Osvaldo «Patato» Ceresole declaró este viernes como imputado. Es el responsable legal del predio allanado por la Policía Federal. Quien se presume es el dueño real, «Cachiporri» Nudel, dijo que se gana la vida «jugando al truco por plata». El dueño del campo en la mira de los investigadores.

Este viernes a las 14 horas salió esposado de los tribunales federales de Santa Fe el abogado local Osvaldo Ceresole. Lo esperaba un utilitario sin identificación del Policía Federal, sobre calle 9 de julio en la capital provincial. Zona Critica, único medio presente registró la salida del letrado que quedó imputado en la causa por el «Vivero Narco», cuyo epicentro es un predio ubicado en Arroyo Leyes, sobre la ruta provincial y tiene un apéndice más pequeño en una vivienda cercana al Parque Garay, sobre la calle Santiago del Estero al 3.600.

Ceresole no fue encontrado en su casa de Ricardo Aldao al 400 el martes cuando lo fue a buscar una delegación de la PFA. Su esposa informó que se había ido a pescar a Buenos Aires. Sin embargo, entro de la casa los pesquisas secuestraron información valiosa para la causa, como los registros de inscripción en el Instituto Nacional de Semillas de la Nación y un acuerdo con una empresa local llamada Conectar Web, de la ciudad de Santa Fe, dedicada a la experimentación cannábica y que, se supone, le dio el know how a los interesados en montar el predio.

Ceresole, a quien su vieja barra de amigos de Guadalupe apodó «Patato», es un abogado dedicado a los accidentes de tránsito y juicios laborales. En la Afip está registrado en la Categoría A del Monotributo, cuya actividad principal son los «Servicios Jurídicos» y la secundaria «la producción de cultivos agrícolas». Una fuente de la causa manifestó que «de arranque se usaron 500 mil dólares para el emprendimiento y luego otros tantos, cerca de mayo del año pasado. Hubo dos cosechas en todo este tiempo, Imposible que un monotributista casi indigente lo pueda solventar», dijeron a este medio. El campo de Arroyo Leyes no sólo tenia personal dedicado a los plantines sino también personas armadas con chalecos y handys. En promedio se les pagaba entre 40 mil y 50 mil pesos por semana. La hipótesis es que el dominio del negocio lo tenía Nudel y, posiblemente un inversor de una localidad cercana, de fuerte impulso agrícola. «Cachiporri confía en dos laderos que le manejaban la plata y daban préstamos, conocidos como «Santi» y «Pipi», comenta un viejo delincuente retirado del ambiente. «Pipi es millonario, controla todo lo que es carreras de caballos clandestinos, en la zona de San Agustín. Últimamente se lo veía mucho con Víctor «Puchinga» Almirón, ex condenado por tráfico de drogas, quien supo tener un hipódromo clandestino en la Nueva Tablada».

En su indagatoria Nudel declaró que se medio de vida se basaba en el dinero que obtenía en torneos de truco. Algo de ello es correcto: Cachiporri solía organizar torneos donde de apostaba fuerte. La noche anterior al allanamiento a su casa y otros domicilios había participado de un evento de fulleros, con asado y una mesa bien regada. Volvió a su casa a las 4 de la mañana y olfateó que lo estaba esperando en los alrededores. Entró en la quinta y se retiró en la camioneta. Luego de seguirlo por varios minutos un coche de la PFA se le cruzó en la zona del Ateneo Inmaculada. Lo bajaron del vehículo y quedó detenido.

H.M.G (contacto@zonacriticaonline.com)