En en un marco de posiciones divididas que dejan entrever una panorama de extrema paridad de cara a la firma del dictamen, la comisión bicameral permanente de Trámite Legislativo se constituirá formalmente este jueves y se dará así el puntapié inicial al tratamiento del mega DNU 70 de desregulación económica que el Gobierno nacional dictó en diciembre pasado.
La reunión para la conformación de la bicameral se llevará a cabo a partir de las 12 en el Salón Arturo Illia del Senado, y se espera que cumplido ese trámite se inicie la discusión sobre la validez o no del mega decreto de necesidad y urgencia que está en vigencia desde el 28 de diciembre pasado.
También se debatirá sobre si cumple con los requisitos de necesidad y urgencia y si no legisla sobre materias que la Constitución veda.
La comisión tendrá en teoría diez días para dictaminar (es decir, hasta el 7 de marzo), aunque el manejo de los tiempos estará en manos del oficialismo, que reclama la presidencia del cuerpo y propone al senador Juan Carlos Pagotto (aunque en el radicalismo hay reparos sobre esa decisión ya que el libertario es nuevo en la Cámara y el reglamento es claro respecto de no encumbrar a representantes sin experiencia).
La conformación de la bicameral se activó luego de que el presidente de la Cámara baja, Martín Menem, diera a conocer los nombres de los ocho diputados que integrarán la comisión junto a los ocho senadores anunciados el 2 de enero pasado por la vicepresidenta y titular del Senado, Victoria Villarruel.
De los 16 miembros totales, Unión por la Patria tendrá seis representantes, en tanto que tres serán de La Libertad Avanza, dos del PRO, dos de la UCR, uno de Hacemos Coalición Federal, uno de Cambio Federal y otro de Unidad Federal.
Por el Senado integrarán la bicameral Juan Carlos Pagotto (LLA), Víctor Zimmermann (UCR), Luis Juez (PRO), Juan Carlos Romero (CF), Carlos “Camau” Espínola (UF), y Anabel Fernández Sagasti, Mariano Recalde y María Teresa González, de UP.
Por Diputados, serán parte el jefe de bancada libertaria, Oscar Zago; y el correntino Lisandro Almirón, por el oficialismo; Hernán Lombardi, por el PRO; el catamarqueño Francisco Monti; por el radicalismo; Nicolás Massot, de Hacemos Coalición Federal; y Carolina Gaillard, Ramiro Gutiérrez y Vanesa Siley, por Unión por la Patria.
Entre La Libertad Avanza, el PRO y Cambio Federal, que son los sectores que están decididamente a favor del DNU, suman seis voluntades, la misma cantidad que los representantes de Unión por la Patria que están firmemente en contra.
Los votos clave serán entonces los restantes cuatro integrantes de las fuerzas intermedias, que inclinarán la balanza para uno u otro lado. Se trata de los senadores Zimmerman y Camau Espínola y los diputados Monti y Massot.
La definición de la nómina de ocho integrantes de la Cámara de Diputados para conformar la comisión bicameral se estiró más de la cuenta porque quedó enredada en una puja entre Menem y la bancada liderada por Germán Martínez, que a través de varios pedidos formales presionó infructuosamente para que le concedieran cuatro lugares.
El miércoles de la semana pasada, después de pisar la definición y con el plazo sobradamente vencido para conformar la bicameral, sumado a un pedido del radicalismo para que apurara el trámite, el titular de la Cámara baja le envió una misiva al diputado kirchnerista para rechazar la petición.
Y finalmente el lunes el riojano comunicó oficialmente la nómina de ocho diputados nacionales para la bicameral, con tres cupos para Unión por la Patria.
Al margen del tratamiento en la comisión, al ya haberse vencido los plazos para la conformación de la bicameral, el Senado -que es la cámara por la que el DNU ingresó- está habilitado para abordarlo directamente en el recinto.
El oficialismo intentará dilatar lo más posible ese escenario, ya que Unión por la Patria tiene 33 senadores y está a tan sólo cuatro votos de lograr la mayoría necesaria para rechazar el DNU. Alllí, las perspectivas son buenas para la fuerza opositora.
De todos modos, para poder invalidar el decreto se requiere el rechazo de ambas cámaras (de lo contrario queda definitivamente avalado y vigente), por lo que si el Senado avanzara en esa dirección luego el oficialismo podría juntar una mayoría junto a los bloques de la oposición dialoguista para aprobarlo.