Newell’s es cosa seria, al menos en este inicio de la Copa de la Liga donde muchos equipos todavía intentan hacer pie y el equipo de Larriera parece que se conociera de años. Cuatro jugados, cuatro ganados. Desde los números, irreprochable. Y desde el juego mucho más, con un Ever Banega en modo crack y el Colo Ramírez encendido con la red. Fue 3-1 para la Lepra con un hat–trick del delantero uruguayo para mantener al rojinegro en la cima de su grupo en este arranque soñado.
Con Banega en cancha a la Lepra se le solucionan muchos problemas. El nivel de Ever sorprende partido a partido. La clave pasa por su inteligencia, por ese mapa de la cancha que tiene en la cabeza para encontrar zonas vacías para recibir la pelota y luego administrarla con una eficacia extrema. El “10” maneja los hilos y el resto rápidamente entra en su sintonía. Todo fluye naturalmente y así es más fácil llegar al gol.
La otra clave de la Lepra es tener un nueve goleador. Juan Ignacio Ramírez no es un jugador vistoso, pero tiene todos los requisitos necesarios para un centrodelantero. Tiene potencia, sabe ubicarse dentro del área y su instinto goleador hace el resto.
A los siete minutos hubo una combinación perfecta. Martino se proyectó como muchas otras veces, combinó con Franco Díaz y fue a buscar la pared, pero el ex Platense prefirió darle la pelota a Banega para que le dé mayor valor. Y el pase de primera de Ever fue un lujo, el toque hacia adentro de Martino fue exacto y cuando la pelota tocó el botín de Ramírez, el destino de red fue inevitable.
Y cuando moría el primer tiempo. El Colo recibió la pelota fuera del área y se tuvo fe. L edio con potencia y sorprendió a Campisi, que puso flojas las manos y permitió un 2-0 tranquilizante antes de irse al vestuario.
La otra virtud leprosa también la destaca Larriera tras cada partido. Y es la seguridad defensiva. Los rivales primero deben pasar las corridas del Pitbull Fernández Cedrés, y cuando lo logran chocan con la firmeza de Velázquez y Glavinovich, además de la seguridad de Macagno, quien siempre mete una buena atajada, como el vuelo para evitar un gol de Morales, y además es seguro de arriba.
La vulnerabilidad leprosa fue por afuera. A Méndez lo duplicaron con Gamba y los hermanos Pittón y May casi nunca pudo llegar en ayuda. Desde allí hubo mucho centro de Unión o inicio de ataques con pinta de complicados, pero siempre hubo algún bloqueo o despeje.
La noche leprosa pintaba para ser perfecta y el hat-trick de Ramírez lo ratificó. Banega dio otra muestra de elegancia, inteligencia y precisión y comendó un ataque para la subida del incansable Martino, quien se cayó en un posible penal, pero se levantó y sacó un centro preciso para Ramírez. Preparen, apunten, gol. Otra vez el Colo mandó la pelota a la red y metió un triplete desmoralizante para cualquier idea de Unión de recuperarse.
El descuento de Unión llegó cuando Larriera recurrió al recambio para darle de descanso a Banega, el Pitbull, Ramírez y Díaz, pero Newell’s terminó bien parado y con chances de aumentar la cuenta. Aunque nadie quiso quitarle la exclusividad goleadora al Colo, que tuvo una noche perfecta para mantener a Newell’s en lo alto de la tabla y con los hinchas cada día más ilusionados.