Un equipo interdisciplinario de especialistas del Conicet, liderado por Fernando Novas, investigador del Consejo en el Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia”, descubrió restos fósiles de insectos en rocas de la Formación Chorrillo. El hallazgo científico fue publicado en la revista Nature Communications Biology y podría completar la historia de un ecosistema perteneciente a la Patagonia argentina que data de aproximadamente 70 millones de años.
El sitio geográfico se encuentra ubicado unos 30 kilómetros de El Calafate, en la región sudoeste de la provincia de Santa Cruz. Se trata de un lugar de difícil acceso, donde la naturaleza toma protagonismo y plantea diversos desafíos. No obstante, para el equipo, la travesía dio sus frutos: “Valió la pena, no solo por estar frente a un paisaje imponente, sino también por la abundancia de fósiles que hallamos”, resalta Novas.
Allí, entre 2018 y 2019, el equipo de paleontólogos dio con los restos óseos del Nullotitan glaciaris, un dinosaurio saurópodo de gran tamaño descubierto originalmente por el geólogo argentino Francisco Nullo, en el año 1980.
Con el correr de las expediciones, además, lograron recolectar una gran cantidad de material, que incluye huesos de dinosaurios gigantes, tanto herbívoros como carnívoros, fósiles de otros animales, como ranas y peces, dientes de mamíferos, caracoles terrestres y acuáticos, y restos de plantas. “Nos dio un marco general de cómo era el ambiente, de cómo eran los distintos componentes de un antiguo ecosistema que existía en el sur argentino inmediatamente antes de la extinción de los dinosaurios”, destaca Federico Agnolín, investigador del Conicet y coautor del trabajo.
Sin embargo, lo más sorprendente sucedió durante el análisis de las más de 60 muestras de rocas recolectadas en la formación Chorrillo: “Procesamos muestras para tratar de recuperar restos microscópicos de plantas, tales como granos de polen y esporas de helechos, y para nuestra sorpresa aparecieron restos microscópicos de esqueletos quitinosos en excelente estado de conservación”, resalta la experta en polen fósil Valeria Pérez Loinaze, investigadora del Conicet.
Por esto, el estudio publicado advierte a los paleoentomólogos del mundo sobre la potencialidad de hallar restos de insectos siguiendo los mismos métodos. “No estamos hablando de insectos en ámbar–resina fósil–, sino de restos conservados, en tres dimensiones, en rocas de aspecto normal”, indica Novas. Y agrega: “Es muy probable que restos de este tipo se estén pasando por alto en la investigación de insectos fósiles, ya que aparecieron en preparaciones en donde lo común es buscar restos vegetales, y no insectos”.
Los insectos del Cretácico
Como explica el investigador Ezequiel Vera, las faunas de insectos de fines del Cretácico son poco conocidas en todo el mundo. “Particularmente, en el hemisferio sur existe una brecha con respecto a las faunas de insectos de la última parte del período Cretácico”, afirma.
Mediante la implementación de las metodologías palinológicas habituales el equipo de trabajo logró poner fin a este desconocimiento con la identificación de fósiles correspondientes a insectos acuáticos del período Cretácico. “Algo interesante de destacar es que esta fauna de insectos acuáticos se encontró en rocas en donde abundan fósiles de plantas que habitaban lagunas, y que muy posiblemente sirvieron como alimento y refugio de estos invertebrados”, comenta Vera.
Los restos de insectos fueron montados en plaquetas de vidrio para ser analizados bajo el microscopio. Se efectuaron exhaustivas comparaciones con otros insectos fósiles y vivientes, tarea en la que intervinieron los entomólogos Julieta Massaferro del Programa del Departamento Conservación y Educación Ambiental del Parque Nacional Nahuel Huapi y Mateo Monferrán, Lara Sabater y Oscar Gallego, especialistas en el Centro de Ecología Aplicada del Litoral, con el objetivo de determinar las relaciones de parentesco de los organismos hallados.
El conjunto fósil descubierto incluye fragmentos de cabezas, alas y escamas que permiten la determinación de las principales agrupaciones de insectos: los quironómidos (dípteros parecidos a mosquitos, pero que no se alimentan de sangre), lepidópteros (mariposas y polillas), y efemerópteros (efímeras, parientes lejanos de las libélulas). También se identificaron varios especímenes incompletos que no pudieron ser clasificados dentro de la gran diversidad de insectos.
Los resultados del estudio mostraron que los quironómidos descubiertos en la formación Chorrillo presentan similitudes con animales que, en la actualidad, habitan la región de Australasia. “Este hecho resulta significativo, porque consiste en una nueva evidencia sobre las relaciones entre las faunas de dicha región con las del extremo sur de Sudamérica”, puntualiza Novas
Cabe destacar que, como prólogo a este descubrimiento, el equipo dirigido por Novas publicó en el año 2023 otro hallazgo realizado en el mismo sitio, donde el protagonista fue un pequeño molar de mamífero similar al ornitorrinco australiano. “Una de las fuentes de alimento que poseen los ornitorrincos vivientes son los quironómidos”, explica Novas. Y continúa: “Este nuevo aporte no sólo brinda información sobre el grupo de los insectos, sino que permite comprender el rol ecológico que cumplieron dichos organismos en ese ecosistema prehistórico del sur argentino”.
Hacia el futuro
Para Novas el inesperado descubrimiento de estos restos microscópicos en los yacimientos de El Chorrillo no solo ubica a la provincia de Santa Cruz en un potencial centro de investigaciones en materia paleontológica, sino que, además, “anima a los paleoentomólogos a una búsqueda exhaustiva de restos de insectos en unidades geológicas de diferentes edades”. Y agrega: “Esto podría proporcionar una forma única de ampliar nuestro conocimiento sobre la diversidad pasada de diferentes grupos de insectos”.
Para el paleontólogo, la abundancia de restos quitinosos en los yacimientos de Chorrillo promete nuevos descubrimientos. Por este motivo, y de cara al futuro, se plantea profundizar el tema en posteriores investigaciones de campo: “Sin duda, estas rocas que asoman al sur de El Calafate pueden ofrecer pistas novedosas acerca de las causas que motivaron la extinción de los dinosaurios y de otros organismos a fines de la Era Mesozoica”, concluye Novas.
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