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Aníbal Lotocki habló desde la cárcel: defendió su inocencia y reveló que escribió un libro

El cirujano negó ser un "preso VIP" y contó cómo pasa sus días tras las rejas. También se desligó de las responsabilidades por las lesiones de Silvina Luna, Stefanía Xipolitakis, Pamela Sosa y Gabriela Trenchi, denunciantes en otra causa

El cirujano Aníbal Lotocki habló por primera vez desde el penal de Ezeiza, donde se encuentra detenido desde hace cuatro meses, imputado por la muerte del empresario Cristian Zárate. Afirmó que su encarcelamiento es «injusto» y aseguró que no recibe tratos diferenciados o especiales con respecto a los otros presos.

La justicia ordenó el 18 de octubre pasado la prisión preventiva del «cirujano de los famosos», como se lo conoció durante muchos años, por considerar que habían elementos que permitían acreditar el riesgo de fuga o entorpecimiento de la investigación.

Lotocki fue imputado por el «homicidio simple con dolo eventual» de Zárate, ocurrido el 15 de abril de 2021, luego de que el empresario se realizara una intervención quirúrgica en una clínica no habilitada del cirujano, en el barrio porteño de Caballito. Enfrenta una pena de 8 a 25 años de prisión.

Además, en noviembre pasado, el médico de 53 años fue condenado a la pena de ocho años de prisión y a diez de inhabilitación especial para ejercer la medicina por otra causa vinculada con la denuncia por lesiones graves que le provocó a la actriz y conductora Silvina Luna, quien falleció el año pasado, y también a la modelo Stefanía Xipolitakis; a su ex pareja, Pamela Sosa; y a la empresaria textil Gabriela Trenchi.

Las cuatro celebridades denunciaron que el médico les aplicó polimetacrilato, un producto sintético compuesto por microesferas de acrílico que está prohibido en determinadas cirugías, como aumento de glúteos o pantorrillas, por el alto riesgo que tiene de presentar complicaciones en la salud.

En tanto, el médico no está en prisión preventiva por la muerte de Silvina Luna ni por la denuncia conjunta entre Luna, Sosa, Xipolitakis y Trenchi, sino por fallecimiento del empresario de 50 años.

«No debería estar acá»

Lotocki habló desde el pabellón donde se encuenra alojado con los panelistas del programa Socios del Espectáculo  y relató detalles de su vida en el penal y su situación procesal. «No estaba en mis planes estar acá, no me parece justo. Una prisión preventiva… no fui enjuiciado, no tengo condena, no debería estar acá», criticó el médico.

«El juicio de Zárate se hará en uno o dos años más. Este tiempo perdido no lo recupero más», cuestionó Lotocki. «Pero bueno, dicen que hubo riesgo procesal porque me mudé de casa», agregó, en relación a la vez en la que mudó su domicilio sin autorización judicial para establecerse en la provincia de Buenos Aires.

Sin embargo, el cirujano plástico que trabajó para numerosas figuras del espectáculo remarcó su postura al sostener que no debería estar preso sin una condena. «Es algo que tendrá que ver la Justicia, lo tiene que evaluar si soy inocente, yo digo que no tiene sentido estar acá», lamentó.

«No soy un preso VIP»

Por otra parte, Lotocki contó cómo como pasa sus días en prisión y aseveró que no es «un preso VIP», sino que fue llevado a «un pabellón de buena conducta» donde «están los presos más amigables». «Pero no hay privilegios», subrayó.

A modo de ejemplo, relató que «estaba haciendo un curso» y que pidió «una computadora», pero se la negaron. «Acá nadie puede tener computadora ni teléfono”, resaltó.

«La comida viene para todos igual, la puerta se cierra a la misma hora y todos tenemos visitas los mismos días», detalló. También contó que se levanta temprano por la mañana, a diferencia de otros detenidos, y aprovecha ese momento de tranquilidad cuando abren las celdas «para calentar agua o para tomar un café».

Al tiempo que describía su cotidianidad como detenido, aprovechó para señalar los graves problemas del penal: «Estamos en un sector donde hace mucho calor, y las celdas son muy pequeñas».

