La historia reciente señala que, tras varias y nutridas asambleas en las instalaciones del diario La Capital sobre la imperiosa necesidad de discutir y acordar la paritaria salarial de las y los trabajadores de prensa, la situación laboral entró en delicado cono de sombras.
El Sindicato de Prensa Rosario (SPR) planteó, debatió y propuso un conjunto de alternativas para arribar a un nuevo acuerdo salarial en el marco de una inflación descontrolada.
«Nadie, absolutamente nadie, podrá esgrimir falta de paciencia en esta discusión. Somos conscientes del contexto político, social y económico en el cual vivimos. Pero no vamos a tolerar que el ajuste lo paguemos nosotros”, disparó contundente el secretario General del gremio, Edgardo Carmona.
Es que las dilaciones, la falta de organización interna y los desmanejos económicos y financieros del decano de la prensa argentina pretenden ser presentados como argumentos patronales de la situación actual.
En realidad fungen como excusas de vuelo corto ante una realidad difícil (por no decir imposible) de ser tapada con las manos.
Como sea, el escenario, complejo por donde se lo mire, expone que no sólo no hay acuerdo salarial, sino que además la empresa hizo saber que le “sobran 50 trabajadores”.
Más allá de la bravuconada, es posible pensar que patronal fije un piso alto de “retiros” para luego acordar un número menor y ser expuesto como una negociación.
“Le decimos a la empresa que no vamos a tolerar ni un solo despido. Sin hay retiros voluntarios tiene que cumplir dos condiciones: primero se va el que quiere irse; segundo se le debe pagar lo que corresponde en el marco de una negociación; esto no es una timba”, remarcó Carmona.
Como si esto no alcanzara para entender la gravedad del conflicto, el preciso recordar que la empresa que edita el diario La Capital tiene con la Obra Social del Personal de Prensa Rosario (Ospro) una deuda varias veces millonaria.
Esta verdadera atrocidad no es sólo el daño económico (por demás mayúsculo) sino que, además, pone en peligro la atención en materia sanitaria a toda la familia de las y los trabajadores de prensa.
Se sabe que no existe sensibilidad alguna en algunos empresarios de medios de la ciudad de Rosario. Quienes, sin embargo, ostentan, como mérito propio la compra de otros medios a lo largo y ancho del país, explotando a sus trabajadores al borde del delito.
En ese marco, la ruidosa protesta de las y los trabajadores de prensa se instaló desde la mañana temprano de este jueves en la puerta del Ministerio de Trabajo de la Nación (ahora devenido secretaría).
Tras una, por momentos, explosiva audiencia se pasó a cuarto intermedio hasta el próximo miércoles en la misma dependencia estatal.
Sin demasiadas expectativas favorables en el horizonte, el conflicto, se presume, podría escalar.
No sería extraño, conociendo la inoperancia e incapacidad de las patronales de medios de comunicación, muchos más afectos a los negocios que la producción periodística.
Como sea, esta historia continuará.