El mieloma múltiple es una enfermedad oncohematológica que se origina cuando las células plasmáticas se vuelven cancerosas y crecen descontroladamente. Estas son un componente del sistema inmunológico y se producen en el tejido blando dentro de los huesos conocido como médula ósea.
En Argentina, hay alrededor de 1.300 nuevos casos por año, pero expertos reunidos días atrás en un evento científico en la Sociedad Argentina de Hematología sostuvieron que se avanzó significativamente en el manejo de la enfermedad.
Durante el evento científico, organizado por Johnson & Johnson, reconocidos hematólogos aseguraron que el primer paso para el éxito terapéutico es diagnosticar a tiempo al paciente y tipificar adecuadamente su enfermedad.
“Si el diagnóstico se da a tiempo, sospechándolo ante las primeras manifestaciones de la enfermedad, se habrá ganado tiempo valioso. También será vital determinar la genética del mieloma en ese paciente, para establecer su perfil de riesgo y, a partir de allí, comenzar a diseñar esquemas terapéuticos, consensuarlos con el paciente e iniciarlos sin demoras”, describió la Dra. Dorotea Fantl, Consultora y Staff de la Sección Hematología del Hospital Italiano de Buenos Aires, asesora de la Fundación Argentina de Mieloma y ex Presidente de la Sociedad Argentina de Hematología.
El diagnóstico de mieloma múltiple requiere del estado de alerta de distintos profesionales de la salud: “Desde el técnico de laboratorio que puede detectar niveles alterados de proteínas, calcio o anemia en un estudio de sangre de rutina, pasando el especialista en diagnóstico por imágenes, que puede identificar lesiones óseas que le llamen la atención o el clínico o infectólogo que sospeche que infecciones a repetición podrían estar señalando una enfermedad oncohematológica. También es clave el rol del geriatra, que tiene una mirada integral de la salud de su paciente adulto mayor”, sostuvo el Dr. Ariel Corzo, médico hematólogo, Staff y Jefe de Consultorios Externos de Oncohematología del Hospital de Clínicas ‘José de San Martín’.
Uno de los factores de riesgo de desarrollar esta enfermedad es la edad, debido a que se presenta, por lo general, a partir de los 69 años. “Al ser una enfermedad de adultos mayores, estos suelen llegar a la consulta con otras comorbilidades, en ocasiones polimedicados, a veces en óptimo estado de salud, pero otras veces con determinados grados de fragilidad y/o pérdida de autonomía”, describió la Dra. Fantl.
El tratamiento de cada paciente, por lo tanto, es sumamente personalizado, considerando factores como edad, estado de salud, resultados de análisis de sangre y médula ósea, síntomas, tratamiento previo del mieloma y preferencias personales y de calidad de vida.
El Dr. Corzo, quien también es integrante de la Comisión Directiva del Grupo Latinoamericano de Mieloma Múltiple (GELAMM), detalló: «La adherencia al tratamiento puede verse desafiada por aspectos como la toxicidad del tratamiento, dificultades para trasladarse y acceder al centro donde se administra el tratamiento, el impacto en la actividad laboral y obstáculos en el acceso y la cobertura de la medicación, entre otros aspectos. Es importante considerar todas estas posibilidades y conversarlas con el paciente antes de indicar una terapia porque su cumplimiento es fundamental para alcanzar el objetivo terapéutico buscado”.
Existen diversos tipos de tratamiento, como quimioterapia, anticuerpos monoclonales, inmunoterapia y trasplante de médula ósea, que pueden indicarse solos o en combinación.
“Hoy contamos con opciones que permiten que un porcentaje elevado de pacientes alcance lo que se denomina ‘enfermedad mínima residual negativa’, que consiste en que -a través de técnicas de laboratorio sumamente precisas- no se hallen rastros de células enfermas dentro ni fuera de la médula ósea. Hoy sabemos que alcanzar esa meta y sostenerla en el tiempo se asocia con mejor pronóstico y más chances de lograr un control profundo a largo plazo”, explicó el Dr. Corzo.
En tanto, la Dra Fanti dijo: «De todos modos, esta es una enfermedad en la que es frecuente que existan recaídas y se deba cambiar de terapia, por eso es auspicioso que siga habiendo innovación en mieloma y que sigan llegando al país medicaciones con distintos mecanismos de acción que pueden ser utilizados en distintas líneas de tratamiento, para diferentes etapas de la enfermedad y biomarcadores, de manera de seguir teniendo opciones cada vez que una terapia deja de hacer efecto en un paciente”.