En plena época de temperaturas altas, el cirujano informó haberle pedido a las autoridades «un ventilador» porque afirmó que sufre «un problema de transpiración excesiva» por el cual se practicaba «un tratamiento dos veces al año», pero no se lo dieron. «Tuve que hacer un pedido al juez y también me lo negó, es decir, no tengo ningún privilegio», sostuvo.

Por último, expresó como se siente a casi cuatro meses de su detención: «No sé cuántos días llevo. Estoy bien, ahora haciendo gimnasia. No hay mucho para hacer acá. Hay un salón de usos múltiples donde todos desayunan y después pasan el día».

«Lo mío es mucha lectura, mucho estudio, porque no me gusta jugar a las cartas ni a los juegos de mesa», concluyó.

Un libro con su versión

Durante la entrevista, Lotocki reveló también que en este tiempo que pasó detenido se puso a reflexionar y se dedicó a escribir un libro, que se encuentra en revisión previa a su publicación, donde cuenta su versión de los hechos y habla de su situación procesal.

“Es momento de hablar. Nunca he hablado, o hablé muy poco. No supe hacerme escuchar y ese fue un gran defecto. Dejé que se hablara mucho. Es momento de hacer lo que no había hecho hasta ahora”, expresó.

Al ser consultado sobre las denuncias de los familiares de las víctimas de su supuesta mala praxis, indicó: «No las llamo víctimas (a las pacientes), las llamo denunciantes».

En ese punto, explicó que como profesional utilizó «un producto permitido por la ANMAT y los fabricantes», y opinó: «No veo en ese punto que haya hecho nada grave, nada malo. Me condenan por un efecto colateral del producto».

En este sentido, afirmó que tras realizar un análisis, su defensa descubrió que el producto «está alterado» y que no contenía «lo que dice el fabricante».

«Hicimos una denuncia al fabricante. Si acá hay un responsable, no soy yo. Hay un Estado que tenía que controlar y no lo controló. Un fabricante que dijo que hizo un producto y lo hizo de otra manera. Esto pudo haber tenido consecuencias”, aseveró Lotocki.

Días antes a que se diera a conocer esta charla, trascendió que el nuevo abogado de Lotocki, Claudio Lifschitz, presentó en Comodoro Py una denuncia en la que asegura que fue engañado por el laboratorio que le vendió el metacrilato y que utilizó para colocárselo a varias de sus pacientes.

La muerte de Cristian Zárate

La intervención quirúrgica se realizó el 15 de abril en la Clínica Cemeco, de la Ciudad de Buenos Aires, y luego de la operación, tras ser trasladado a una habitación, según explicó Lotocki, «el drenaje despedía una gran cantidad de ‘líquido’ (sic) del cuerpo, y ordenó nuevamente su ingreso al quirófano».

Ante ese cuadro, los médicos decidieron transfundirle sangre y llamar a una ambulancia para su traslado a un centro de mayor complejidad, pero tuvieron que realizarle «maniobras de reanimación» porque el paciente se descompensó, hizo un paro cardíaco y antes de su traslado falleció.

De acuerdo al fallo, se pudo verificar que «la clínica en que se desarrolló la cirugía carecía de director médico responsable y que estaba habilitada únicamente para las catalogadas (operaciones) ambulatorias y no contaba con un contrato vigente con otro centro médico con unidad de terapia intensiva».

Para la Fiscalía el médico provocó la muerte de Zárate porque no existía urgencia para la operación, «la cual, además, por las múltiples incisiones para extraer tejido -descriptos en el informe de la autopsia- excedía el carácter de ambulatoria y debía enmarcarse en aquellas que requieren internación y mayores recaudos».

«No puede aceptarse que no supiera o no hubiera percibido Lotocki que la situación de Zárate empeoraba y que debía ser trasladado de inmediato o, cuanto menos, gestionar de manera certera mayores recaudos ante una emergencia en ciernes», sostiene la resolución judicial.

Fuente: Página12

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