la seccional 19 de Rosario, ubicada en bulevar Seguí al 5300.
Durante la audiencia, el fiscal le atribuyó al preso, que en ese momento estaba alojado en el penal federal de Ezeiza, haber «planificado, coordinado y congregado desde su lugar de alojamiento» los medios «elementos y personas necesarias para balear la fachada de la comisaría rosarina».
La fachada del edificio policial recibió seis impactos de bala y un automóvil estacionado en la vereda, que había sido secuestrado en un procedimiento, fue destinatario de otro disparo.
Para el fiscal, el ataque fue organizado por Riquelme y estuvo motivado en un incidente que tuvo cinco días antes en el penal de Ezeiza, cuando personal del Servicio Penitenciario impidió el ingreso de una mujer que fue a visitarlo.
Según Carbone, el preso comenzó a tirar sillas y les advirtió a los guardias: «Prendan la tele esta noche. Voy a cargar a tiros una comisaría de Rosario».
El ataque ocurrió cinco días después y los autores materiales aún no fueron individualizados, explicaron fuentes judiciales.
Tras ese incidente, Fran Riquelme fue trasladado al penal federal de Marcos Paz, desde donde ayer siguió la audiencia en forma remota.
«Con su accionar, tanto Francisco Riquelme como las personas de las que éste se valió para la comisión del hecho, tuvieron la clara finalidad de infundir temor y conmoción pública, lo que se evidencia en la selección de un edificio policial como blanco del ataque», sostuvo la Fiscalía.
En esa balacera, los autores dejaron una nota dirigida a un presunto preso: «Mario Pino dejá de batir la cana, plántate gil».
Riquelme también fue imputado por un ataque similar, pero contra un particular a quien, según el fiscal, le reclamaba un arma que le habría prestado a un hermano del habitante de la vivienda baleada.
La jueza de la audiencia, Hebe Marcogliese, aceptó ambas acusaciones y dictó la prisión preventiva de «Fran», a la vez que estableció una serie de restricciones en las comunicaciones y visitas del preso, solicitadas por la Fiscalía, indicaron los informantes.
A la vez, Carbone sugirió durante la audiencia que Riquelme estaría detrás de algunas de las amenazas contra el gobernador Pullaro, quien reveló que tuvo que sacar a su familia de Rosario para garantizar su seguridad.
El fiscal hizo referencia a conversaciones que el preso mantenía desde un teléfono celular terminado en 081 con un joven de 18 años llamado Carlos Román Moreno.
En conferencia de prensa, el fiscal aseguró que Riquelme ofreció 300 mil pesos por uno de esos ataques. “Dictó el contenido de esa amenaza al gobernador de la provincia. Claramente es contra Pullaro porque está mencionado. El tenor tine que ver con acciones y reacciones que ha estado haciendo el gobierno respecto al movimiento, endurecimiento y restricciones (de controles) a presos de alto perfil”, señaló.
Moreno fue detenido la tarde del mismo 27 de diciembre, horas después de la balacera a la seccional, tras tirotearse con la policía en un control rutinario.
El joven de 18 años estaba acompañado por un menor de 16 y ambos fueron detenidos.
Moreno había descartado el arma con la que se tiroteó con la policía, que le secuestró una nota con amenazas a Pullaro que decía: «Gobernador Pullaro dejá de arreglar con el narco Carlos «Betito» Godoy que está en Piñero porque sabemos todo y te vamos a matar a toda tu familia».
Para los investigadores, los dos jóvenes tenían como objetivo balear un edificio público y dejar la nota intimidante, con el fin de causar conmoción pública.
El fiscal relacionó ese hecho al vínculo telefónico que el joven de 18 años mantenía con Riquelme, quien le «bajaba» órdenes desde Ezeiza para ejecutarlas extramuros.
El propio acusado se defendió de la imputación por el ataque a la seccional, al asegurar durante la audiencia: «Me imputan balaceras en una comisaría sin tener ninguna prueba. Cada vez que balean una comisaría fue Fran Riquelme».
«¿Con qué necesidad voy a mandar a balear una comisaría que está a 150 cuadras de mi barrio teniendo un montón de comisarías en mi barrio?», agregó luego.
Para su abogado defensor, Juan Pablo Audisio, no existen evidencias de que el preso haya dado en forma directa o indirecta la orden de tirotear el edificio policial.
Riquelme está detenido desde abril de 2020, cuando fue acusado por la balacera a Mariana Ortigala, una mujer cercana a Alvarado que en ese momento se había distanciado del capo narco y declaró en su contra en el juicio en el que fue condenado a prisión perpetua.
Ortigala se relacionó más tarde con Los Monos, y hace pocos días fue acusada de integrar una asociación ilícita junto a su jefe, Ariel «Guille» Cantero, de quien se sospecha que se convirtió en testaferro, recordaron voceros judiciales.
Riquelme también fue formalmente acusado de instigar tiroteos a otra seccional y a una escuela de Rosario, y conduce desde la cárcel un grupo criminal enfrentado por el control territorial ilícito de los barrios Ludueña, Empalme Graneros e Industrial, con una banda liderada por Mauro Javier Geréz y Fabián «Andy» Benítez, ligados a Los Monos.